Se suele decir que la economía mundial se encamina hacia uno de dos extremos. Algunos anuncian que arderá en los fuegos de la inflación; otros que se congelará en el frío de la deflación. Solo una minoría cree que se pueda lograr un feliz término medio.
Martin Wolf, en su columna semanal del Financial Times, analiza con algún detalle esas perspectivas. Sobre el fuego inflacionario dice que las condiciones actuales recuerdan los primeros años de la década del 70, cuando un amoral Richard Nixon intentaba lograr la reelección presidencial en Estados Unidos mientras era presionado por el presidente de la Reserva Federal para conseguir un boom económico a la vez que iniciaba una guerra comercial. Lo que siguió fue una década de desorden económico sin precedentes. Si algo así volviera a ocurrir, dice Wolf, podría haber una severa recesión.
Por el otro lado, el hielo deflacionario podría llegar como resultado de un shock económico, como el empeoramiento de la guerra comercial, una guerra en Medio oOriente o una crisis en el sistema financiero privado o público, posiblemente en la Eurozona donde el banco central está muy limitado. El resultado podría ser una profunda recesión con posible deflación. En ese escenario sería difícil saber cómo responder, dado que las tasas de interés ya están tan bajas. Ninguno de esos dos resultados es inevitable, dice Wolf.
Es posible aspirar a un término medio donde las políticas monetaria y fiscal cooperan para lograr crecimiento no inflacionario. Con un manejo muy cuidadoso se podrían evitar los errores del pasado.