La modificación contribuye a reforzar la estrategia digital en Argentina, a partir del fuerte impulso que está llevando a cabo el Grupo en todas las geografías. En este sentido, refleja una evolución de la marca que viene así a acompañar la transformación digital en marcha, al mismo tiempo que comporta un diseño renovado y moderno.
La marca Santander es una de las grandes fortalezas del Grupo Santander, sintetiza su identidad, esencia y posicionamiento, y transmite una realidad global complementaria a la de cada mercado.
Asimismo, Santander como marca global proyecta con fuerza a nivel local la misión y visión del Grupo, y cada una de sus subsidiarias, que es “contribuir al progreso de las personas y las empresas” y, por otra parte, se adapta mejor al concepto de plataforma abierta de servicios financieros.
Enrique Cristofani, presidente del Banco, señaló que “en Argentina, como en todo el mundo, estamos en constante cambio e innovación. Por lo tanto, la marca debe evolucionar para acompañar nuestra transformación, hacerla más visible y transmitir mejor nuestra cultura”.
Por un breve lapso de tiempo, la marca actual (Santander) convivirá con la marca antigua (Santander Río), de manera que el cambio será progresivo y se iniciará en el ámbito digital (webs, aplicaciones móviles y redes sociales), comunicacional y en algunas sucursales. Luego se irá extendiendo de forma paulatina a todas las sucursales del país y otros activos físicos.
El Grupo Santander está presente en Argentina desde la década de 1960. En el año 1997, el Grupo adquirió Banco Río, entidad que pertenecía hasta ese momento a la familia Pérez Companc. Por más de una década, Banco Río operó bajo ese nombre, siendo controlado por el Grupo. Posteriormente, en el año 2008, cambió su denominación por Santander Río.
En marzo de 2018, el Grupo Santander cambió su imagen de marca a nivel global por la actual, más moderna y adecuada a los canales digitales y móviles, para adaptarse al nuevo entorno, transmitir mejor la nueva cultura corporativa y reforzar la estrategia de convertirse en una plataforma digital y abierta de servicios financieros. En ese momento, la presidenta del Grupo, Ana Botín, anunció que el cambio se iría extendiendo a cada país donde el Grupo se encontrara presente, destacando que “por primera vez en la historia del Grupo, unificaremos nuestra marca en todos los mercados”. Y agregó: “esta nueva marca conecta mejor con las nuevas generaciones, es más moderna, y mejora un 20% la visibilidad en formato digital”.
Santander mantiene la esencia de la marca y sus principales activos, como el nombre, la llama y el rojo corporativo, pero la evoluciona sustancialmente con una tipografía única, propia y más estilizada. El fondo rojo se elimina, se utiliza un nuevo tono de rojo más brillante y más adaptado al entorno digital y se aumenta el uso del color blanco para aportar mayor transparencia, sencillez y visibilidad.
La llama, que evoca el descubrimiento del fuego como símbolo de progreso y representa pasión y cercanía, está presente en el logotipo del banco desde 1986 y fue concebida para un entorno analógico, para ser expuesta en sucursales y en papel. Desde el año pasado, se ajustaron la llama y la tipografía para mejorar su visibilidad en internet, transmitir mejor la transformación digital del Banco y competir con las grandes marcas digitales globales.