<p>La reunión de Unasur, sostienen varios observadores latinoamericanos, podría ser preludio de deserciones en la OEA, relacionadas con la ambigüedad de Estados Unidos, México y otros miembros. Tanto respecto del golpe hondureño como del avance militar norteamericano en Colombia, tema que preocupa esencialmente a Brasil, la potencia regional.<br />
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Pero resulta claro que mientras la apertura de más bases militares en territorio colombiano es mal vista en buena parte de Sudamérica, la consolidación de los golpistas hondureños desvela a pocos países. Entretanto, el presidente Obama tiene demasiados problemas internos, empezando por una campaña republicana sucia –fogoneada por Richard Cheney- que ahora pivotea en el seguro médico.<br />
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Complicado en varios frentes, Washington desiste de crear una red estatal de salud como opción a las prestaciones privadas, el gran negocio de la medicina rentada. Lo peor es que el anuncio admite lo inadmisible: bajar tensiones y divisiones en el país. Dicho de otro modo, Obama no se siente fuerte ante una virtual coalición entre conservadores republicanos y demócratas.<br />
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Tocó a Kathleen Sebelius, secretaria de salud, sostener que el seguro público no es alterativa esencial. Pero, no mucho antes, el presidente afirmaba lo contrario. Ahora el gobierno prefiere un sistema de cooperativas, como instrumento para no entregar el nuevo mercado totalmente a los prestadores privados.<br />
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Nadie sabe ahora a ciencia cierta qué futuro les espera a 46 millones de norteamericanos sin cobertura médica básica. Ante ello, los desaguisados latinoamericanos o el deterioro regional de EE.UU. no pesan como debieran. Tampoco el riesgo de que la OEA se fragmente.</p>
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Agosto no pinta bien para Barack Obama
Primero, cede parcialmente en el seguro de salud. Después, sus relaciones con Hillary Rodham Clinton se enfrían. Por otra parte, no sabe qué hacer con Honduras, Colombia y una potencial crisis en la Organización de Estados Americanos.