Curiosamente, mientras la “Economist Intelligence Unit” ubica a la Argentina junto a Irak, Zimbabwe y Venezuela, dos o tres corresponsales conservadores acreditados en Buenos Aires se desgarran las vestiduras por la libertad de prensa, alelados ante el estilo presidencial. Un poco desmedido, es cierto, pero muy lejos de Robert Mugabe.
Anónimos como siempre, quienes escriben en la revista londinense o redactan los informes de la EIU no trepidan en poner Argentina y Venezuela al nivel de Irak –donde una posguerra interminable traba la economía y acumula muertos- o Zimbabwe, manejada desde hace 30 años por Mugabe, un dictador vesánico, donde las elecciones son fraudulentas y la oposición arriesga la vida.
Con todos sus defectos, que son muchos, Hugo Chávez está a años luz del africano. Con los suyos, no tantos, Néstor Kirchner no es Vladyímir Putin, ni sus allegados pueden compararse con la banda de ex KGB que reina en Moscú. Por otra parte, la EIU ve más atractivos en Perú -que exporta a Buenos Aires hordas de marginales inaceptables para Chile, Brasil o Uruguay- que en Argentina.
Por supuesto, un grupo de analistas y consultores (ninguno de ellos economista serio) salió este fin de semana a convalidar los dislates del “Economist”. Más sensatos, algunos ejecutivos de empresas y bancos rechazaban de plano la lista de EIU. No sólo en cuanto hace a la Argentina o Venezuela, sino a las economías mejor ubicadas. Por ejemplo, es absurdo poner a factorías financieras (Singapur, Hongkong), economías pequeñas (Chile) y subdesarrolladas (Polonia) por encima de Surcorea. Por otra parte, Hongkong o Singapur distan de ser modelos democráticos, aunque sean funcionales a la banca anglosajona.
Curiosamente, mientras la “Economist Intelligence Unit” ubica a la Argentina junto a Irak, Zimbabwe y Venezuela, dos o tres corresponsales conservadores acreditados en Buenos Aires se desgarran las vestiduras por la libertad de prensa, alelados ante el estilo presidencial. Un poco desmedido, es cierto, pero muy lejos de Robert Mugabe.
Anónimos como siempre, quienes escriben en la revista londinense o redactan los informes de la EIU no trepidan en poner Argentina y Venezuela al nivel de Irak –donde una posguerra interminable traba la economía y acumula muertos- o Zimbabwe, manejada desde hace 30 años por Mugabe, un dictador vesánico, donde las elecciones son fraudulentas y la oposición arriesga la vida.
Con todos sus defectos, que son muchos, Hugo Chávez está a años luz del africano. Con los suyos, no tantos, Néstor Kirchner no es Vladyímir Putin, ni sus allegados pueden compararse con la banda de ex KGB que reina en Moscú. Por otra parte, la EIU ve más atractivos en Perú -que exporta a Buenos Aires hordas de marginales inaceptables para Chile, Brasil o Uruguay- que en Argentina.
Por supuesto, un grupo de analistas y consultores (ninguno de ellos economista serio) salió este fin de semana a convalidar los dislates del “Economist”. Más sensatos, algunos ejecutivos de empresas y bancos rechazaban de plano la lista de EIU. No sólo en cuanto hace a la Argentina o Venezuela, sino a las economías mejor ubicadas. Por ejemplo, es absurdo poner a factorías financieras (Singapur, Hongkong), economías pequeñas (Chile) y subdesarrolladas (Polonia) por encima de Surcorea. Por otra parte, Hongkong o Singapur distan de ser modelos democráticos, aunque sean funcionales a la banca anglosajona.