Con el reciente lanzamiento de dos nuevos satélites de la serie Pelican, la empresa estadounidense Planet Labs PBC consolida su estrategia de migración tecnológica hacia sistemas de alta resolución y baja latencia, destinados a captar imágenes terrestres con precisión submétrica y capacidad de revisita múltiple en un mismo día. El despliegue, realizado desde Nueva Zelanda a través de un cohete de Rocket Lab, marca una nueva etapa en la evolución de Planet como proveedor global de servicios de observación terrestre, en un contexto donde la demanda de inteligencia geoespacial crece de forma sostenida tanto en gobiernos como en empresas.
Fundada en 2010 por un grupo de exingenieros de la NASA, Planet ha logrado construir en apenas una década una de las constelaciones satelitales comerciales más grandes del mundo. Su histórico sistema Dove, compuesto por más de 100 pequeños satélites de resolución media, permitió por primera vez capturar imágenes diarias de todo el planeta. Con la nueva serie Pelican, la compañía busca competir en la franja de mayor valor agregado del mercado, ofreciendo imágenes con resolución de hasta 30 centímetros por píxel y velocidad de entrega apta para toma de decisiones críticas en tiempo casi real.
Esta evolución tecnológica se inscribe en una estrategia más amplia que incluye la consolidación de alianzas con agencias gubernamentales —como la NASA y el Departamento de Defensa de EE. UU.—, la adquisición de compañías especializadas (como VanderSat y Sinergise), y la integración progresiva de inteligencia artificial en su plataforma de análisis y distribución de datos. Planet cotiza en la Bolsa de Nueva York desde 2021 bajo el símbolo PL, y recientemente alcanzó un hito financiero clave: la generación de flujo de caja positivo.
En su informe del primer trimestre de 2025, la firma anunció ingresos por USD 66,3 millones, un crecimiento interanual del 10 %, y un backlog (cartera de contratos pendientes) que asciende a USD 527 millones, lo que representa un incremento del 140 % respecto del año anterior. El CEO y cofundador de Planet, Will Marshall, subrayó que “estos resultados validan nuestra dirección estratégica y muestran que estamos bien posicionados para escalar soluciones con inteligencia artificial en beneficio de nuestros clientes”.
Uno de los hitos recientes más relevantes fue la firma de un contrato por USD 230 millones con un cliente en Asia-Pacífico, que prevé la fabricación, entrega y operación de satélites Pelican a medida. Se trata del mayor contrato en la historia de la empresa y anticipa una línea de crecimiento basada no sólo en provisión de imágenes, sino también en infraestructura espacial llave en mano.
En este escenario de expansión global, la competencia con Satellogic —la empresa nacida en Argentina y actualmente domiciliada en EE. UU.— cobra una nueva dimensión. Fundada también en 2010 por Emiliano Kargieman, Satellogic ha apostado por un modelo completamente integrado que combina diseño, fabricación, lanzamiento y operación de satélites propios. Con una resolución actual estimada entre 70 y 50 centímetros, la compañía busca alcanzar una constelación de 200 satélites hacia 2025 y especializarse en mercados emergentes.
A diferencia de Planet, que concentra su cartera en clientes gubernamentales de alto volumen, Satellogic propone una oferta de imágenes bajo el modelo Constellation-as-a-Service, con precios por escena considerablemente más bajos y mayor flexibilidad para gobiernos y empresas que no pueden financiar constelaciones propias. En 2024 y 2025 concretó dos rondas de financiamiento clave: USD 30 millones mediante una nota convertible adquirida por Tether Investments y una colocación privada de USD 20 millones en acciones clase A.
En su informe del primer trimestre de 2025, la compañía reportó ingresos por USD 3,4 millones y una reducción del 53 % en el uso de caja respecto al trimestre anterior, mostrando señales de eficiencia operativa tras el cierre de su planta en los Países Bajos. Según Kargieman, “nuestra tecnología Mark V permitirá escalar modelos de inteligencia artificial globales para observación de la Tierra con costos hasta 100 veces menores que los actuales”.
Ambas compañías comparten objetivos similares, pero enfrentan realidades distintas. Planet opera con respaldo financiero robusto, acceso privilegiado al mercado institucional de EE. UU. y contratos de largo plazo. Satellogic, en cambio, crece desde una estructura más ágil, con foco en América Latina, África y el sudeste asiático, y con una propuesta más accesible para gobiernos con presupuestos limitados.
En la región, la competencia es incipiente pero significativa. Satellogic ya ha firmado acuerdos con organismos estatales de Brasil y Argentina, y mantiene oficinas en Montevideo, Córdoba y Barcelona. Planet, aunque con menor presencia local, ha mostrado interés en ampliar su alcance mediante alianzas tecnológicas, licencias educativas y servicios para agricultura de precisión.
El mercado latinoamericano presenta un potencial relevante para ambas firmas, especialmente en aplicaciones vinculadas al monitoreo del cambio climático, prevención de incendios, planificación urbana y control de fronteras. La creciente digitalización de los estados y la adopción de sistemas de análisis basados en IA podrían facilitar la incorporación de servicios satelitales en los próximos años, aunque los presupuestos limitados y las barreras institucionales siguen siendo obstáculos a resolver.
Planet avanza con una propuesta tecnológica sofisticada y respaldo financiero sólido. Satellogic representa una alternativa regional eficiente, con capacidad de adaptación y fuerte proyección en mercados emergentes. La carrera por la observación terrestre de alta resolución está en marcha, y la competencia entre ambos modelos podría definir no solo quién lidera el sector, sino también qué tipo de acceso tendrán las economías en desarrollo a los beneficios del espacio.












