Contra algunos pronósticos demasiado optimistas, a cargo de miembros del Sistema de Reserva Federal (Michigan, Cleveland, Richmond), analistas consultados por Reuters y Bloomberg dan por hecho un ajuste de 25 puntos básicos en ambas tasas referenciales de cortísimo plazo. De cristalizar, sería el sexto desde que empezó la serie (julio pasado), cuando los dos tipos estaban en 1% anual, o sea el nivel de 46 años antes.
Durante enero, el Banco Central Europeo mantuvo su propio tipo referencial en 2% anual, valor que data de 2003. Esto da a entender que la brecha con las tasas norteamericanas no es aún suficiente para compensar el mayor riesgo de colocarse en una economía cuyo déficit en cuenta corriente (pagos externos) se agrava constantemente.
No deja de ser curioso que Gran Bretaña se aferre a un nivel tan alto como 3,75%. Entretanto, el megafinancista húngaro Györgyi Sörös fue duro con Alan Greenspan, presidente saliente del SRF. En Davos, descartó efectos estimulantes para el dólar, relacionados con el presumible ajuste de esta semana, “porque las políticas de la Reserva Federal ya no son fiables. Después de todo, Greenspan llevó los tipos básicos al piso de 2004 para promover la reelección de George W.Bush”.
Sin llegar a tanto, otros observadores han puesto varias veces en duda la sensatez de Greenspan y quienes votan sus propuestas en el comité monetario. Al respecto, recuerdan que –desde 2001 a mediados de 2004- fue disminuyendo los tipos referenciales de 6,5 a 1% anual, un margen exagerado. Pero la economía no se ha recobrado al paso previsto y el desempleo lo ha hecho de 6,2% a 5,4% en 2002-4, tras empezar la gestión Bush en sólo 4,2%.
Llama la atención que Wall Street salude estas señales como favorables y las use para un amague de euforia. Ni unos pocos trimestrales buenos ni meros indicadores de expectativas –luego no convalidados por la realidad- explican los aumentos de ayer. Tampoco la leve baja del petróleo.
Contra algunos pronósticos demasiado optimistas, a cargo de miembros del Sistema de Reserva Federal (Michigan, Cleveland, Richmond), analistas consultados por Reuters y Bloomberg dan por hecho un ajuste de 25 puntos básicos en ambas tasas referenciales de cortísimo plazo. De cristalizar, sería el sexto desde que empezó la serie (julio pasado), cuando los dos tipos estaban en 1% anual, o sea el nivel de 46 años antes.
Durante enero, el Banco Central Europeo mantuvo su propio tipo referencial en 2% anual, valor que data de 2003. Esto da a entender que la brecha con las tasas norteamericanas no es aún suficiente para compensar el mayor riesgo de colocarse en una economía cuyo déficit en cuenta corriente (pagos externos) se agrava constantemente.
No deja de ser curioso que Gran Bretaña se aferre a un nivel tan alto como 3,75%. Entretanto, el megafinancista húngaro Györgyi Sörös fue duro con Alan Greenspan, presidente saliente del SRF. En Davos, descartó efectos estimulantes para el dólar, relacionados con el presumible ajuste de esta semana, “porque las políticas de la Reserva Federal ya no son fiables. Después de todo, Greenspan llevó los tipos básicos al piso de 2004 para promover la reelección de George W.Bush”.
Sin llegar a tanto, otros observadores han puesto varias veces en duda la sensatez de Greenspan y quienes votan sus propuestas en el comité monetario. Al respecto, recuerdan que –desde 2001 a mediados de 2004- fue disminuyendo los tipos referenciales de 6,5 a 1% anual, un margen exagerado. Pero la economía no se ha recobrado al paso previsto y el desempleo lo ha hecho de 6,2% a 5,4% en 2002-4, tras empezar la gestión Bush en sólo 4,2%.
Llama la atención que Wall Street salude estas señales como favorables y las use para un amague de euforia. Ni unos pocos trimestrales buenos ni meros indicadores de expectativas –luego no convalidados por la realidad- explican los aumentos de ayer. Tampoco la leve baja del petróleo.