viernes, 27 de diciembre de 2024

UE: Reunión cumbre decisiva para la ampliación del grupo

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Entre jueves y viernes, los jefes de gobierno de la Unión Europea –es decir, los 15- definieron el cronograma para incorporación de nueve (o diez) países al grupo. Chipre y Turquía son problemas que demorarán en resolverse.

Recién dentro de ocho meses se sabrá si (a) Turquía entabla negociaciones formales para ingresar en la UE y (b) qué ocurrirá con Chipre, candidata aceptada pero dividida en dos partes, una de ellas bajo control turco. En los papeles, la cumbre de esta semana dio luz verde para que Polonia, Hungría, República Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Malta y Chipre ingresen en mayo de 2004.

Para los gobiernos favorables a Turquía –Alemania, Gran Bretaña, Italia y España-, empieza ahora una dura tarea: persuadir a quienes resisten a Angora. En esencia, Grecia y los miembros nórdicos. En el caso de Atenas, la cuestión se remite a Chipre, isla de mayoría helenófona cuyo tercio norte está ocupado desde hace casi treinta años por los turcos en nombre de su minoría étnica.

A la inversa, los países donde residen grupos importantes de turcos se inclinan en favor de Angora. Al frente, Alemania, cuya población de habla turca pasa de 2.100.000 (ocho veces el número de turcos en Chipre), seguida de Holanda (320.000) y Francia (310.000). En rigor, Berlín habla ya de 2005 como año de ingreso turco.
Los números no se detienen en minorías étnicas. Por ejemplo, la superficie de la UE aumentará de 3.190.000 a 3.930.000 km2 (23,2%), bastante más que el producto bruto regional: apenas 4,2%, o sea de € 8,524 a 8,879 billones. Estados Unidos representa 10,62 billones y Japón 5,16 billones. En lo atinente a población, irá de 378 a 452 millones (+19,6%), pero más de la mitad del incremento le cabrá a Polonia (39 millones). Por consiguiente, el catolicismo de rito romano predominará ampliamente. El parlamento europea deberá elevar de 250 a 450 los intérpretes, porque hablará 22 idiomas oficiales: castellano, francés, italiano, flamenco, holandés, alemán, inglés, erso (irlandés), danés, sueco, portugués, griego, finés, estonio, letón, lituano, polaco, magyar (húngaro), eslovaco, checo, esloveno y maltés. Afortunadamente, hay algunos pares muy afines: flamenco-holandés, castellano-portugués, finés-estonio, checo-eslovaco.

Una presunta entrada de Turquía (sea en 2005, sea en 2007) tendrá efectos colaterales conflictivos. En primera instancia, será imposible soslayar el espacio balcánico entre Hungría-Eslovenia y Grecia-Turquía. Vale decir, Croacia –quizás ingrese también en 2005-, Bosnia-Hertsegóvina (contiene una minoría musulmana), la Federación Yugoslava (Serbia-Montenegro), Moldavia, Rumania, Bulgaria y Albania (mayoría musulmana). Al margen de todo lo anterior, subsiste un tema no resuelto: si tres de los actuales 15 aún no aceptan el euro ¿será éste obligatorio o factible para los nueve o diez nuevos?…

Recién dentro de ocho meses se sabrá si (a) Turquía entabla negociaciones formales para ingresar en la UE y (b) qué ocurrirá con Chipre, candidata aceptada pero dividida en dos partes, una de ellas bajo control turco. En los papeles, la cumbre de esta semana dio luz verde para que Polonia, Hungría, República Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Malta y Chipre ingresen en mayo de 2004.

Para los gobiernos favorables a Turquía –Alemania, Gran Bretaña, Italia y España-, empieza ahora una dura tarea: persuadir a quienes resisten a Angora. En esencia, Grecia y los miembros nórdicos. En el caso de Atenas, la cuestión se remite a Chipre, isla de mayoría helenófona cuyo tercio norte está ocupado desde hace casi treinta años por los turcos en nombre de su minoría étnica.

A la inversa, los países donde residen grupos importantes de turcos se inclinan en favor de Angora. Al frente, Alemania, cuya población de habla turca pasa de 2.100.000 (ocho veces el número de turcos en Chipre), seguida de Holanda (320.000) y Francia (310.000). En rigor, Berlín habla ya de 2005 como año de ingreso turco.
Los números no se detienen en minorías étnicas. Por ejemplo, la superficie de la UE aumentará de 3.190.000 a 3.930.000 km2 (23,2%), bastante más que el producto bruto regional: apenas 4,2%, o sea de € 8,524 a 8,879 billones. Estados Unidos representa 10,62 billones y Japón 5,16 billones. En lo atinente a población, irá de 378 a 452 millones (+19,6%), pero más de la mitad del incremento le cabrá a Polonia (39 millones). Por consiguiente, el catolicismo de rito romano predominará ampliamente. El parlamento europea deberá elevar de 250 a 450 los intérpretes, porque hablará 22 idiomas oficiales: castellano, francés, italiano, flamenco, holandés, alemán, inglés, erso (irlandés), danés, sueco, portugués, griego, finés, estonio, letón, lituano, polaco, magyar (húngaro), eslovaco, checo, esloveno y maltés. Afortunadamente, hay algunos pares muy afines: flamenco-holandés, castellano-portugués, finés-estonio, checo-eslovaco.

Una presunta entrada de Turquía (sea en 2005, sea en 2007) tendrá efectos colaterales conflictivos. En primera instancia, será imposible soslayar el espacio balcánico entre Hungría-Eslovenia y Grecia-Turquía. Vale decir, Croacia –quizás ingrese también en 2005-, Bosnia-Hertsegóvina (contiene una minoría musulmana), la Federación Yugoslava (Serbia-Montenegro), Moldavia, Rumania, Bulgaria y Albania (mayoría musulmana). Al margen de todo lo anterior, subsiste un tema no resuelto: si tres de los actuales 15 aún no aceptan el euro ¿será éste obligatorio o factible para los nueve o diez nuevos?…

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