Adiós a las tarjetas para 27 millones de pequeñas firmas

Bancos y compañías que emitían tarjetas de crédito a empresas chicas aprietan fuerte a sus propios clientes. Al repercutir en el público, esto exacerba los problemas financieros creados por la recesión desde diciembre de 2007, que todavía no afloja.

21 junio, 2009

<p>El fen&oacute;meno castiga a m&aacute;s de 27 millones de usuarios, victimizados por emisores de dinero pl&aacute;stico que van cerrando la canilla en Estados Unidos. A fin de abril, 59% de firmas peque&ntilde;as usaban tarjetas de cr&eacute;dito para financiar operaciones cotidianas, contra 44% a diciembre de 2008. Pero seg&uacute;n estima la National Small Business Association, en 1993 esa proporci&oacute;n no sub&iacute;a de 16%.</p>
<p>El grupo significa hoy hasta 11% de ingresos para Visa y MasterCard, mientras no pasaba de 3% en 1998, de acuerdo con el informe Nilson sobre el segmentos. Entretanto, condiciones y costos de tarjetas han alcanzado niveles peores que leoninos a causa de la recesi&oacute;n. Adem&aacute;s, en seis meses hasta abril 75% de peque&ntilde;as empresas usuarias ha sufrido dr&aacute;sticos cortes en los l&iacute;mites de endeudamiento.</p>
<p>Eso no ser&iacute;a tan malo si hubiese otras formas accesibles de cr&eacute;dito. Pero bancas y compa&ntilde;&iacute;as emisoras &ndash;que se pasaban de generosas en los buenos tiempos- hoy le huyen a cualquier luz amarilla o roja. Como es habitual, los gerentes no quieren o no saben manejar riesgos.</p>
<p>Por supuesto, la gente es presionada por intereses crecientes y menor tolerancia a saldos deudores. Para peor, la peque&ntilde;a empresa no est&aacute; incluida en la reforma del sistema de tarjetas sancionada en mayo por Barack Obama. La ley limitar&aacute; comisiones y tasas excesivas sobre saldos desde el 4 de enero pr&oacute;ximo.</p>
<p>Ahora, una coalici&oacute;n bipartidaria de senadores trata de extender esa medida a las peque&ntilde;as empresas. Los bancos, claro, sostienen que las compa&ntilde;&iacute;as de tarjetas no tienen m&aacute;s remedio que actuar como lo hacen, pues no atinan a buscar salidas imaginativas. La insolvencia entre firmas usuarias supera 12% de saldos, o sea dos puntos sobre los recargos. Kenneth Clayton, vicepresidente para tarjetas en la American Bankers&rsquo; Association, se opone a aplicar la nueva ley a peque&ntilde;os negocios, &ldquo;porque ello trabar&iacute;a la gesti&oacute;n de riesgos&rdquo;.</p>
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Vale decir, la ABA quiere aumentar los costos cuanto sea necesario, aunque acabe con un segmento de la econom&iacute;a, cuyo auge data de los a&ntilde;os 90. Entonces, American Express ofreci&oacute; la primera tarjeta dirigida a empresas chicas, Luego, en 2001, naci&oacute; la audaz Advanta, orientada a clientes chicos.</p>
<p>En 2006, sus utilidades financieras saltaron 54% respecto de 2005 y su cartera pasaba el mill&oacute;n de clientes. A fin de 2007, la econom&iacute;a entr&oacute; en picada y se termin&oacute; la bonanza de Advanta. Muchos de sus clientes y usuarios ya no pudieron pagar en t&eacute;rmino. <br />
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