lunes, 8 de diciembre de 2025

Corea del Sur apuesta por la Luna: plan para una base lunar antes de 2045

Con una inversión proyectada de USD 74.000 millones y el objetivo de consolidarse como potencia tecnológica, Corea del Sur trazó una hoja de ruta para instalar una base lunar tripulada en las próximas dos décadas. El plan combina desarrollo industrial, innovación estratégica y ambiciones geopolíticas en el contexto de una nueva carrera espacial.

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Con una ambición respaldada por avances tecnológicos concretos, Corea del Sur se propone construir una base en la Luna en las próximas dos décadas. La iniciativa, que busca posicionar al país entre las potencias espaciales globales, se inscribe dentro de una estrategia nacional de largo plazo con objetivos científicos, industriales y geopolíticos.

El plan fue anunciado por el presidente Yoon Suk-yeol en el marco de la conmemoración del 75º aniversario de la fundación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Corea (KAIST), y prevé el desarrollo de un vehículo de lanzamiento capaz de transportar carga pesada, la realización de misiones robóticas, y la eventual instalación de una base tripulada en el satélite natural de la Tierra antes de 2045.

El objetivo no es solo simbólico. Corea del Sur aspira a desarrollar capacidades autónomas en tecnologías espaciales estratégicas, impulsar su industria nacional de defensa y semiconductores, y competir en un escenario dominado hasta ahora por Estados Unidos, China, Rusia e India. La inversión comprometida para este proyecto lunar asciende a 100 billones de wones (alrededor de USD 74.000 millones), a ser desembolsados progresivamente durante las próximas dos décadas.

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El proyecto incluye un hito más próximo: en 2032, Corea del Sur planea lanzar su primer módulo de aterrizaje lunar, seguido por un rover autónomo que será desarrollado en conjunto con el Instituto de Investigación Aeroespacial de Corea (KARI) y empresas privadas del sector tecnológico. La estrategia de colaboración público-privada es central para el gobierno surcoreano, que busca replicar modelos como el de SpaceX en Estados Unidos, fomentando la innovación empresarial con respaldo estatal.

En paralelo, Seúl apunta a reforzar su cadena de valor tecnológica. A partir de su sólida base industrial en robótica, semiconductores y telecomunicaciones, el país se prepara para escalar desarrollos clave como inteligencia artificial embarcada, sensores de navegación autónoma y sistemas de comunicación profunda en entornos extremos. Este esfuerzo también se alinea con los intereses de seguridad nacional y posicionamiento internacional del país.

Cabe destacar que Corea del Sur ya ha demostrado avances relevantes en su programa espacial. En 2022, logró poner en órbita el satélite Danuri (Korea Pathfinder Lunar Orbiter), que comenzó a enviar imágenes y datos del entorno lunar a principios de 2023. También avanza con su lanzador nacional Nuri, que realizó un vuelo exitoso ese mismo año y que servirá de plataforma para misiones futuras.

La decisión de apuntar a una base lunar tripulada antes de 2045 coincide con un contexto geopolítico en el que el espacio vuelve a ocupar un rol estratégico. Estados Unidos promueve el programa Artemis con el objetivo de regresar astronautas a la Luna en 2026, mientras que China y Rusia proyectan una base conjunta en el polo sur lunar hacia fines de esta década. En este escenario, Corea del Sur busca no quedar relegada a un rol periférico, sino participar como actor autónomo con capacidad tecnológica propia.

Para los analistas internacionales, el anuncio también tiene un componente simbólico: en 2045 se cumplirán 100 años de la independencia coreana del dominio colonial japonés. Desde esta perspectiva, la construcción de una base en la Luna no solo representa una proeza tecnológica, sino un gesto de soberanía nacional proyectada hacia el futuro.

El desafío es enorme, y la viabilidad técnica y financiera del proyecto aún depende de múltiples factores. Pero el compromiso político ya está trazado. Corea del Sur ha puesto la mirada en la Luna no como un destino lejano, sino como parte integral de su estrategia de desarrollo nacional y proyección global. En un mundo cada vez más definido por el dominio del espacio, el país asiático busca convertirse en uno de los protagonistas del nuevo siglo lunar.

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