Según el estimador global de actividad económica regional (Monitor de Provincias), todas las regiones muestran caída y posterior recuperación. La Patagonia exhibe la peor performance y Buenos Aires (Ciudad y Provincia en conjunto) presenta un desempeño similar al resto de las provincias, pese a que sus indicadores de movilidad y de consumo energético son más débiles que el resto.
Este indicador – recuerda el informe del IERAL de la Fundación Mediterránea- contiene datos vinculados con las ventas en supermercados, en la que Buenos Aires (Ciudad y Provincia) presentan una performance comparable a la de otras provincias.
Tomando en cuenta las ventas externas, expresadas en pesos y netas de inflación, como un indicador del poder de compra de los exportadores, se registra en relación a febrero un mejor desempeño en el agro y la agro-industria pampeana y también en frutas y hortalizas, caso de porotos y ajos. Otros sectores, en especial el automotriz, presentan una floja performance. Así, tampoco la actividad de exportación a podido jugar un rol de sostén en Buenos Aires, pese a la presencia de su agroindustria.
De allí que comiencen a cobrar cada vez mayor importancia las transferencias discrecionales que efectúa la Nación. Estimaciones provisorias indican que el segundo trimestre, la provincia de Buenos Aires ha recibido fondos adicionales equivalentes a 1,1% de su PBG (anualizado, más de un 4%), duplicando en términos de sus respectivos PBG los asignados al resto de la región pampeana o a Cuyo.
El principio de arreglo de la deuda despeja los vencimientos hasta 2025, pero también ayudará a focalizar mejor los problemas del presente. cuando el acuerdo termine de ser formalizado, quedará un camino despejado en materia de vencimientos de deuda externa.
Hasta 2024 inclusive, el estado nacional tendrá que derivar recursos por este motivo por sólo 5,6 mil millones de dólares, de los cuales más de la mitad en realidad deberán ser desembolsados en 2024, en el primer año de la próxima gestión presidencial.
El gobierno actual sí deberá ocuparse de refinanciar los compromisos con el FMI, que pegan fuerte en 2022 y 2023, ya que, si esa tarea se pospone, afectará las expectativas a partir de algún momento de 2021, complicando la economía en el año electoral.