La consultora sobre inversiones y medio ambiente Innovest Strategic Value Advisors dio a la multinacional Monsanto la peor calificación posible (triple C) en un informe encargado por Greenpeace Internacional que tituló “Monsanto e Ingeniería Genética: Riesgos para los Inversores”.
El informe, que llega escasos días antes de la asamblea anual general, advierte a accionistas y potenciales inversores que Monsanto se ha expuesto demasiado y que no va a vivir días tranquilos en el mediano y largo plazo.
La multinacional sufrió pérdidas por US$ 1.700 millones en 2002 y no logró abrir nuevos mercados para sus controvertidos productos transgénicos. A pesar de esto, continúa insistiendo con su errónea estrategia de apostar a una rápida y generalizada aceptación global de los alimentos transgénicos. El trigo transgénico – que todavía aguarda la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration) — ya está siendo boicoteado en los principales mercados por los productores agropecuarios y por la industria alimentaria.
Frank Dixon, director de gestión de Innovest Strategic Value Advisors, dijo la semana pasada que si la firma no toma medidas para mitigar los riesgos financieros aumentará las pérdidas. Esos riesgos, explica Greenpeace Argentina, se relacionan con contaminación genética y el sostenido rechazo a los alimentos transgénicos en los principales mercados mundiales.
En el análisis de mercados clave de la multinacional, Innovest subraya la falta de aprobaciones regulatorias y la dura oposición de los consumidores que continúan bloqueando los cultivos transgénicos de la compañía. Los productos transgénicos constituyen uno de los más rechazados de la historia a nivel mundial, y los mayores países importadores de alimentos como China, Japón y Corea han seguido la restrictiva tendencia europea. En Estados Unidos, 90% de los consumidores exige ahora el etiquetado de transgénicos y muchos dejarían de comprarlos si los reconociera.
El negocio de agroquímicos es la gallina de los huevos de oro de Monsanto, dijo Lindsey Keenan, de Greenpeace International. En Argentina introdujo en 1996 el glifosato ( o Round Up) para aumentar la resistencia de la soja y que hoy vende como casi genérico. Pero hoy ya hay malezas resistentes al herbicida.
Según Keenan, Monsanto podría estar cavando su propia fosa con su estrategia de transgénicos. ”
La consultora sobre inversiones y medio ambiente Innovest Strategic Value Advisors dio a la multinacional Monsanto la peor calificación posible (triple C) en un informe encargado por Greenpeace Internacional que tituló “Monsanto e Ingeniería Genética: Riesgos para los Inversores”.
El informe, que llega escasos días antes de la asamblea anual general, advierte a accionistas y potenciales inversores que Monsanto se ha expuesto demasiado y que no va a vivir días tranquilos en el mediano y largo plazo.
La multinacional sufrió pérdidas por US$ 1.700 millones en 2002 y no logró abrir nuevos mercados para sus controvertidos productos transgénicos. A pesar de esto, continúa insistiendo con su errónea estrategia de apostar a una rápida y generalizada aceptación global de los alimentos transgénicos. El trigo transgénico – que todavía aguarda la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration) — ya está siendo boicoteado en los principales mercados por los productores agropecuarios y por la industria alimentaria.
Frank Dixon, director de gestión de Innovest Strategic Value Advisors, dijo la semana pasada que si la firma no toma medidas para mitigar los riesgos financieros aumentará las pérdidas. Esos riesgos, explica Greenpeace Argentina, se relacionan con contaminación genética y el sostenido rechazo a los alimentos transgénicos en los principales mercados mundiales.
En el análisis de mercados clave de la multinacional, Innovest subraya la falta de aprobaciones regulatorias y la dura oposición de los consumidores que continúan bloqueando los cultivos transgénicos de la compañía. Los productos transgénicos constituyen uno de los más rechazados de la historia a nivel mundial, y los mayores países importadores de alimentos como China, Japón y Corea han seguido la restrictiva tendencia europea. En Estados Unidos, 90% de los consumidores exige ahora el etiquetado de transgénicos y muchos dejarían de comprarlos si los reconociera.
El negocio de agroquímicos es la gallina de los huevos de oro de Monsanto, dijo Lindsey Keenan, de Greenpeace International. En Argentina introdujo en 1996 el glifosato ( o Round Up) para aumentar la resistencia de la soja y que hoy vende como casi genérico. Pero hoy ya hay malezas resistentes al herbicida.
Según Keenan, Monsanto podría estar cavando su propia fosa con su estrategia de transgénicos. ”