El actual presidente tiene un plan de enroque, por el cual –como jefe de gabinete- continuará gobernando Rusia. No precisa siquiera poner a su esposa, como marca el “modelo argentino”, y no correrá peligro de que le salga respondona. Por ende, el tercer mandato lo ejercerà como primer ministro.
El truco es más sencillo que la solución Kirchner-Kirchner. Putin acaba de nombrarse presidente de la coalición “Rusia unida” (yédlina Rósiya). En esa calidad, le corresponderá la jefatura del gobierno. Curiosamente, la incumplida constitución de 1994 le hubiese permitido lo mismo al mandatario argentino.
“Pasar a ser primer ministro será una salida realista”, sostuvo Putin ante el congreso del oficialismo. Luego señaló que piensa ir a la cabeza de la lista de diputados para la Dumá, en las elecciones de diciembre venidero. Las bolsas de Moscú y santa Petersburgo, eufóricas.
Fiel a tradiciones que vienen del siglo XV, Putin actúa como “tsar de facto” y, con apenas 54 años, puede volver a la presidencia en 2012 y 2017. Esto remite a la época imperial porque, después de 1924 (muerte de Lenin), sólo Stalin fue una especie de “tsar” durante diecinueve años. Fue preciso liquidarlo para armar una especie de sucesión colegiada.
Hasta ahora, el presidente se limitaba a decir que buscaría la elección en 2012. Todo el mundo sabía, empero, que seguiría manejando los hilos en el próximo mandato. Maxime tras poner de primer ministro al obscuro contador Víktor Zubkov (66 años). A partir del mensaje a la coalición, las cosas quedan claras.
Como Kirchner, Putin ha manejado el paía durante ocho años consecutivos de crecimiento. Si bien el argentino lleva sólo cinco años, ambos atravesaron desastres financieros, económicos y sociales (1997/8, 2000/1). Por supuesto, al lado de la “resovietización” de sectores claves en Rusia, las reformas de Néstor Kirchner son pálidas. Putin ha sido más visionario y previó la crisis de la globalización financiera que hoy asoma en los mercados de riesgo.
Míjail Kasyánov, primer ministro en 2000/2004 –después opositor al mismo presidente-, salió a denunciar lo archisabido. El líder moscovita, sostuvo, “va a convertirse en un tsar como los que nos gobernaban hasta la revolución de 1917”.
El actual presidente tiene un plan de enroque, por el cual –como jefe de gabinete- continuará gobernando Rusia. No precisa siquiera poner a su esposa, como marca el “modelo argentino”, y no correrá peligro de que le salga respondona. Por ende, el tercer mandato lo ejercerà como primer ministro.
El truco es más sencillo que la solución Kirchner-Kirchner. Putin acaba de nombrarse presidente de la coalición “Rusia unida” (yédlina Rósiya). En esa calidad, le corresponderá la jefatura del gobierno. Curiosamente, la incumplida constitución de 1994 le hubiese permitido lo mismo al mandatario argentino.
“Pasar a ser primer ministro será una salida realista”, sostuvo Putin ante el congreso del oficialismo. Luego señaló que piensa ir a la cabeza de la lista de diputados para la Dumá, en las elecciones de diciembre venidero. Las bolsas de Moscú y santa Petersburgo, eufóricas.
Fiel a tradiciones que vienen del siglo XV, Putin actúa como “tsar de facto” y, con apenas 54 años, puede volver a la presidencia en 2012 y 2017. Esto remite a la época imperial porque, después de 1924 (muerte de Lenin), sólo Stalin fue una especie de “tsar” durante diecinueve años. Fue preciso liquidarlo para armar una especie de sucesión colegiada.
Hasta ahora, el presidente se limitaba a decir que buscaría la elección en 2012. Todo el mundo sabía, empero, que seguiría manejando los hilos en el próximo mandato. Maxime tras poner de primer ministro al obscuro contador Víktor Zubkov (66 años). A partir del mensaje a la coalición, las cosas quedan claras.
Como Kirchner, Putin ha manejado el paía durante ocho años consecutivos de crecimiento. Si bien el argentino lleva sólo cinco años, ambos atravesaron desastres financieros, económicos y sociales (1997/8, 2000/1). Por supuesto, al lado de la “resovietización” de sectores claves en Rusia, las reformas de Néstor Kirchner son pálidas. Putin ha sido más visionario y previó la crisis de la globalización financiera que hoy asoma en los mercados de riesgo.
Míjail Kasyánov, primer ministro en 2000/2004 –después opositor al mismo presidente-, salió a denunciar lo archisabido. El líder moscovita, sostuvo, “va a convertirse en un tsar como los que nos gobernaban hasta la revolución de 1917”.