<p>Pero el gobierno y la dirigencia política le reprochan al emisor no mostrarse lo bastante proactivo en cuanto a neutralizar un fenómeno que inquieta a la opinión pública. “El banco central debiera apoyarnos, desde el terreno monetario, a superar esta deflación”, sostuvo Naoto Kan, viceprimer ministro. Similar actitud adoptó Hirohisa Fujii, titular de hacienda.<br />
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La junta de política monetaria del emisor decidió mantener en 0,1% anual la tasa básica. En realidad, la entidad se contradijo entre el viernes (diagnóstico deflacionario) y el domingo, al sostener el tipo referencial arguyendo “posibilidades de rebote inflacionario”. <br />
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A criterio del banco central, el alza de productos primarios apunta en ese sentido. Pero las expectativas de los operadores financieros son bajas para el mediano y largo plazo. Por otra parte, el propio banco –en informes anteriores- no hacía alusión a riesgos inflacionarios.<br />
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Sea como fuere, el emisor “seguirá moviéndose en un contexto monetario flexible”. Pero no piensa tocar las tasas. En cuanto a los números reales, los precios minoristas han cedido 2,2% en el lapso octubre 2008-septiembre último. Como al banco central le gustan las ficciones estadigráficas de la Reserva Federal, tiene un indicador “pelado”, sin alimentos frescos ni combustibles, y aquel guarismo cede a 1%.<br />
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La divergencia clave entre el gabinete y el banco de Japón reside en un punto: ¿una política monetaria más flexible generará o no inflación, con fábricas ociosas y demanda de crédito floja? Lo cierto es que el producto bruto interno crecía a 4,8% de tasa anual en el trimestre julio a septiembre, penúltimo del año fiscal nipón. <br />
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Admite Tokio que la deflación está de vuelta
En su último diagnóstico, el banco de Japón puso en neutro las expectativas de riesgo inflacionario. En otras palabras, la tercera economía mundial muestra deflación por vez primera desde 2006, al culminar la contracción iniciada en 1991.