Una de las muchas teorías que circulan en Gran Bretaña para explicar la estrategia de Boris Johnson – que parece orientada a salir de la UE sin un acuerdo – es que el Primer Ministro está al servicio de los fondos de inversión, que aspiran a beneficiarse con la devaluación de la libra luego de un Brexit duro.
Improbable, pero basada en algunas realidades. En las primeras semanas después del referéndum, Crispin Odey, un prominente brexitero, se alzó con 200 millones de libras esterlinas apostando a una fuerte caída de la moneda nacional. Esa noticia volvió a aparecer la semana pasada, cuando la propia hermana del Primer Ministro especuló que su hermano estaba al servicio de “gente que ha invertido miles de millones a la devaluación de la libra por no salir con un acuerdo firmado”.
Esa idea fue tomada por Philip Hammond, ex canciller del país, quien escribió en The Times que “Johnson está respaldado por especuladores que han apostado millonadas a un Brexit duro y que para ellos hay una sola opción que funciona: un aterrizaje sin acuerdo que envíe la libra al suelo y la inflación al cielo”.
Desde entonces, el Partido laborista ha pedido que se investiguen los lazos de Jhonson con los fondos de inversión.