jueves, 26 de diciembre de 2024

Tramo final para el acuerdo con el FMI

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Las negociaciones se centran ahora en torno de los lineamientos para el futuro de largo plazo de la economía argentina, que incluye la confección del presupuesto del año próximo.

(NA). – El tramo técnico de corto plazo en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener un desembolso adicional de unos US$ 6.000 millones “ya está concluido”, pero las dificultades finales que frenan el anuncio formal están circunscriptas a lograr los criterios de “sustentabilidad” en el largo plazo para la economía argentina.

Una fuente diplomática, muy cercana a las tratativas, aseguró que “son mínimos” los condicionamientos para el corto plazo, es decir para este año, porque, según dijo, “la mayor dificultad empezará con el diseño del presupuesto del año que viene, que debe estar listo antes del 15 del mes próximo”.

Por su parte, una fuente ligada al ministro de Economía, Domingo Cavallo, reveló que en un reciente encuentro celebrado con un grupo de colaboradores y amigos, éste confesó que “no está dispuesto a aplicar nuevos recortes a salarios de estatales ni a jubilados”.

Según el análisis del equipo político del ministro, un nuevo recorte o un aumento del recorte de 13% “atentaría contra la gobernabilidad por la reacción social que podría generar”.

Por esa razón es que todo ajuste o recorte inmediato se orienta hacia el gasto público considerado innecesario o factible de ser eliminado.

Este razonamiento se vincula entonces con las negociaciones que se desarrollan en Washington y con la confección del presupuesto del año próximo.

Fuentes diplomáticas insistieron en que la permanencia en Estados Unidos del viceministro de Economía, Daniel Marx, se debe a que debe concluir de establecer los lineamientos para el futuro de largo plazo.

“Estados Unidos quiere entregar la ayuda contra la presentación de un plan a largo plazo, eso es lo que ellos denominan sustentable, para evitar tener que estar permanentemente haciendo negociaciones para el cortísimo plazo”, dijo el vocero.

En este marco, según indicó, no debería descartarse alguna ingeniería sobre los niveles de la tasa de interés y hasta algunos especularon con la posibilidad de iniciar un camino directo a la dolarización, para evitar los ataques especulativos contra el peso.

Pero, el costado político de la negociación se relaciona no sólo con el partido del gobierno es decir, radicales y frepasistas, sino también con la oposición.

Tanto Raúl Alfonsín como Rodolfo Terragno han aludido a la necesidad de “reprogramar los pagos de la deuda” y han rechazado la dolarización. Terragno que acaba de ganar las elecciones internas en la Capital para ser candidato a senador, habló claramente de la necesidad de “salir de la convertabilidad”. Estas expresiones presagian una dura negociación del gobierno con los principales líderes de la Alianza.

Por el lado del peronismo, el jefe del Gabinete, Chrystian Colombo, se reunió el domingo por la tarde con el senador justicialista Eduardo Bauzá –en su condición de secretario
general del PJ– para explicarles los lineamientos generales del acuerdo con el FMI.

Fuentes justicialistas revelaron que Bauzá resolvió invitar inmediatamente a los gobernadores y otros legisladores a una reunión en la Casa de La Pampa, que se celebró anoche, para anticiparles la “dureza” del trato con el FMI, sobre todo en lo que significa el presupuesto para el año que viene.

Los justicialistas rechazan la posibilidad de que se aplique una suerte de “flexibilización” del piso de la coparticipación federal de impuestos que actualmente ronda los $ 14 mil millones.

Lo delicado de la situación financiera hizo que ninguno de los participantes en el encuentro formularan declaraciones para evitar que “se interprete cualquier palabra como forma de presionar al gobierno en momentos en que se está desarrollando la negociación”.

Por su parte, el diputado radical Eduardo Santín, experto en cuestiones previsionales, admitió públicamente hoy que la reforma que impulsa para evitar que aquellos jubilados que cobran más de $ 600 puedan trabajar, se enmarca en las exigencias del FMI.

