MDA Space informó que completó el cierre de su colocación privada de CA$ 250 millones en obligaciones negociables corporativas no garantizadas, con tasa del 7,00% y vencimiento en 2030. La compañía indicó que los fondos se destinaron a refinanciar deuda existente bajo su acuerdo de crédito.
La operación se estructuró con un sindicato de colocadores encabezado por RBC Capital Markets, BMO Capital Markets y Scotiabank. Los títulos se ofrecieron en Canadá a inversores acreditados y, en Estados Unidos, únicamente a compradores institucionales calificados bajo la Regla 144A; fuera de ese país, bajo la Regulación S.
Financiamiento en un mercado de tasas altas
En la documentación de la oferta, la compañía precisó que las obligaciones negociables corporativas no garantizadas se emitieron a la par (CA$ 1.000 por cada CA$ 1.000 de valor nominal) y que el interés se pagará semestralmente los 23 de junio y 23 de diciembre, a partir del 23 de junio de 2026.
En paralelo, informó una actualización de su acuerdo bancario: el contrato (fechado el 25 de noviembre de 2025) habilita la colocación, incorpora una opción de ampliación (accordion) por CA$ 150.000.000 y extiende el vencimiento del crédito hasta el 25 de noviembre de 2030, con una cláusula de aceleración si las obligaciones negociables corporativas no garantizadas no se refinancian con al menos seis meses de anticipación.
Más allá del detalle técnico, el mensaje de fondo es el mismo: pasar parte del endeudamiento desde una línea bancaria hacia un instrumento a plazo, con calendario de pagos definido y horizonte alineado con proyectos de ciclo largo, habituales en fabricación satelital y robótica espacial.
De un proveedor histórico a un jugador industrial de escala
La firma se presenta como uno de los principales desarrolladores y fabricantes espaciales de Canadá, con origen en 1969 y operación en robótica, sistemas satelitales y geointeligencia.
Su historial está asociado a programas emblemáticos de la industria canadiense. Entre ellos, el brazo robótico Canadarm, que voló por primera vez en 1981 en el transbordador espacial, y la continuidad de esa línea tecnológica en plataformas posteriores para operaciones en órbita.
En el mercado actual, esa trayectoria compite con una dinámica distinta: ciclos de producción más cortos, mayor participación de defensa y un salto en demanda de satélites —tanto de observación como de comunicaciones— impulsado por constelaciones y por la búsqueda de capacidades soberanas.
Radar, defensa y comunicaciones: la agenda canadiense como ancla
En diciembre de 2025, la compañía también comunicó un contrato de US$ 44,7 millones (otorgado por Public Services and Procurement Canada en nombre de la Canadian Space Agency) para suministrar componentes críticos de largo plazo vinculados al satélite de reposición de la RADARSAT Constellation Mission. El Gobierno canadiense anticipó, además, su intención de contratar a la firma para construir, probar y lanzar el satélite completo, con decisión prevista para 2026, sujeto a aprobaciones y cierre contractual.
Ese paquete se enmarca en la iniciativa RADARSAT+ por US$ 1.012 millones a 15 años, anunciada por la Canadian Space Agency en octubre de 2023, orientada a sostener y ampliar capacidades de observación terrestre mediante radar de apertura sintética (SAR).
Días después, la compañía informó una alianza estratégica con el Gobierno canadiense y Telesat para desarrollar capacidades de comunicaciones satelitales militares (MILSATCOM) dentro del proyecto Enhanced Satellite Communication Project – Polar, con foco en operaciones de soberanía en el Ártico.
Qué dice la emisión sobre su lugar en el mercado
La refinanciación por CA$ 250 millones mediante obligaciones negociables corporativas no garantizadas no cambia por sí sola la posición competitiva de la firma, pero sí ordena el “lado financiero” para un negocio con alta intensidad de capital, plazos contractuales largos y riesgo de ejecución asociado a producción e integración. En ese marco, el acceso a deuda a plazo puede leerse como una decisión de consistencia entre estructura de pasivos y naturaleza de los proyectos.
En términos de demanda, la cartera combina programas públicos —radar, defensa y exploración— con clientes comerciales. Un ejemplo reciente fue la expansión del contrato con Globalstar para fabricar más de 50 satélites digitales, operación vinculada con el crecimiento del backlog y con la competencia global en conectividad satelital.
Con esa combinación, MDA se ubica en un segmento intermedio del mercado espacial: no opera lanzadores ni constelaciones propias, pero integra capacidades industriales (diseño, manufactura, componentes críticos y operaciones) que resultan insumo para gobiernos y operadores. En un ciclo donde las capacidades soberanas vuelven a ganar peso —por defensa, resiliencia y datos—, esa posición funciona como ancla de demanda y, al mismo tiempo, como plataforma para capturar contratos comerciales de nueva generación.













