El mes pasado, la ventas de Ford Motor cedieron 4,6%. Pero, mientras las de camiones bajaban 5,6%, las de coches lo hacían en sólo 2,8%. Hubo menor demanda de las tres marcas de lujos: Mercury, Jaguar y Volvo. A la inversa, las ventas de DaimlerChrysler se recobraron un modesto 2%.
Cabe recordar que Ford planea cerrar catorce plantas y eliminar 30.000 puestos laborales en su división norteamericana. En su caso, la dura competencia de empresas extranjeras (japonesas y surcoreanas, en particular) pesa más que los aprietos financieros.
En lo tocante a General Motors, la mayoría de analistas estima que sus cifras de ventas serán aun más débiles. En su caso, la clave será lo que ocurra con los Chevrolet Tahoe y Yukon 2007, dos utilitarios deportivos que trasuntan un cambio en estrategia.
Pero la novedad más importante es que GM consiguiera desprenderse de 51% de GM Acceptances Corporation (GMAC), su brazo financiero. Un consorcio encabezado por Cerberus Capital Management pagará en total US$ 14.000 millones. Esta operación le generará a GM una inyección de efectivo que necesita con urgencia y puede alejan el espectro de la bancarrota. Al menos, en cuanto hace al efecto financiero de los US$ 10.600 millones de pérdidas sufridas en 2005.
Sin embargo, las principales agencias calificadoras abrigan dudas en cuanto a a que la transacción obtenga sus fines. Ello explica que la semana haya abierto con 2,5% de caída en la acción GM, que ahora no vale más de US$ 20,70.
Por supuesto, el punto ciego es Delphi. La autopartista, proveedora clave de General Motors, busca anular convenios gremiales y despedir 8.500 asalariados. Además, venderá un tercio de sus plantas, en un desesperado intento para salir de la bancarrota, que puede provocar la de GM.
Adoptando una postura casi imperial, Delphi tratará de terminar o renegociar contratos “poco rentables” con su ex controlante, o sea General Motors. Ésta sigue siendo cliente dominante y afronta graves problemas propios. Pese a no existir pruebas fehacientes, la compañía insiste en haber “hecho recientes progresos con los dirigentes sindicales y con GM”.
Por un lado, Delphi afirma que la eliminación de empleo le ahorrará US$ 450 millones anuales. Por el otro, United Auto Workers advierte que “será virtualmente imposible evitar un paro de larga duración, que castigará a General Motors también”. La autopartista está en concurso desde octubre y señaló que, asimismo, eliminará hasta 40% de ejecutivos medios e inferiores, pues abandonará varios negocios no relevantes.
Como si fuese el centro del mundo, Delphi espera cerrar o vender plantas no fundamentales de ahora a 2008. Su meta consiste en dedicarse a productos que dejen mayores márgenes, o sea sólo ocho de las unidades en operaciones ahora. Por ejemplo, las que fabrican equipos de electrónica, navegación y seguridad. Entretanto, irá abandonando sistemas de frenos, chasis, cabinas y paneles de instrumental y puertas (o sea, insumos automotores).
El viernes a última hora, la firma presentó el plan ante el tribunal de bancarrotas, segura de que –si éste da el OK- tendrá vía libre para cerrar plantas y despedir personal. Pero la puesta en práctica de esas medidas no será inmediata, pues el juez recién celebrará audiencias públicas en mayo. Sí puede serlo una huelga general que suspendiera operaciones en Deplhi y dejase sin insumos a GM, justamente mientras ésta acumula efectivo y proyecta sacar nuevos modelos.
El mes pasado, la ventas de Ford Motor cedieron 4,6%. Pero, mientras las de camiones bajaban 5,6%, las de coches lo hacían en sólo 2,8%. Hubo menor demanda de las tres marcas de lujos: Mercury, Jaguar y Volvo. A la inversa, las ventas de DaimlerChrysler se recobraron un modesto 2%.
Cabe recordar que Ford planea cerrar catorce plantas y eliminar 30.000 puestos laborales en su división norteamericana. En su caso, la dura competencia de empresas extranjeras (japonesas y surcoreanas, en particular) pesa más que los aprietos financieros.
En lo tocante a General Motors, la mayoría de analistas estima que sus cifras de ventas serán aun más débiles. En su caso, la clave será lo que ocurra con los Chevrolet Tahoe y Yukon 2007, dos utilitarios deportivos que trasuntan un cambio en estrategia.
Pero la novedad más importante es que GM consiguiera desprenderse de 51% de GM Acceptances Corporation (GMAC), su brazo financiero. Un consorcio encabezado por Cerberus Capital Management pagará en total US$ 14.000 millones. Esta operación le generará a GM una inyección de efectivo que necesita con urgencia y puede alejan el espectro de la bancarrota. Al menos, en cuanto hace al efecto financiero de los US$ 10.600 millones de pérdidas sufridas en 2005.
Sin embargo, las principales agencias calificadoras abrigan dudas en cuanto a a que la transacción obtenga sus fines. Ello explica que la semana haya abierto con 2,5% de caída en la acción GM, que ahora no vale más de US$ 20,70.
Por supuesto, el punto ciego es Delphi. La autopartista, proveedora clave de General Motors, busca anular convenios gremiales y despedir 8.500 asalariados. Además, venderá un tercio de sus plantas, en un desesperado intento para salir de la bancarrota, que puede provocar la de GM.
Adoptando una postura casi imperial, Delphi tratará de terminar o renegociar contratos “poco rentables” con su ex controlante, o sea General Motors. Ésta sigue siendo cliente dominante y afronta graves problemas propios. Pese a no existir pruebas fehacientes, la compañía insiste en haber “hecho recientes progresos con los dirigentes sindicales y con GM”.
Por un lado, Delphi afirma que la eliminación de empleo le ahorrará US$ 450 millones anuales. Por el otro, United Auto Workers advierte que “será virtualmente imposible evitar un paro de larga duración, que castigará a General Motors también”. La autopartista está en concurso desde octubre y señaló que, asimismo, eliminará hasta 40% de ejecutivos medios e inferiores, pues abandonará varios negocios no relevantes.
Como si fuese el centro del mundo, Delphi espera cerrar o vender plantas no fundamentales de ahora a 2008. Su meta consiste en dedicarse a productos que dejen mayores márgenes, o sea sólo ocho de las unidades en operaciones ahora. Por ejemplo, las que fabrican equipos de electrónica, navegación y seguridad. Entretanto, irá abandonando sistemas de frenos, chasis, cabinas y paneles de instrumental y puertas (o sea, insumos automotores).
El viernes a última hora, la firma presentó el plan ante el tribunal de bancarrotas, segura de que –si éste da el OK- tendrá vía libre para cerrar plantas y despedir personal. Pero la puesta en práctica de esas medidas no será inmediata, pues el juez recién celebrará audiencias públicas en mayo. Sí puede serlo una huelga general que suspendiera operaciones en Deplhi y dejase sin insumos a GM, justamente mientras ésta acumula efectivo y proyecta sacar nuevos modelos.