“Yo he visto un borrador del preacuerdo y este proyecto se vincula con lo que pide el Fondo; pero hay otros aspectos, admitió, que políticamente son incompatibles”, agregó.

(NA). – El tramo técnico de corto plazo en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener un desembolso adicional de unos US$ 6.000 millones “ya está concluido”, pero las dificultades finales que frenan el anuncio formal están circunscriptas a lograr los criterios de “sustentabilidad” en el largo plazo para la economía argentina.

Una fuente diplomática, muy cercana a las tratativas, aseguró que “son mínimos” los condicionamientos para el corto plazo, es decir para este año, porque, según dijo, “la mayor dificultad empezará con el diseño del presupuesto del año que viene, que debe estar listo antes del 15 del mes próximo”.

Por su parte, una fuente ligada al ministro de Economía, Domingo Cavallo, reveló que en un reciente encuentro celebrado con un grupo de colaboradores y amigos, éste confesó que “no está dispuesto a aplicar nuevos recortes a salarios de estatales ni a jubilados”.

Según el análisis del equipo político del ministro, un nuevo recorte o un aumento del recorte de 13% “atentaría contra la gobernabilidad por la reacción social que podría generar”.

Por esa razón es que todo ajuste o recorte inmediato se orienta hacia el gasto público considerado innecesario o factible de ser eliminado.

Este razonamiento se vincula entonces con las negociaciones que se desarrollan en Washington y con la confección del presupuesto del año próximo.

Fuentes diplomáticas insistieron en que la permanencia en Estados Unidos del viceministro de Economía, Daniel Marx, se debe a que debe concluir de establecer los lineamientos para el futuro de largo plazo.

“Estados Unidos quiere entregar la ayuda contra la presentación de un plan a largo plazo, eso es lo que ellos denominan sustentable, para evitar tener que estar permanentemente haciendo negociaciones para el cortísimo plazo”, dijo el vocero.

En este marco, según indicó, no debería descartarse alguna ingeniería sobre los niveles de la tasa de interés y hasta algunos especularon con la posibilidad de iniciar un camino directo a la dolarización, para evitar los ataques especulativos contra el peso.

Pero, el costado político de la negociación se relaciona no sólo con el partido del gobierno es decir, radicales y frepasistas, sino también con la oposición.

Tanto Raúl Alfonsín como Rodolfo Terragno han aludido a la necesidad de “reprogramar los pagos de la deuda” y han rechazado la dolarización. Terragno que acaba de ganar las elecciones internas en la Capital para ser candidato a senador, habló claramente de la necesidad de “salir de la convertabilidad”. Estas expresiones presagian una dura negociación del gobierno con los principales líderes de la Alianza.

Por el lado del peronismo, el jefe del Gabinete, Chrystian Colombo, se reunió el domingo por la tarde con el senador justicialista Eduardo Bauzá –en su condición de secretario
general del PJ– para explicarles los lineamientos generales del acuerdo con el FMI.

Fuentes justicialistas revelaron que Bauzá resolvió invitar inmediatamente a los gobernadores y otros legisladores a una reunión en la Casa de La Pampa, que se celebró anoche, para anticiparles la “dureza” del trato con el FMI, sobre todo en lo que significa el presupuesto para el año que viene.

Los justicialistas rechazan la posibilidad de que se aplique una suerte de “flexibilización” del piso de la coparticipación federal de impuestos que actualmente ronda los $ 14 mil millones.

Lo delicado de la situación financiera hizo que ninguno de los participantes en el encuentro formularan declaraciones para evitar que “se interprete cualquier palabra como forma de presionar al gobierno en momentos en que se está desarrollando la negociación”.

Por su parte, el diputado radical Eduardo Santín, experto en cuestiones previsionales, admitió públicamente hoy que la reforma que impulsa para evitar que aquellos jubilados que cobran más de $ 600 puedan trabajar, se enmarca en las exigencias del FMI.

“Yo he visto un borrador del preacuerdo y este proyecto se vincula con lo que pide el Fondo; pero hay otros aspectos, admitió, que políticamente son incompatibles”, agregó.

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