A través de su informe financiero semanal, la entidad resaltó
que “desde el punto de vista de las metas cuantitativas
comprometidas con el FMI, el Gobierno tiene cierta holgura” para
poder cumplirlas.
Esas metas -todas a alcanzar el año que viene- son el
crecimiento económico (previsto en 4 por ciento), el nivel de
inflación anual (10,5 por ciento) y un superávit primario del 2,5
por ciento del PBI.
A pesar de su pronóstico optimista, la Fundación Capital
advirtió que “los ´motores de la construcción´ del superávit son
transitorios, razón por la cual el excedente fiscal previsto es de
´baja calidad´”.
Sucede que los recursos del Estado, según la entidad, “están en
sus niveles máximos (como los tributarios, con impuestos
distorsivos que tendrán que desaparecer), aunque potenciados por
una coyuntura muy favorable”.
Además, el informe alertó sobre “las presiones al alza del
gasto” público que “aparecerán tarde o temprano, resultando ´no
sustentable´ el actual elevado superávit primario fiscal”.
Por otra parte, subrayó que “la estabilización de corto plazo
de las variables financieras con reactivación económica no corre
peligro”.
“Para 2004 el Gobierno se ha comprometido a avanzar sobre un
conjunto de reformas estructurales que resultan indispensables
para ir despejando el mediano plazo, de modo tal de permitir que
la recuperación se transforme en crecimiento económico”, añadió.
En ese sentido, dijo que “el contexto de estas reformas debe
servir para generar un ancla fiscal. El instrumento debería ser
una regla que permita que el gasto primario consolidado se
incremente por el crecimiento vegetativo de la población y por la
inflación proyectada”.
“Como la recaudación sube de acuerdo con la inflación y el
crecimiento económico, esto permitiría generar un incremento del
superávit primario como proporción del PBI en aquellos años en que
la economía crezca a una tasa superior a la población”, puntualizó
el documento.
La entidad señaló además que “si queremos minimizar la
probabilidad de volver a enfrentar un default luego de que se
produzca la reestructuración de la deuda pública, con las
conocidas consecuencias económicas, políticas y sociales que ello
implica, Argentina deberá cumplir las reformas consensuadas con el
FMI”.
A través de su informe financiero semanal, la entidad resaltó
que “desde el punto de vista de las metas cuantitativas
comprometidas con el FMI, el Gobierno tiene cierta holgura” para
poder cumplirlas.
Esas metas -todas a alcanzar el año que viene- son el
crecimiento económico (previsto en 4 por ciento), el nivel de
inflación anual (10,5 por ciento) y un superávit primario del 2,5
por ciento del PBI.
A pesar de su pronóstico optimista, la Fundación Capital
advirtió que “los ´motores de la construcción´ del superávit son
transitorios, razón por la cual el excedente fiscal previsto es de
´baja calidad´”.
Sucede que los recursos del Estado, según la entidad, “están en
sus niveles máximos (como los tributarios, con impuestos
distorsivos que tendrán que desaparecer), aunque potenciados por
una coyuntura muy favorable”.
Además, el informe alertó sobre “las presiones al alza del
gasto” público que “aparecerán tarde o temprano, resultando ´no
sustentable´ el actual elevado superávit primario fiscal”.
Por otra parte, subrayó que “la estabilización de corto plazo
de las variables financieras con reactivación económica no corre
peligro”.
“Para 2004 el Gobierno se ha comprometido a avanzar sobre un
conjunto de reformas estructurales que resultan indispensables
para ir despejando el mediano plazo, de modo tal de permitir que
la recuperación se transforme en crecimiento económico”, añadió.
En ese sentido, dijo que “el contexto de estas reformas debe
servir para generar un ancla fiscal. El instrumento debería ser
una regla que permita que el gasto primario consolidado se
incremente por el crecimiento vegetativo de la población y por la
inflación proyectada”.
“Como la recaudación sube de acuerdo con la inflación y el
crecimiento económico, esto permitiría generar un incremento del
superávit primario como proporción del PBI en aquellos años en que
la economía crezca a una tasa superior a la población”, puntualizó
el documento.
La entidad señaló además que “si queremos minimizar la
probabilidad de volver a enfrentar un default luego de que se
produzca la reestructuración de la deuda pública, con las
conocidas consecuencias económicas, políticas y sociales que ello
implica, Argentina deberá cumplir las reformas consensuadas con el
FMI”.