Afecta a los pobres del mundo la especulación sojera que desató el conflicto gobierno-campo

El paro agropecuario aportó un 5 % en el mercado de futuros al encarecimiento de la soja justo cuando, como presidenta del tercer productor mundial, Cristina habla en Naciones Unidas de alimentación y pobreza.

29 mayo, 2008

<p>En Roma, la asamblea mundial de la Conferencia de Alto Nivel de la FAO seguir&aacute; con atenci&oacute;n cada palabra que pronunciar&aacute; en su discurso la presidenta del tercer exportador de soja del planeta, que dej&oacute; de abastecer al mercado de alimentos por un conflicto interno entre el gobierno y los productores: Cristina Kirchner.</p>
<p>La organizaci&oacute;n de Naciones Unidas que se ocupa de la agricultura y la alimentaci&oacute;n sigue con suma preocupaci&oacute;n la tensa pulseada pol&iacute;tica por las retenciones m&oacute;viles en las tierras australes, porque la ausencia de la oleaginosa argentina en un desequilibrado mercado se convirti&oacute; en un factor de especulaci&oacute;n para las operaciones a t&eacute;rmino. </p>
<p>En una semana, la soja aument&oacute; 5 % en Chicago como consecuencia del incierto corte de entregas desde Argentina, donde el enfrentamiento entre productores y gobierno que lleva casi tres meses afecta directamente el per&iacute;odo de transacciones internacionales que abarca hasta julio, debido a que se toman como referencia las cosechas latinoamericanas, en las que junto con Brasil el pa&iacute;s es proveedor excluyente. Luego, para las compras a futuro, hacia noviembre priva en los c&aacute;lculos tentativos la producci&oacute;n norteamericana.</p>
<p>Los sat&eacute;lites que consultan los exportadores muestran que la superficie sembrada con soja en Argentina mejorar&aacute; a&uacute;n la performance de la campa&ntilde;a pasada, dato que sorprendi&oacute; porque las primeras estimaciones daban un avance del ma&iacute;z en tierras donde se levant&oacute; soja. Pero a &uacute;ltimo momento hubo un vuelco por complicaciones para implantar ma&iacute;z en el <em>corn belt</em>, pese a conocerse la decisi&oacute;n del gobierno de imponer retenciones m&oacute;viles, que es el eje de la disputa &quot;a muerte&quot; en el campo.</p>
<p>Pero con la venta de la cosecha interrumpida por un conflicto al que no se le ve salida clara, los <em>bushels</em> de soja made in Argentina no se suman a la pizarra global y los operadores &quot;timbean&quot; del otro lado de la l&iacute;nea del Ecuador. <br />
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<p><strong>"Yuyos" al fuego</strong></p><p>La repercusión sobre los pobres de latitudes castigadas por ese flagelo es directa: la soja argentina es la leña que se echa al fuego de la crisis alimentaria mundial. </p><p>Del último informe de la FAO (la Organización de Agricultura y Alimentos de la ONU) ante el que disertará la presidenta Kirchner en Roma surge que los alimentos se encarecerán 40 %, efecto que se descargará principalmente sobre los 1.000 millones de habitantes de los países más, que destinaron el año pasado US$ 169.000 millones a comprarlos: cuatro veces más que en el 2000. Cristina se anoticiará en Roma que 82 países quedarán fuera en el 2008 del presupuesto básico alimenticio.</p><p>A decir verdad, el arreglo inmediato del conflicto con el agro no modificará en mucho esa aplastante perspectiva, pero sí aliviará de momento la especulación que genera en el mercado de futuros y por ende en el precio de la oleaginosa.</p><p>En rigor, vaticinios serios sobre la crisis alimentaria global por el encarecimiento de los <em>commodities</em>, como los de Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, la proyectan como mínimo siete años, sin que luego los precios vuelvan al 2004.</p><p>La brisa que se espera para el año que viene y el siguiente sería que haya más oferta. Aunque coyunturalmente, Argentina la está mezquinando. Para que se concrete ese refuerzo de las cosechas, además de encomendarse al clima, el Banco Mundial propugna un agresivo incentivo a la siembra por parte de los gobiernos de los países productores. Pasaría por eliminar todos los impuestos, incluidas las llamadas retenciones. </p><p>De momento, las consecuencias directas del retiro argentino por tiempo incierto de las exportaciones mundiales de soja han sido una búsqueda de fuentes alternativas de provisión por parte de los compradores chinos, según se publica en el <em>Financial Times.</em></p><p>El tema se sigue con especial cuidado en las oficinas vinculadas al comercio exterior, porque las ventas a China de soja, entre porotos, aceites y harinas, suman US$ 10.000 millones al año. <br /></p>

