sábado, 28 de diciembre de 2024

La oferta de energía sufrirá picos y se repetirán los racionamientos

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Pese a que la presidenta Cristina Kirchner aseguró en la sesión inaugural del período legislativo que no faltarán el gas y la electricidad durante el invierno, cálculos privados de indiscutida seriedad anticipan restricciones energéticas.

La estrategia de negar la existencia de una crisis mientras se adoptan algunas
medidas que indican lo contrario es moneda corriente en la gestión del
matrimonio presidencial.

En el caso del comienzo de la actividad plena en el país, que coincide
con la inminente llegada del otoño, de nuevo el repaso de la oferta y
demanda de energía pone sobre el tapete la perspectiva de que en el invierno,
que es cuando más se usa la energía, no se alcancen a cubrir las
necesidades y se sucedan los cortes, tanto los programados para la industria,
cuanto los relámpagos, que no se anuncian y abarcan partes de zonas.

La consultora Prefinex, con la firma de sus economistas Nicolás Bridger
y Osvaldo Cado, analiza el crucial tema a partir de que ni Evo Morales ni Lula
pudieron garantizar el abastecimiento de gas. Y recuerdan que Argentina experimentó
durante el invierno de 2007 restricciones en el consumo energético (gas,
electricidad) obligando al gobierno a tomar una serie de medidas que incluyeron:
· Racionamiento del consumo eléctrico de la industria, procurando
que el consumo residencial no sufriera cortes;
· Racionamiento del consumo de gas natural;
· Racionamiento del consumo de GNC;
· Importación de electricidad y gas natural;
· Reducción en las exportaciones de gas natural.

Los asesores de grupos inversores dicen, en tal sentido, que desde el gobierno
se negó en todo momento la existencia de una crisis, atribuyendo los
problemas a una combinación de: un invierno con temperaturas bajas record,
la falta de inversión de las empresas públicas y el elevado crecimiento
económico.

Sin embargo, argumentan, se produjo un quiebre a fines de año cuando
en diciembre se aprobó un nuevo plan de ahorro energético que
comprendió:
· Adelantamiento de la hora;
· Uso de bombitas de luz de bajo consumo;
· Intensificación de las restricciones en el uso de energía
en los edificios públicos.

“En este aspecto, uno de los principales desafíos de cara al futuro
es brindar certidumbre sobre el aprovisionamiento energético en el mediano
plazo”, proponen, aunque ello sea “necesario, en primer lugar, para
maximizar los niveles actuales de producción. En segundo término,
afecta los niveles de producción futuro, dado que siendo la energía
un insumo básico de producción, la ausencia de certidumbre impacta
negativamente en la inversión”.

Según Prefinex, “es posible dividir las principales causas de las
restricciones energéticas en factores estructurales y en la política
de precios adoptada desde 2002”.

Al describir ambos factores, centran el análisis en el mercado del gas
natural, por ser el principal recurso en la matriz energética argentina
y del cual se derivan los otros problemas existentes (provisión de electricidad).

Destacan asimismo que el invierno de 2007 fue particularmente frío,
lo cual agravó la situación aunque no modifica el diagnostico
ni la gravedad del problema.

Factores estructurales

Argentina presenta un sendero de uso de energía insostenible dada la
dinámica de consumo y de exploración. La elevada intensidad en
el uso del gas natural en la producción energética está
disociada con la caída que se observa en el ratio reservas/producción,
que superó la barrera estratégica de los 15 años en 2002
y actualmente se ubica en 8,5 años.

Entre 1970 y hoy, el gas se ha convertido en el principal insumo energético
del país. La mayor intensidad en el uso del gas comenzó en la
industria, siguió en el sector eléctrico, continuó en el
sector de transporte y en los ´90 se sumó el mercado externo como
demandante de este producto.

La demanda incremental más importante responde al sector eléctrico,
favorecido por la competencia y las reglas de juego impuestas por las reformas
durante los ´90.

El descubrimiento de importantes reservas incentivó una generación
de electricidad intensiva en gas y, por ende, con bajos requerimientos de capital.

La oferta acompañó el crecimiento de la demanda, exhibiendo un
comportamiento creciente desde 1970 y una suba de más de 150% en los
últimos 15 años.

Desde 2002, la producción se incrementó 27%, por lo que resulta
difícil culpar a la falta de dinamismo de la oferta de la actual escasez
de energía. La caída en el ratio de reservas responde a una inversión
en exploración insuficiente que tiene que ver con:
a) bajo atractivo geológico de los yacimientos en Argentina y
b) marco regulatorio inestable y disociado a la escasez relativa del bien y
a los precios internacionales desde 2002.

