Según informó la compañía, el traspaso a MBS incluye también parte del personal técnico y las instalaciones especializadas que operaban desde Alemania. MBS, por su parte, forma parte de la firma alemana BCAST GmbH y posee una trayectoria de más de 40 años en servicios de radiodifusión y transporte de señales. La operación no incluyó satélites ni derechos orbitales, sino únicamente capacidades terrestres y digitales de valor agregado.
La decisión de SES se inscribe en una lógica más amplia: concentrar sus esfuerzos en el negocio satelital puro y dejar atrás las unidades intensivas en operación terrestre, en un contexto de creciente competencia con redes terrestres, plataformas OTT (Over-the-top) y servicios IP de distribución de video.
Una fusión que redefine el mapa orbital
En mayo de 2024, SES formalizó la fusión con su rival Intelsat, en una transacción valuada en US$ 3.100 millones, que dio origen a una de las mayores constelaciones satelitales geoestacionarias del mundo. La flota combinada comprende más de 100 satélites operativos —incluidos los nuevos SES-17, SES-18, SES-19 e Intelsat Galaxy—, con capacidad para cobertura global en banda C, Ku y Ka, y servicios en órbitas geoestacionaria (GEO) y media (MEO).
El nuevo conglomerado resultante de la integración busca enfrentar con mayor solidez los desafíos del mercado actual: la presión competitiva de constelaciones de órbita baja (LEO) como Starlink, OneWeb y Spacesail; el descenso sostenido en ingresos por televisión lineal; y la transición hacia modelos de conectividad de alta capacidad y baja latencia, exigidos por sectores como movilidad, defensa, servicios gubernamentales y conectividad rural.
La reconfiguración del mercado audiovisual
La operación con MBS debe leerse también en clave de transformación estructural del negocio de televisión. El modelo tradicional de distribución por satélite (Direct-to-Home, DTH), que dominó la escena desde la década de 1990, atraviesa un proceso de declive en Europa y América del Norte. Según estimaciones de Dataxis, entre 2017 y 2024 el número de suscriptores DTH cayó un 35% en estos mercados, desplazados por servicios OTT como Netflix, Prime Video y Disney+.
No obstante, la infraestructura satelital sigue siendo esencial en regiones donde las redes terrestres no alcanzan calidad o cobertura suficiente, como África, partes de Asia y América Latina. En estos escenarios, los operadores satelitales siguen siendo actores críticos para la distribución de señales, tanto televisivas como de datos.
El crecimiento de las plataformas IP —ya sea en formato OTT, IPTV o delivery multicast— tensiona el modelo tradicional. Mientras los costos de ancho de banda terrestre disminuyen y la demanda de contenido bajo demanda se consolida, las empresas de broadcasting buscan soluciones híbridas: transmisión satelital primaria combinada con entrega IP para dispositivos móviles o segmentación de audiencia.
En este contexto, la desinversión de SES no implica una retirada del mercado audiovisual, sino una redefinición de su rol. Al desprenderse de los servicios de playout y gestión de contenidos, la empresa opta por centrar su modelo en el transporte de datos a escala global —lo que históricamente constituyó su núcleo— y en la explotación de su capacidad orbital, en asociación con empresas que gestionen el último tramo digital del contenido.
Un nuevo foco para una vieja industria
La industria satelital atraviesa una mutación profunda. Empresas tradicionales, como SES e Intelsat, que forjaron su negocio en la era de la televisión analógica, enfrentan ahora un ecosistema de comunicaciones donde la demanda está en la conectividad móvil, las redes privadas, el backhaul rural, y el soporte a operaciones críticas en zonas remotas o de conflicto.
Al vender su unidad de servicios de emisión, SES parece aceptar que el valor estratégico ya no está en la producción o empaquetado de contenidos, sino en garantizar capacidad confiable, segura y global de transmisión. En palabras del CEO de SES, Ruy Pinto, durante la presentación de resultados trimestrales: “Nos concentramos en lo que mejor sabemos hacer: operar redes satelitales avanzadas con eficiencia y alcance global”.
Por su parte, MBS refuerza su presencia en el segmento de distribución audiovisual, posicionándose como un proveedor especializado en la entrega de contenidos por múltiples canales, adaptado a las necesidades de operadores de TV, productores y plataformas digitales.
La operación no sólo redefine el portafolio de ambas compañías, sino que anticipa una nueva etapa en la evolución de la industria satelital: menos centrada en la televisión como producto final, y más orientada a la conectividad como infraestructura esencial del siglo XXI.












