Perfil de la estrategia oficial

El Presidente de la Nación perfila una política a corto y mediano plazo. Dialogó con monseñor Casaretto, recibió a empresarios , anunció planes sociales y marcó posiciones sobre Malvinas.

12 julio, 2000

El gobierno de Fernando de la Rúa ingresa en una aceleración de iniciativas tendientes a perfilar una estrategia para el corto y mediano plazos. En las últimas horas, el Presidente dialogó con el actual titular de Caritas y obispo de San Isidro ––monseñor Jorge Casaretto–; se manifestó en apoyo de una alianza estratégica con los empresarios nacionales que representan el frente productivo; anunció la puesta en vigor de planes de acción social y contó, por vías paralelas con la colaboración de Raúl Alfonsín, que recibió en su casa a la CGT de Azopardo.

Sin renunciar a su política de adhesión a las normas fijadas por los organismos internacionales de crédito, abre a la vez el espectro de sus decisiones hacia una serie de disposiciones destinadas a consolidar la industria de capitales nacionales, ofrecer oxígeno a las pequeñas y medianas empresas, aplicar medidas transitorias para frenar la presión social y poner en marcha el Fondo Federal de Obras de Infraestructura, pivote sobre el cual girará la reactivación económica y el sostenido aumento de la demanda de mano de obras.

En el campo de las relaciones exteriores, la posición argentina ante las Naciones Unidas, expuesta por el ministro Adalberto Rodríguez Giavarini, marca una posición que contrasta claramente con la política de seducción que caracterizó la gestión de su antecesor, Guido Di Tella.

El gobierno de la Nación ratificó lo que ya había trascendido: no aceptará a los kelpers como tercero en discordia en las negociaciones.

El gobierno de Fernando de la Rúa ingresa en una aceleración de iniciativas tendientes a perfilar una estrategia para el corto y mediano plazos. En las últimas horas, el Presidente dialogó con el actual titular de Caritas y obispo de San Isidro ––monseñor Jorge Casaretto–; se manifestó en apoyo de una alianza estratégica con los empresarios nacionales que representan el frente productivo; anunció la puesta en vigor de planes de acción social y contó, por vías paralelas con la colaboración de Raúl Alfonsín, que recibió en su casa a la CGT de Azopardo.

Sin renunciar a su política de adhesión a las normas fijadas por los organismos internacionales de crédito, abre a la vez el espectro de sus decisiones hacia una serie de disposiciones destinadas a consolidar la industria de capitales nacionales, ofrecer oxígeno a las pequeñas y medianas empresas, aplicar medidas transitorias para frenar la presión social y poner en marcha el Fondo Federal de Obras de Infraestructura, pivote sobre el cual girará la reactivación económica y el sostenido aumento de la demanda de mano de obras.

En el campo de las relaciones exteriores, la posición argentina ante las Naciones Unidas, expuesta por el ministro Adalberto Rodríguez Giavarini, marca una posición que contrasta claramente con la política de seducción que caracterizó la gestión de su antecesor, Guido Di Tella.

El gobierno de la Nación ratificó lo que ya había trascendido: no aceptará a los kelpers como tercero en discordia en las negociaciones.

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