viernes, 27 de diciembre de 2024

Irak: Cheney y Rumsfeld quieren gastar más que Bush

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Por un lado, dos encuestas revelan que 61% del público rechaza los US$ 87.000 millones extras pedidos por George W.Bush. Por el otro, el vicepresidente Richard Cheney y Donald Rumsfeld (Defensa) no descartan más gastos.

Ambas muestras son las más negativas, conocidas hasta ayer, en lo tocante a manejo y costos de la posguerra iraquí. Parte de la resistencia detectada, admiten las encuestadoras, se relaciona con el déficit récord esperado para el ejercicio fiscal 2003 (termina a fin de mes), US$ 455.000 millones.

Ocurre que los fondos adicionales a gastarse –si se obtienen del Congreso- en el ejercicio 2004 elevarán ese rojo a US$ 562.000 millones. O sea, otro récord histórico a valores nominales. “La gente empieza a preguntarse por qué el gobierno federal asigna más dinero y presta más atención a los problemas de Irak que a los de Estados Unidos”, comentaba el “Washington Post”.

Una de las compulsas indica, también, que –a juicio de los consultados- “si aumentan tanto las partidas de posguerra, acabarán por limitarse las rebajas tributarias y las erogaciones sociales”. En resumen, como observa el diario metropolitano, “los norteamericanos no quieren recortes de gastos públicos ni alza del déficit sólo en aras de Irak o el negocio petrolero”. Precisamiente, un sector asociado estrechamente con Cheney y Rumsfeld, proclives a gastar más en Irak.

Ambas muestras son las más negativas, conocidas hasta ayer, en lo tocante a manejo y costos de la posguerra iraquí. Parte de la resistencia detectada, admiten las encuestadoras, se relaciona con el déficit récord esperado para el ejercicio fiscal 2003 (termina a fin de mes), US$ 455.000 millones.

Ocurre que los fondos adicionales a gastarse –si se obtienen del Congreso- en el ejercicio 2004 elevarán ese rojo a US$ 562.000 millones. O sea, otro récord histórico a valores nominales. “La gente empieza a preguntarse por qué el gobierno federal asigna más dinero y presta más atención a los problemas de Irak que a los de Estados Unidos”, comentaba el “Washington Post”.

Una de las compulsas indica, también, que –a juicio de los consultados- “si aumentan tanto las partidas de posguerra, acabarán por limitarse las rebajas tributarias y las erogaciones sociales”. En resumen, como observa el diario metropolitano, “los norteamericanos no quieren recortes de gastos públicos ni alza del déficit sólo en aras de Irak o el negocio petrolero”. Precisamiente, un sector asociado estrechamente con Cheney y Rumsfeld, proclives a gastar más en Irak.

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