Precios relativos

En 2002, año cuando se superó la barrera de los 15 años
de reservas de gas, se produjo un quiebre en el marco regulatorio del sector
y se adoptó un sistema de precios disociado de la evolución del
precio del producto en los mercados internacionales. Se mantuvo congelado el
precio en boca de pozo hasta 2004, cuando durante el caluroso y seco verano
aparecieron las primeras señales de faltantes de gas.

Este sistema de precios incentivó un uso intensivo tanto de gas como
de electricidad. En este sentido, el consumo residencial de gas y electricidad
por unidad de producto se incrementó más de 24% desde 1998 (anterior
pico de producto), mientras que este mismo guarismo por unidad de producto industrial
creció 20%.

Si bien el precio en el mercado interno en dólares se duplicó
desde ese entonces, aún resulta un tercio del valor del gas en los mercados
internacionales y sigue sin incentivar la inversión en exploración.

Este manejo discrecional y heterodoxo del precio del gas natural tiene algunas
particularidades llamativas:
· El gobierno importó gas desde Bolivia a un precio tres veces
superior al que lo reciben los productores domésticos;
· Las clases sociales más bajas no tienen acceso a gas por redes,
por lo cual tienen que comprar garrafas. El precio de gas por garrafas es más
caro que el gas por redes, con lo cual no se explica bien cuál es la
motivación detrás del congelamiento de las tarifas de gas residencial.

Perspectivas

· El parque energético en el presente año seguirá
operando al límite, manteniendo la vulnerabilidad a picos de consumo,
con lo cual será difícil evitar racionamientos similares a los
de 2007;
· Aún se puede revertir la tendencia decreciente del principal
producto energético del país en el mediano plazo, pero el margen
de maniobra cada vez es menor;
· El plan energético implementado en 2008, si bien implica un
reconocimiento explícito por parte del gobierno de la existencia de un
problema, no constituye una respuesta suficiente y definitiva;
· Es necesaria una modificación del marco regulatorio, de forma
tal de generar un sistema de precios que incentive un consumo racional acorde
a la escasez relativa del bien y promueva la inversión en exploración;
· Bajo un sistema capitalista, el único mecanismo eficaz para
alinear los incentivos es el sistema de precios. Seguir insistiendo en la responsabilidad
social de los empresarios y consumidores como solución última
no llevará a buen puerto.

La estrategia de negar la existencia de una crisis mientras se adoptan algunas
medidas que indican lo contrario es moneda corriente en la gestión del
matrimonio presidencial.

En el caso del comienzo de la actividad plena en el país, que coincide
con la inminente llegada del otoño, de nuevo el repaso de la oferta y
demanda de energía pone sobre el tapete la perspectiva de que en el invierno,
que es cuando más se usa la energía, no se alcancen a cubrir las
necesidades y se sucedan los cortes, tanto los programados para la industria,
cuanto los relámpagos, que no se anuncian y abarcan partes de zonas.

La consultora Prefinex, con la firma de sus economistas Nicolás Bridger
y Osvaldo Cado, analiza el crucial tema a partir de que ni Evo Morales ni Lula
pudieron garantizar el abastecimiento de gas. Y recuerdan que Argentina experimentó
durante el invierno de 2007 restricciones en el consumo energético (gas,
electricidad) obligando al gobierno a tomar una serie de medidas que incluyeron:
· Racionamiento del consumo eléctrico de la industria, procurando
que el consumo residencial no sufriera cortes;
· Racionamiento del consumo de gas natural;
· Racionamiento del consumo de GNC;
· Importación de electricidad y gas natural;
· Reducción en las exportaciones de gas natural.

Los asesores de grupos inversores dicen, en tal sentido, que desde el gobierno
se negó en todo momento la existencia de una crisis, atribuyendo los
problemas a una combinación de: un invierno con temperaturas bajas record,
la falta de inversión de las empresas públicas y el elevado crecimiento
económico.

Sin embargo, argumentan, se produjo un quiebre a fines de año cuando
en diciembre se aprobó un nuevo plan de ahorro energético que
comprendió:
· Adelantamiento de la hora;
· Uso de bombitas de luz de bajo consumo;
· Intensificación de las restricciones en el uso de energía
en los edificios públicos.

