“Este mercado se ve remiso a operar. Primero, porque los balances trimestrales no son tan brillantes como se esperaba. Segundo, porque una ola de indicadores económicos optimistas evoca el espectro del recalentamiento y la consiguiente alza de intereses. Tercero, porque las imágenes de Irak son terribles”.
Así sintetizaba la situación Michelle Klaiman, que maneja una cartera de US$ 3.000 millones en New Amsterdam Partners (Nueva York). Curiosamente, la guerra no favorece el aluminio ni el acero. En efecto, Alcoa y US Steel (líderes en los respectivos campos) ceden terreno por el peligro de que China empiece a crecer menos. Su demanda es clave en ambos rubros, cemento y hasta crudos.
Este clima explica lo que muestran los principales paneles. Poco antes del cierre, las pérdidas se acentuaban en el Dow Jones industrial (-1,33%), el Standard&Poor’s 500 (-1,37%) y, especialmente, el Nasdaq compuesto (-2,19). Por el contrario, la tasa T-10 (largo) repuntaba a 4,475% anual. En ese momento, por lo menos cinco operadores de fuste decían lo mismo: “En este momento, lo que más preocupa a accionistas e inversores es Irak”.
“Este mercado se ve remiso a operar. Primero, porque los balances trimestrales no son tan brillantes como se esperaba. Segundo, porque una ola de indicadores económicos optimistas evoca el espectro del recalentamiento y la consiguiente alza de intereses. Tercero, porque las imágenes de Irak son terribles”.
Así sintetizaba la situación Michelle Klaiman, que maneja una cartera de US$ 3.000 millones en New Amsterdam Partners (Nueva York). Curiosamente, la guerra no favorece el aluminio ni el acero. En efecto, Alcoa y US Steel (líderes en los respectivos campos) ceden terreno por el peligro de que China empiece a crecer menos. Su demanda es clave en ambos rubros, cemento y hasta crudos.
Este clima explica lo que muestran los principales paneles. Poco antes del cierre, las pérdidas se acentuaban en el Dow Jones industrial (-1,33%), el Standard&Poor’s 500 (-1,37%) y, especialmente, el Nasdaq compuesto (-2,19). Por el contrario, la tasa T-10 (largo) repuntaba a 4,475% anual. En ese momento, por lo menos cinco operadores de fuste decían lo mismo: “En este momento, lo que más preocupa a accionistas e inversores es Irak”.