Rocket Lab dio un paso decisivo en su evolución como actor de peso en la industria espacial. La firma fundada por Sir Peter Beck inauguró en Wallops Island, Virginia, su Launch Complex 3 (LC-3), una instalación concebida no solo para lanzamientos, sino también para pruebas y aterrizajes del Neutron, su cohete de nueva generación. Se trata de la apuesta más ambiciosa de la empresa hasta la fecha: entrar en el segmento de cargas medianas, donde hoy SpaceX ejerce un dominio prácticamente absoluto con Falcon 9.
El complejo, construido en menos de dos años, es parte del Mid-Atlantic Regional Spaceport (MARS), bajo la órbita de la Virginia Spaceport Authority. Desde allí, Rocket Lab proyecta ofrecer “un acceso confiable y flexible al espacio” para clientes comerciales, misiones de seguridad nacional y, en el futuro, vuelos tripulados.
Una instalación estratégica para Estados Unidos
El discurso oficial destaca la relevancia nacional de este avance. “Launch Complex 3 es nuestro compromiso con garantizar acceso seguro al espacio para las misiones más importantes de Estados Unidos”, subrayó Beck durante la apertura. Con capacidad para colocar hasta 13.000 kilos en órbita baja, el Neutron permitirá transportar satélites para mega-constelaciones, cargas científicas y, eventualmente, misiones lunares y marcianas.
Shaun D’Mello, vicepresidente de Neutron, enfatizó que la obra es “un monumento a la eficiencia y al diseño”. Destacó que más de 60 empleados de Virginia, junto con decenas de contratistas locales, hicieron posible inaugurar el complejo en menos de dos años.
La política también se hizo presente. El gobernador Glenn Youngkin lo definió como “un paso audaz para consolidar el papel de Virginia en la industria espacial de Estados Unidos”. En la misma línea, la congresista Jen Kiggans resaltó el impacto en seguridad nacional y el rol del estado en “dar forma al futuro de la aeronáutica y el espacio”.
El desafío del Neutron
El nuevo vehículo es un cohete reutilizable de dos etapas, fabricado en materiales compuestos de carbono y diseñado para simplificar operaciones. Su innovación clave está en la recuperación: el escenario principal y las cofias regresan a la Tierra como una sola unidad integrada, lo que permitiría aumentar la frecuencia de vuelos y reducir costos.
El Neutron será impulsado por nueve motores Archimedes en la primera etapa y uno optimizado para vacío en la segunda. Esta arquitectura le da capacidad para competir directamente con el Falcon 9, aunque en un rango algo inferior de carga útil. Rocket Lab apuesta a que la velocidad de operaciones y la reutilización eficiente le permitan ganar espacio en un mercado que demanda lanzamientos frecuentes y flexibles.
Impacto económico y posicionamiento
La inauguración del LC-3 no solo tiene implicancias tecnológicas, sino también económicas. Para Virginia, implica empleos calificados y un refuerzo de su infraestructura estratégica. “La infraestructura es la razón por la que las empresas vienen a Virginia, y ahora también incluye un espacio-puerto de clase mundial”, afirmó W. Sheppard Miller III, secretario de Transporte del estado.
A nivel corporativo, Rocket Lab busca consolidarse como la alternativa a SpaceX y United Launch Alliance en el mercado estadounidense de cargas medianas y de seguridad nacional. Tras más de 70 lanzamientos exitosos con su cohete Electron, la empresa se ha ganado reputación en el segmento de satélites pequeños. Con Neutron, apunta a escalar su modelo de negocio y diversificar su cartera de clientes.
Un nuevo capítulo en la competencia espacial
El lanzamiento de Neutron desde LC-3 aún no tiene fecha confirmada, pero se espera que su vuelo inaugural ocurra en el corto plazo. De concretarse, marcará un antes y un después para Rocket Lab: dejará de ser percibida solo como una compañía de lanzamientos livianos y pasará a disputar contratos de mayor envergadura.
La apertura del complejo en Virginia posiciona a Rocket Lab como un jugador que no solo compite, sino que redefine las reglas de un sector dominado por pocos.












