La IED (inversión extranjera directa) cedió, en efecto, de US$
1,49 billón a 735.000 millones. La segunda cifra representa apenas 7,6%
del producto bruto estadounidense, también en 2001. Se trata del mayor
descenso desde 1971. En verdad, circulan más fondos en la red internacional
de lavado de dinero (el FMI estima su volumen en un billón de dólares)
y ni hablar de la especulación con futuros y opciones, que recicla US$
3,2 billones diarios).
Entre las economías emergentes, las más perjudicadas han sido
Hong Kong (su flujo perdió US$ 57.000 millones), Surcorea, Turquía
y Brasil. Entre las periféricas, Argentina (-60%), Argelia y Birmania.
El analista financiero que presentó el informe en Buenos Aires recargó
las tintas sobre Argentina (-US$ 2.000 millones en 2001). Pintó un cuadro
catastrófico para 2002, advirtiendo que “las multinacionales están
más allá de las políticas locales. Van y vienen”.
Exactamente lo contrario muestran Malasia y Chile -controlan flujos de fondos
cortoplacistas- o el retiro de capitales y activos provocado por escándalos
contables en grandes conglomerados de EE.UU. y la Unión Europea.
La IED (inversión extranjera directa) cedió, en efecto, de US$
1,49 billón a 735.000 millones. La segunda cifra representa apenas 7,6%
del producto bruto estadounidense, también en 2001. Se trata del mayor
descenso desde 1971. En verdad, circulan más fondos en la red internacional
de lavado de dinero (el FMI estima su volumen en un billón de dólares)
y ni hablar de la especulación con futuros y opciones, que recicla US$
3,2 billones diarios).
Entre las economías emergentes, las más perjudicadas han sido
Hong Kong (su flujo perdió US$ 57.000 millones), Surcorea, Turquía
y Brasil. Entre las periféricas, Argentina (-60%), Argelia y Birmania.
El analista financiero que presentó el informe en Buenos Aires recargó
las tintas sobre Argentina (-US$ 2.000 millones en 2001). Pintó un cuadro
catastrófico para 2002, advirtiendo que “las multinacionales están
más allá de las políticas locales. Van y vienen”.
Exactamente lo contrario muestran Malasia y Chile -controlan flujos de fondos
cortoplacistas- o el retiro de capitales y activos provocado por escándalos
contables en grandes conglomerados de EE.UU. y la Unión Europea.