Los laboristas, muy atrás en las encuestas hace apenas un mes, hicieron una elección sorprendente y ahora condicionarán cada paso de la negociación por el Brexit. Toda la oposición reclamó la renuncia de la Primer Ministro, alegando su nueva debilidad. May rechazó la pretensión y pedirá autorización a la Reina para formar nuevo gobierno.
Pero sin duda, la nueva etapa nace herida en un ala, mientras el ámbito financiero soportaba una fuerte caída en la cotización de la libra esterlina.
Toda una humillación para Theresa May quien con mayoría propia convocó a comicios generales segura de ampliarla. En cambio, perdió poder y en Bruselas toda la burocracia comunitaria celebra. Será difícil ahora que “se levante de la mesa dando un portazo”.
Hay sin embargo una duda en el continente: si las negociaciones de salida comenzarán el 19 de este mes como estaba previsto, o si el nuevo escenario impondrá una demora. Hasta ahora los lineamientos perseguidos por los británicos para su salida del bloque eran poco –o nada- conocidos. Desde ahora, serán más inciertos todavía.
Para tener mayoría propia, un partido debe obtener al menos 326 bancas (el Conservador logró 318). La otra sorpresa de estos comicios fueron las derrotas de distinguidos dirigentes como el Liberal Democrático Nick Clegg y Alex Salmond del Partido Nacional de Escocia. Si se confirma el escrutinio, finalmente los conservadores tendrán 42% del total de votos, y los laboristas, 40%.
Con estos resultados, la incertidumbre campea sobre la política británica, y en buena medida sobre las relaciones futuras con la Unión Europea. Las negociaciones entre ambas partes, pasarán ahora por un Parlamento nada dócil para la primer ministro. Aun contando con el potencial apoyo del Unionismo de Irlanda del Norte, lo que no está automáticamente garantizado.
El foco se desplazará, desde este domingo próximo a Francia, donde también habrá elecciones, en este caso de renovación parlamentaria. Y el flamante presidente Emmanuel Macron, tiene excelentes perspectivas de ganar e imponer a sus candidatos parlamentarios, en desmedro de los partidos tradicionales.