sábado, 21 de diciembre de 2024

Estados Unidos, ¿una economía cercana al estancamiento?

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Objetivamente, la inestabilidad en hidrocarburos, los vaivenes en mercados especulativos –adjetivo tabú en la parla global- y la creciente cautela del público apuntan a lo mismo. O sea, contracción en las dos principales economías del mundo.

Por el momento, la economía norteamericana continúa creciendo, aunque a ritmo más moderado que en 2003-5. Ademán, el producto bruto interno sólo en cuatro trimestres –no consecutivos-, durante el nuevo siglo, ha manifestado la “solidez” que imaginan tantos analistas en Wall Street o Londres. En cuanto al desempleo, el 4,6% de junio (punto más bajo desde 2001), no llega al 4,2% legado por William J.Clinton a George W.Bush.

El cuanto al otro término de la ecuación laboral, los salarios, nadie menos que Benjamin Bernanke, jefe de la Reserva Federal, acaba de recomendar que se los aumente, pues marchan retrasados respecto de ganancias y dividendos del sector privado. Dicho de otro modo, el bolsillo del público tiende a limitar la demanda real de bienes y servicios, componente clave en el PBI.

Entretanto, la RF no ha dicho que, después del ajuste previsto para el 8 de agosto (5,25 a 5,5% anual) en la tasa básica, suspenderá los retoques. Hasta ahora, sólo son suposiciones o expresiones de deseos entre gurúes bursátiles y sus medios adictos. Así se explica que, durante la segunda semana de julio, el Dow Jones industrial cediese 3,2% y casi neutralizase el avance del año. Mientras tanto, el rinde de los bonos de Tesorería a largo plazo quedaron por debajo de los papeles a corto plazo (y de la tasa referencial), señal que suele interpretarse como anticipo de una fase recesiva.

Mientras las ventas minoristas también vacilan (-0,1% en junio), las mayores inquietudes continúan cifradas en el petróleo y afines. Si bien un aumento de la producción iraquí hizo descender los futuros a 30 días de US$ 76/78 el barril a 72/75. Pero eso es poco. Además, la guerra desatadas por Israel y la violencia en Nigeria siguen pesando.

“La economía de EE.UU. ya venía aflojando. El nuevo conflicto en Levante puede arrastrarla a una recesión, si la guerra no se detiene y las tendencias no cambian”. Eso sostiene nadie menos de Vega Plus Capital Partners, un fondo de cubertura; vale decir, una cartera de futuros, opciones y derivados. Por su lado, un complejo indicador –creado por Jonathan Wright, ex analista de la RF-, que combina rinde de letras a tres meses y tasas cortas, señala que en 2007 habrá 36% de riesgo recesivo, contra 14% a principios de 2006.

Otro analista, David Rosenberg (Merrill Lynch), eleva esa cifra a 40%. A su criterio, “la desaceleración de la actividad y la guerra podrían crearles problemas a empresas e individuos endeudados. Eso acentuaría la tendencia estimada por Wright”. Pero la consultoría High Frequency Economics va más lejos y lleva a 50% las probabilidades de recesión. Claro, lo hace para presionar para que RF deje de subir tasas básicas. No obstante, una ola de semejantes prognosis puede derivar en una profecía autocumplida.

Por supuesto, estanflaciones y recesiones son arduas de pronosticar y, como en el caso opuesto (euforias), los signo tempranos pueden ser erróneos. Más aún: la economía estadounidense ha sorteado varios sacudones en años recientes. Sucede, en esta coyuntura, que la doble crisis levantina (Israel-Palestina-Líbano, Irak) coincide con el peor momento para la imagen presidente desde la caída de Richard Nixon. Aparte, haber puesto al CEO de Goldman Sachs en la secretaría de Haciendo no fue atinado.

Por el momento, la economía norteamericana continúa creciendo, aunque a ritmo más moderado que en 2003-5. Ademán, el producto bruto interno sólo en cuatro trimestres –no consecutivos-, durante el nuevo siglo, ha manifestado la “solidez” que imaginan tantos analistas en Wall Street o Londres. En cuanto al desempleo, el 4,6% de junio (punto más bajo desde 2001), no llega al 4,2% legado por William J.Clinton a George W.Bush.

El cuanto al otro término de la ecuación laboral, los salarios, nadie menos que Benjamin Bernanke, jefe de la Reserva Federal, acaba de recomendar que se los aumente, pues marchan retrasados respecto de ganancias y dividendos del sector privado. Dicho de otro modo, el bolsillo del público tiende a limitar la demanda real de bienes y servicios, componente clave en el PBI.

Entretanto, la RF no ha dicho que, después del ajuste previsto para el 8 de agosto (5,25 a 5,5% anual) en la tasa básica, suspenderá los retoques. Hasta ahora, sólo son suposiciones o expresiones de deseos entre gurúes bursátiles y sus medios adictos. Así se explica que, durante la segunda semana de julio, el Dow Jones industrial cediese 3,2% y casi neutralizase el avance del año. Mientras tanto, el rinde de los bonos de Tesorería a largo plazo quedaron por debajo de los papeles a corto plazo (y de la tasa referencial), señal que suele interpretarse como anticipo de una fase recesiva.

Mientras las ventas minoristas también vacilan (-0,1% en junio), las mayores inquietudes continúan cifradas en el petróleo y afines. Si bien un aumento de la producción iraquí hizo descender los futuros a 30 días de US$ 76/78 el barril a 72/75. Pero eso es poco. Además, la guerra desatadas por Israel y la violencia en Nigeria siguen pesando.

“La economía de EE.UU. ya venía aflojando. El nuevo conflicto en Levante puede arrastrarla a una recesión, si la guerra no se detiene y las tendencias no cambian”. Eso sostiene nadie menos de Vega Plus Capital Partners, un fondo de cubertura; vale decir, una cartera de futuros, opciones y derivados. Por su lado, un complejo indicador –creado por Jonathan Wright, ex analista de la RF-, que combina rinde de letras a tres meses y tasas cortas, señala que en 2007 habrá 36% de riesgo recesivo, contra 14% a principios de 2006.

Otro analista, David Rosenberg (Merrill Lynch), eleva esa cifra a 40%. A su criterio, “la desaceleración de la actividad y la guerra podrían crearles problemas a empresas e individuos endeudados. Eso acentuaría la tendencia estimada por Wright”. Pero la consultoría High Frequency Economics va más lejos y lleva a 50% las probabilidades de recesión. Claro, lo hace para presionar para que RF deje de subir tasas básicas. No obstante, una ola de semejantes prognosis puede derivar en una profecía autocumplida.

Por supuesto, estanflaciones y recesiones son arduas de pronosticar y, como en el caso opuesto (euforias), los signo tempranos pueden ser erróneos. Más aún: la economía estadounidense ha sorteado varios sacudones en años recientes. Sucede, en esta coyuntura, que la doble crisis levantina (Israel-Palestina-Líbano, Irak) coincide con el peor momento para la imagen presidente desde la caída de Richard Nixon. Aparte, haber puesto al CEO de Goldman Sachs en la secretaría de Haciendo no fue atinado.

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