A partir del nuevo convenio, los rusos le cobran a razón de US$ 95 los mil metros cúbicos el gas natural a los ucranianos. Muy por debajo de US$ 230, el precio de mercado en el oeste del continente. Entretanto, la industria pesada de Ucrania tiene un límite de rentabilidad: US$ 150 por mil m3.
En otro plano, se estima en 24.500 millones de m3 el total de gas natural que debe pasar a las reservas subterráneas ucranianas. Este volumen ha sido comprometido por Kíyev para no afectar el flujo del insumo hacia Occidente.
Sin embargo, las divergencias entre el primer ministro Víktor Yanúkovich –en teoría, prorruso- y el presidente Vladyímir Putin echan dudas sobre todo el esquema e inquietan a los países europeos dependientes del gasoducto meridional. En especial, Italia y Austria.
La cuestión tiende a complicarse porque Gazprom, el gigante estatal moscovita, arma una operación de pinzas sobre Europa occidental. Desde el este, controla los abastos vía ductos a norte y sur de la línea Alpes-Cárpatos. Desde el sudoeste, sus acuerdos con el argelino Sonatrach involucran a España, Portugal y Francia.
En lo político, el golpe parlamentario que le quitó en julio poder al presidente ucraniano Víktor Yushchenko y le entregó la jefatura de gobierno a su rival, Yanúkovich, no parece haber facilitado los planes de Gazprom (o sea, de Putin). En las tensas negociaciones cerradas el sábado, el supuesto incondicional de Moscú ha pedido opinión a Yúliya Timoshenko, Vale decir, a la máxima enemiga de Putin en Kíyev.
A partir del nuevo convenio, los rusos le cobran a razón de US$ 95 los mil metros cúbicos el gas natural a los ucranianos. Muy por debajo de US$ 230, el precio de mercado en el oeste del continente. Entretanto, la industria pesada de Ucrania tiene un límite de rentabilidad: US$ 150 por mil m3.
En otro plano, se estima en 24.500 millones de m3 el total de gas natural que debe pasar a las reservas subterráneas ucranianas. Este volumen ha sido comprometido por Kíyev para no afectar el flujo del insumo hacia Occidente.
Sin embargo, las divergencias entre el primer ministro Víktor Yanúkovich –en teoría, prorruso- y el presidente Vladyímir Putin echan dudas sobre todo el esquema e inquietan a los países europeos dependientes del gasoducto meridional. En especial, Italia y Austria.
La cuestión tiende a complicarse porque Gazprom, el gigante estatal moscovita, arma una operación de pinzas sobre Europa occidental. Desde el este, controla los abastos vía ductos a norte y sur de la línea Alpes-Cárpatos. Desde el sudoeste, sus acuerdos con el argelino Sonatrach involucran a España, Portugal y Francia.
En lo político, el golpe parlamentario que le quitó en julio poder al presidente ucraniano Víktor Yushchenko y le entregó la jefatura de gobierno a su rival, Yanúkovich, no parece haber facilitado los planes de Gazprom (o sea, de Putin). En las tensas negociaciones cerradas el sábado, el supuesto incondicional de Moscú ha pedido opinión a Yúliya Timoshenko, Vale decir, a la máxima enemiga de Putin en Kíyev.