Lynk Global y Omnispace anunciaron su fusión el 22 de octubre de 2025, con el propósito de crear una plataforma global de comunicaciones satelitales que permita conectar teléfonos móviles convencionales directamente al espacio. La operación —pendiente de aprobación regulatoria— busca combinar el acceso de Omnispace a 60 megahercios de espectro en banda S con la tecnología de conectividad de Lynk, capaz de ofrecer servicios de mensajería y datos sin infraestructura terrestre intermedia.
Ambas compañías son actores de peso en el ecosistema satelital.
Omnispace, con sede en Washington D.C., había desplegado satélites experimentales en órbitas baja y media y contaba con un plan inicial para lanzar una constelación superior a 600 unidades. Lynk Global, con base en Virginia, opera cinco satélites en órbita baja (LEO) y mantiene acuerdos comerciales con más de 50 operadores móviles en distintos países insulares del Pacífico.
El nuevo grupo estará encabezado por Ramu Potarazu, actual CEO de Lynk, y Ram Viswanathan, de Omnispace, quien asumirá la dirección estratégica. La europea SES S.A., que participa como inversora en ambas firmas, se convertirá en el principal accionista estratégico del conglomerado.
La fusión se da en un momento de reconfiguración del sector de telecomunicaciones espaciales. Desde 2023, la tendencia hacia servicios direct-to-device (D2D) ha impulsado la convergencia entre operadores móviles y empresas satelitales. SpaceX, AST SpaceMobile y Amazon Kuiper avanzan con proyectos propios, mientras los reguladores internacionales discuten la asignación de frecuencias en banda S y L para esta nueva generación de servicios.
Aunque la sede administrativa del grupo resultante se definirá tras la aprobación de los entes regulatorios, el eje operativo se articulará entre Estados Unidos y Luxemburgo, aprovechando la red multi-órbita y la infraestructura terrestre de SES.
El espectro de Omnispace está coordinado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y se encuentra estandarizado bajo las normas 3GPP para redes no terrestres (NTN). Esta cobertura ofrece un alcance potencial de más de mil millones de usuarios en América, Europa, África y Asia.
La fusión responde a una necesidad estructural: asegurar espectro propio y reducir dependencia de alianzas con operadores móviles.
Hasta ahora, Lynk había basado su modelo de negocio en acuerdos con compañías de telefonía celular, mientras Omnispace enfrentaba interferencias en Estados Unidos por la superposición de frecuencias con T-Mobile y el servicio D2D de SpaceX.
El control conjunto del espectro y de la plataforma tecnológica permitirá al nuevo grupo ofrecer una gama completa de servicios —mensajería, voz y datos— para consumidores, industrias, vehículos y gobiernos.
“Esta unión libera el potencial total de nuestros activos globales en banda S y nos posiciona al frente del mercado D2D”, afirmó Ram Viswanathan, CEO de Omnispace.
“Contamos con la combinación adecuada de tecnología, espectro y liderazgo para ampliar la conectividad móvil donde más se necesita”, agregó Ramu Potarazu, de Lynk.
La operación se financiará con aportes de SES, que integrará su red en órbita media y geoestacionaria al nuevo esquema. El primer paso será el lanzamiento, previsto para febrero de 2026, de dos satélites de validación tecnológica con capacidad de enlace multi-órbita.
El objetivo es ofrecer servicio D2D continuo y global en 2027, un hito que implicaría una cobertura total sin depender de redes terrestres.
En el plano competitivo, la fusión busca equilibrar la ventaja de SpaceX, que aguarda la aprobación de la Federal Communications Commission (FCC) para adquirir 50 MHz adicionales de espectro en banda S por medio de EchoStar Corporation, operación valuada en más de US$ 17.000 millones.
AST SpaceMobile, por su parte, continúa desplegando su constelación BlueBird en alianza con AT&T y Verizon, apostando a la banda L y a velocidades de hasta 120 megabits por segundo desde el espacio.
La unión Lynk-Omnispace introduce así un tercer eje de competencia, centrado en la integración de espectro regulado globalmente con infraestructura operativa existente.
Para SES, la fusión significa una extensión natural de su estrategia hacia servicios móviles y una diversificación de su portafolio más allá de la televisión satelital y los enlaces corporativos. Para el mercado, representa un intento de consolidación frente a un entorno de inversión intensiva y disputas por espectro.
La nueva compañía enfrentará desafíos técnicos y regulatorios significativos: coordinación internacional de frecuencias, homologación de terminales, y pruebas de interoperabilidad con redes terrestres. Sin embargo, si logra articular su promesa de cobertura universal con un modelo comercial sostenible, la operación podría redefinir el mapa de la conectividad global en la segunda mitad de la década.












