La medida implica que el maíz pasará de tributar un 12% a un 9,5%, el complejo soja de un 33% a un 26,5%, y el girasol de un 7,2% a un 5,5%.
Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, analiza el impacto de esta decisión y señala que “esto genera una mejora de precios teórica de unos 25 US$/tn en soja, 5 US$/tn en maíz y 7 US$/tn en girasol”, aunque aclara que el efecto real es más limitado debido a que el mercado ya había anticipado este escenario.
En el caso de la soja, la comercialización se había prácticamente detenido, a pesar de que “las ventas con precio alcanzaban el 42% de la producción, cuando lo habitual es el 36%”, destaca Romano. Sin embargo, el ritmo de negocios se frenó y comenzó a caer, generando preocupación entre los compradores, quienes ya habían adquirido un volumen importante y necesitaban que se asignara precio a la soja entregada o comprometida. En este contexto, el anuncio “llegó en un momento justo, cuando ya se notaba una baja en los stocks de seguridad”, afirma el especialista. Esta expectativa impulsó subas locales en los precios, incluso sin mejoras en Chicago, y se proyecta que la medida puede contribuir a normalizar la dinámica de ventas, especialmente en posiciones cercanas.
Respecto al maíz, Romano advierte que el impacto será menor. “La diferencia por la baja en derechos es importante, pero está dentro de la volatilidad habitual del producto”, explica. Además, la presión de cosecha esperada no se materializó debido a las lluvias recurrentes y al clima invernal. En este sentido, el investigador señala que “cada punto de humedad extra implica un costo de 7 US$/tn, lo que hace que la lluvia pese más que las retenciones”. La interrupción en la cosecha provocó una fuerte caída en los volúmenes enviados, y muchos productores optaron por embolsar el grano. “Los exportadores convalidaron precios de hasta 180 US$/tn para cumplir con embarques, lo que los deja con márgenes muy ajustados”, comenta Romano. Si bien la baja en retenciones mejora la capacidad de pago, no se espera que esto se traduzca en subas significativas de precios internos.
En el plano internacional, los cultivos en Estados Unidos enfrentaron temperaturas elevadas, aunque las lluvias ayudaron a sostener la calidad. La soja perdió algo de condición, aunque se mantiene alta, y el maíz se mantuvo estable. Esto llevó a una corrección en los precios luego de subas recientes.
En cuanto al trigo, la presión de cosecha global se intensifica, con Rusia como actor dominante en ventas. No obstante, Romano señala algunos factores que podrían marcar un piso para los precios: “Problemas en las variedades de primavera en EE.UU., ajustes en la región del Mar Negro y fondos especulativos muy vendidos podrían revertir la tendencia si aparece una señal alcista”, concluye.
Este análisis refleja que, aunque la reducción en los Derechos de Exportación es una señal que puede normalizar el mercado local, su impacto en los precios será acotado, dado que factores climáticos y de oferta pesan más en la dinámica actual.












