La propuesta de restructuración vía canje de bonos en cese selectivo de pagos ha pasado la Securities & Exchange Commission y otras entidades similares. Menos la italiana, presionada por el gobierno de Silvio Berlusconi –vinculado a los “bonistas” que dice representar el suizo Nicola Stock- para demorar lo máximo posible el trámite.
“Ya está aprobada en Estados Unidos”. Afirmó el ministro. No obstante, la noche del miércoles faltaba el comunicado oficial de la SEC y sus pares. Explicó su anuncio recordando que “hace ya un mes tuvimos el OK técnico. Sólo faltaba el agente fiduciario, función de aceptó cumplir Bank of New York”. Cabe recordar que, por entonces, el “lobby” montado por un “comité global” era lo bastante influyente como para que varios medios locales le restasen importancia a esa novedad.
Guilermo Nielsen, subceetario de Finanzas fue más allá y dejó entrever que, en una de ésas, el comienzo del canje se adelantaría del lunes 17 al viernes 14 de enero. En cuanto a las autoridades germana, adelantaron que aprobarán antes del día 29.
Obviamente, los excelentes resultados fiscales influyeron en el cambio de actitud. De paso, debilitan aún más la posición de los fondos buitres y sus operadores ostensibles o indirectos. Al respecto, el superávit primario de la nación y las provincias –ingresos menos egresos, excepto pago de deuda externa) representará este año 5,9% del producto bruto interno.
Esta relación no se lograba desde 1955. Curiosamente, fue un ejercicio dividiso entre el segundo mandato de Juan D.Perón y el régimen inconstitucional que lo remplazó después de un golpe militar frustrado y uno exitoso. El excedente primario es clave para definir la capacidad de repago de pasivos externos.
Ya los primeros once meses apuntaban a un resultado anual inesperadamente bueno. En enero-noviembre, se acumularon $ 19.400 millones (unos US$ 6.510 millones). Ahora, Lavagna apuesta a que el conjunto de saldos provinciales positivos mantenga el 1,9% del PBI exhibido en ese mismo lapso.
Otra clase de noticia también deja en posición desairada a Stock, Hans Humes, Charles Dallara y otros partícipes de la campaña contra el canje. Un tribunal federal de circuito, en Fráncfort, condenó al banco SEB a pagar € 25.000 más punitorios como indemnización a un cliente mal asesorado sobre riesgos reales de títulos valores argentinos.
Según la demanda originaria, un operador de la entidad le vendió bonos cuando ya se preveía la insolvencia argentina. El ejecutivo se las compuso para impedir que el comprador evaluase los riesgos reales de la transacción. El valor de la esta sentencia es que sea en segunda instancia, por lo cual la apelación del banco queda rechazada “in limine”.
El veredicto señala que el vendedor omitió mencionar que, al momento de la operación, los papeles orillaban la categoría chatarra. Lo mismo había ocurrido con otros dos fallos en Alemania y cinco en Italia, todos pendientes de apelación. Pero, en el caso peninsular, los propios inversores y ahorristas quedaron en posición desairada porque Antonio Fazio, presidente de Banca d’Italia (central) afirmó -en noviembre- que conocían la mala calidad de esos bonos al momneto de comprarlos.
La propuesta de restructuración vía canje de bonos en cese selectivo de pagos ha pasado la Securities & Exchange Commission y otras entidades similares. Menos la italiana, presionada por el gobierno de Silvio Berlusconi –vinculado a los “bonistas” que dice representar el suizo Nicola Stock- para demorar lo máximo posible el trámite.
“Ya está aprobada en Estados Unidos”. Afirmó el ministro. No obstante, la noche del miércoles faltaba el comunicado oficial de la SEC y sus pares. Explicó su anuncio recordando que “hace ya un mes tuvimos el OK técnico. Sólo faltaba el agente fiduciario, función de aceptó cumplir Bank of New York”. Cabe recordar que, por entonces, el “lobby” montado por un “comité global” era lo bastante influyente como para que varios medios locales le restasen importancia a esa novedad.
Guilermo Nielsen, subceetario de Finanzas fue más allá y dejó entrever que, en una de ésas, el comienzo del canje se adelantaría del lunes 17 al viernes 14 de enero. En cuanto a las autoridades germana, adelantaron que aprobarán antes del día 29.
Obviamente, los excelentes resultados fiscales influyeron en el cambio de actitud. De paso, debilitan aún más la posición de los fondos buitres y sus operadores ostensibles o indirectos. Al respecto, el superávit primario de la nación y las provincias –ingresos menos egresos, excepto pago de deuda externa) representará este año 5,9% del producto bruto interno.
Esta relación no se lograba desde 1955. Curiosamente, fue un ejercicio dividiso entre el segundo mandato de Juan D.Perón y el régimen inconstitucional que lo remplazó después de un golpe militar frustrado y uno exitoso. El excedente primario es clave para definir la capacidad de repago de pasivos externos.
Ya los primeros once meses apuntaban a un resultado anual inesperadamente bueno. En enero-noviembre, se acumularon $ 19.400 millones (unos US$ 6.510 millones). Ahora, Lavagna apuesta a que el conjunto de saldos provinciales positivos mantenga el 1,9% del PBI exhibido en ese mismo lapso.
Otra clase de noticia también deja en posición desairada a Stock, Hans Humes, Charles Dallara y otros partícipes de la campaña contra el canje. Un tribunal federal de circuito, en Fráncfort, condenó al banco SEB a pagar € 25.000 más punitorios como indemnización a un cliente mal asesorado sobre riesgos reales de títulos valores argentinos.
Según la demanda originaria, un operador de la entidad le vendió bonos cuando ya se preveía la insolvencia argentina. El ejecutivo se las compuso para impedir que el comprador evaluase los riesgos reales de la transacción. El valor de la esta sentencia es que sea en segunda instancia, por lo cual la apelación del banco queda rechazada “in limine”.
El veredicto señala que el vendedor omitió mencionar que, al momento de la operación, los papeles orillaban la categoría chatarra. Lo mismo había ocurrido con otros dos fallos en Alemania y cinco en Italia, todos pendientes de apelación. Pero, en el caso peninsular, los propios inversores y ahorristas quedaron en posición desairada porque Antonio Fazio, presidente de Banca d’Italia (central) afirmó -en noviembre- que conocían la mala calidad de esos bonos al momneto de comprarlos.