<p>China, junto con la India, son los grandes responsables de este notable ciclo de escalada de los precios de los alimentos. Pero tampoco su situación interna da para más, ya que por el peso del vital rubro las predicciones del índice de precios al consumidor para este año saltaron a  8.5%, comparado con el 3% de 2007. La inflación India también se disparó a 7,8% cuando el año pasado fue de poco más que 5%. </p><p>En el orden local, el paro agropecuario ha cruzado de brazos también a las compañías exportadoras, que durante la tregua vendían US$ 100 millones diarios, el doble que el año pasado, para usar los pesos en comprar cosecha. De paso, abastecían al mercado cambiario, cuya demanda (en gran medida alentada por la inflación) tiene que ser cubierta para evitar una devaluación con las reservas del Banco Central.</p><p><strong>Choque de civilizaciones</strong></p><p>Los números gruesos que manejan las cerealeras no parecen justificar semejante choque de intereses entre gobierno y productores. Estiman la oleaginosa en 47 millones de toneladas, y un precio FOB de 470 dólares. En ese caso, el ingreso bruto sería de 24.000 millones de dólares. Para el maíz calculan 23 millones de toneladas que, al excepcional valor de 250 dólares, sumarían 6.000 millones. Soja y maíz solos juntarían 30.000 millones de dólares, 60% más que el total del 2007. </p><p>Según Bloomberg, Argentina es el tercer exportador de soja del mundo detrás de EE.UU. y Brasil, y el segundo mayor exportador de maíz después de EE.UU.  </p><p>La perduración del paro agropecuario y su incierto desenlace, justo cuando la cosecha nacional asume el mayor protagonismo hemisférico al ser de contraestación, templó el mercado de futuros y lo echo a rodar. El principio de todo comercio reside en que la ganancia aparece cuando el río se revuelve, y son los "adelantados" (o sea los que operan a futuro) quienes se encargan de activar cualquier movimiento. Argentina está dándoles una valiosa excusa para "barrenar" en medio de la gran ola alcista.</p><p>De cumplirse el pronóstico que el auge de los commodities se prolongará hasta 2015, el hambre mundial y la repercusión en los países centrales y emergentes conmocionarían la política internacional llevándola hacia derivaciones impredecibles. </p><p> </p>

<p>De ahí que haya empezado a gestarse una corriente de opinión de alto vuelo que ha hecho crecer en el mundo la certeza de que, como la explosión de precios de los <em>commodities</em>, petróleo y alimentos principalmente, tiene la misma raíz que la inmobiliaria, que provocó la crisis subprime: la especulación financiera, la pócima que la desactive se cultivará en un inevitable proceso de retracción en ciernes.</p>
<p>George Soros acaba de diagnosticar que el ascenso del petróleo irá perdiendo fuerza a medida que las economías norteamericana y británica hayan completado el aterrizaje y los inversionistas que acumularon contratos de commodities empiecen a desprenderse ante el aflojamiento de la demanda. En Estados Unidos ya se siente el menor consumo de naftas por la retracción de los automovilistas frente al costo del combustible y, en general, la tasa de crecimiento resulta ya la más baja del quinquenio.</p>
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