Fiat: pesimismo sobre posibilidades de un acuerdo
Mientras se agotan los plazos impuestos por los bancos acreedores, van esfumándose posibilidades de acuerdo entre Fiat SpA y los sindicatos, pese a gestiones del gobierno Berlusconi. Hay marcado escepticismo.
3 diciembre, 2002
Las posiciones parecían irreconciliables. Sólo quedaban horas para
llegar a acuerdo respecto de los 8.100 despidos exigidos por los seis principales
bancos acreedores, a cambio de fondos frescos (€ 3.000 millones) para que
Fiat Auto siga operando. "La empresa seguirá adelante con sus planes,
cerrará fábricas y consignará miles de trabajadores a la
caja de subsidios por desempleo", dijeron Guglielmo Epifani (CGIL), Savino
Pezzotta (CISL) y Luigi Angeletti (UIL).
Entretanto, el perfil financiero de la firma ha sido considerado "sólido",
por Richard Wagoner, CEO de General Motors. La compañía controla
20% de Fiat Auto y tiene una opción para comprar el resto de ahora a
2005. Wagoner había convocado a Paolo Fresco, CEO del holding Fiat SpA,
con quien analizó en Detroit el apoyo de los bancos a su cronograma para
Fiat Auto.
Al margen de las complejas negociaciones, en noviembre en el mercado automotor
italiano se atenuaba la baja de ventas y patentamientos. Se matricularon poco
más de 180.000 unidades nuevas, o sea 5% más que en octubre; aunque
todavía 11% menos que en noviembre de 2001.
La prensa italiana se manifiesta escéptica. Cuando no irónica,
como el Corriere della Sera, cuya tapa despliega una serie de cuadritos: "Llega
al palacio Chigi el ministro Marzano (Acción social) en su Citroën.
Arriba el gremialista Epifani en su VW Polo. Descienden de una Honda 4×4 los
sindicalistas Pezzotta y Angeletti. Por fin, aparece Berlusconi en un Mercedes
y declara que se hará lo imposible para relanzar a Fiat".
Las posiciones parecían irreconciliables. Sólo quedaban horas para
llegar a acuerdo respecto de los 8.100 despidos exigidos por los seis principales
bancos acreedores, a cambio de fondos frescos (€ 3.000 millones) para que
Fiat Auto siga operando. "La empresa seguirá adelante con sus planes,
cerrará fábricas y consignará miles de trabajadores a la
caja de subsidios por desempleo", dijeron Guglielmo Epifani (CGIL), Savino
Pezzotta (CISL) y Luigi Angeletti (UIL).
Entretanto, el perfil financiero de la firma ha sido considerado "sólido",
por Richard Wagoner, CEO de General Motors. La compañía controla
20% de Fiat Auto y tiene una opción para comprar el resto de ahora a
2005. Wagoner había convocado a Paolo Fresco, CEO del holding Fiat SpA,
con quien analizó en Detroit el apoyo de los bancos a su cronograma para
Fiat Auto.
Al margen de las complejas negociaciones, en noviembre en el mercado automotor
italiano se atenuaba la baja de ventas y patentamientos. Se matricularon poco
más de 180.000 unidades nuevas, o sea 5% más que en octubre; aunque
todavía 11% menos que en noviembre de 2001.
La prensa italiana se manifiesta escéptica. Cuando no irónica,
como el Corriere della Sera, cuya tapa despliega una serie de cuadritos: "Llega
al palacio Chigi el ministro Marzano (Acción social) en su Citroën.
Arriba el gremialista Epifani en su VW Polo. Descienden de una Honda 4×4 los
sindicalistas Pezzotta y Angeletti. Por fin, aparece Berlusconi en un Mercedes
y declara que se hará lo imposible para relanzar a Fiat".