“En este aspecto, uno de los principales desafíos de cara al futuro
es brindar certidumbre sobre el aprovisionamiento energético en el mediano
plazo”, proponen, aunque ello sea “necesario, en primer lugar, para
maximizar los niveles actuales de producción. En segundo término,
afecta los niveles de producción futuro, dado que siendo la energía
un insumo básico de producción, la ausencia de certidumbre impacta
negativamente en la inversión”.

Según Prefinex, “es posible dividir las principales causas de las
restricciones energéticas en factores estructurales y en la política
de precios adoptada desde 2002”.

Al describir ambos factores, centran el análisis en el mercado del gas
natural, por ser el principal recurso en la matriz energética argentina
y del cual se derivan los otros problemas existentes (provisión de electricidad).

Destacan asimismo que el invierno de 2007 fue particularmente frío,
lo cual agravó la situación aunque no modifica el diagnostico
ni la gravedad del problema.

Factores estructurales

Argentina presenta un sendero de uso de energía insostenible dada la
dinámica de consumo y de exploración. La elevada intensidad en
el uso del gas natural en la producción energética está
disociada con la caída que se observa en el ratio reservas/producción,
que superó la barrera estratégica de los 15 años en 2002
y actualmente se ubica en 8,5 años.

Entre 1970 y hoy, el gas se ha convertido en el principal insumo energético
del país. La mayor intensidad en el uso del gas comenzó en la
industria, siguió en el sector eléctrico, continuó en el
sector de transporte y en los ´90 se sumó el mercado externo como
demandante de este producto.

La demanda incremental más importante responde al sector eléctrico,
favorecido por la competencia y las reglas de juego impuestas por las reformas
durante los ´90.

El descubrimiento de importantes reservas incentivó una generación
de electricidad intensiva en gas y, por ende, con bajos requerimientos de capital.

La oferta acompañó el crecimiento de la demanda, exhibiendo un
comportamiento creciente desde 1970 y una suba de más de 150% en los
últimos 15 años.

Desde 2002, la producción se incrementó 27%, por lo que resulta
difícil culpar a la falta de dinamismo de la oferta de la actual escasez
de energía. La caída en el ratio de reservas responde a una inversión
en exploración insuficiente que tiene que ver con:
a) bajo atractivo geológico de los yacimientos en Argentina y
b) marco regulatorio inestable y disociado a la escasez relativa del bien y
a los precios internacionales desde 2002.

Precios relativos

En 2002, año cuando se superó la barrera de los 15 años
de reservas de gas, se produjo un quiebre en el marco regulatorio del sector
y se adoptó un sistema de precios disociado de la evolución del
precio del producto en los mercados internacionales. Se mantuvo congelado el
precio en boca de pozo hasta 2004, cuando durante el caluroso y seco verano
aparecieron las primeras señales de faltantes de gas.

Este sistema de precios incentivó un uso intensivo tanto de gas como
de electricidad. En este sentido, el consumo residencial de gas y electricidad
por unidad de producto se incrementó más de 24% desde 1998 (anterior
pico de producto), mientras que este mismo guarismo por unidad de producto industrial
creció 20%.

Si bien el precio en el mercado interno en dólares se duplicó
desde ese entonces, aún resulta un tercio del valor del gas en los mercados
internacionales y sigue sin incentivar la inversión en exploración.

Este manejo discrecional y heterodoxo del precio del gas natural tiene algunas
particularidades llamativas:
· El gobierno importó gas desde Bolivia a un precio tres veces
superior al que lo reciben los productores domésticos;
· Las clases sociales más bajas no tienen acceso a gas por redes,
por lo cual tienen que comprar garrafas. El precio de gas por garrafas es más
caro que el gas por redes, con lo cual no se explica bien cuál es la
motivación detrás del congelamiento de las tarifas de gas residencial.

Perspectivas

· El parque energético en el presente año seguirá
operando al límite, manteniendo la vulnerabilidad a picos de consumo,
con lo cual será difícil evitar racionamientos similares a los
de 2007;
· Aún se puede revertir la tendencia decreciente del principal
producto energético del país en el mediano plazo, pero el margen
de maniobra cada vez es menor;
· El plan energético implementado en 2008, si bien implica un
reconocimiento explícito por parte del gobierno de la existencia de un
problema, no constituye una respuesta suficiente y definitiva;
· Es necesaria una modificación del marco regulatorio, de forma
tal de generar un sistema de precios que incentive un consumo racional acorde
a la escasez relativa del bien y promueva la inversión en exploración;
· Bajo un sistema capitalista, el único mecanismo eficaz para
alinear los incentivos es el sistema de precios. Seguir insistiendo en la responsabilidad
social de los empresarios y consumidores como solución última
no llevará a buen puerto.

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