viernes, 27 de diciembre de 2024

Beijing ha lanzado la venta por US$ 22.000 millones su banco más grande

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Según cables de Hongkong, es el Banco industrial y comercial de China (BICC), una de las diez instituciones financieras mayores del mundo. Figura entre los relativamente saneados y hace poco se registró en la bolsa de Shanghai.

En realidad, recién se definirá la valuación del paquete y se cerrará el ingreso de propuestas durante la semana entrante. Ambas cosas son esperadas con creciente expectativa en los principales centros económicos del gigante (Shanghai, Beijing, Guangzhou, Hongkong, Nanjin). Las quinientas carillas del prospecto preliminar se venden como agua desde el martes 10 y un resumen está en Internet desde el viernes 13.

Esta “semiprivatización” se realiza, de hecho, vía oferta pública accionaria (OPA) en sólo dos plazas (Shanghai, Hongkong). Los mercados están seguros de que orillará los US$ 22.000 millones y superará los US$ 18.400 millones, récord regional logrado en 1998 por un DoCoMo, operador japonés de telefonía móvil.

En cuanto a capitalización bursátil, el BICC representa US$ 130.000 millones. La presentación del prospecto provisorio reunió casi doscientas bancas y fondos inversores en Hongkong, aunque la lista de invitados no llegaba a cien. La jira en el exterior tocó Europa occidental el viernes y alcanzará Estados Unidos quizás el martes. En verdad, varios analistas suponen que la mayor tajada quedará en manos norteamericanas.

Las señales son claras. Al cierre de la presentación inicial y tras dos días de puja, la demanda de acciones octuplicaba la oferta. El lunes, se reservará una pequeña parte a inversores minoristas y se aguarda concurrencia masiva. Generalmente, ante semejante demanda, banqueros y firmas intermediarias suben volumen y precio básico de una OPA, pero el BICC es un caso político, o sea anómalo. Desde el tormentoso lanzamiento de la OPA por Corporación nacional china de petróleo offshore (CNOOC en inglés), que fracasó en el primer intento, Beijing ha buscado mayor prolijidad de procedimientos.

Por supuesto, el mayor banco del país no es ajeno a la difícil situación que todavía atraviesa el sector financiero, agobiado por unos US$ 675.000 millones en carteras incobrables. Algunas fuentes elevan esa suma –a su vez, un cálculo privado- a cerca de US$ 750.000 millones. Sólo en 2005, la tesorería china inyectó US$15.000 millones para cubrir esos pasivos y, creen fuentes londinenses, este año el monto será casi el doble.

Al contrario de otras entidades, el BICC no afronta grandes dificultades jurídicas; pero escándalos no le han faltado. En febrero de 2005, el gerente de sucursal en Hunan fue condenado a veinte años de cárcel por aceptar sobornos. Dos meses después, su colega de Guangdong fue puesto a la sombra (doce años) por el mismo delito. Por otra parte, el volumen mismo del BICC lo expone a maniobras de pequeños prestamistas, pues su elenco de funcionarios a cargo de créditos es joven y carece de experiencia en esos enjuagues.

En realidad, recién se definirá la valuación del paquete y se cerrará el ingreso de propuestas durante la semana entrante. Ambas cosas son esperadas con creciente expectativa en los principales centros económicos del gigante (Shanghai, Beijing, Guangzhou, Hongkong, Nanjin). Las quinientas carillas del prospecto preliminar se venden como agua desde el martes 10 y un resumen está en Internet desde el viernes 13.

Esta “semiprivatización” se realiza, de hecho, vía oferta pública accionaria (OPA) en sólo dos plazas (Shanghai, Hongkong). Los mercados están seguros de que orillará los US$ 22.000 millones y superará los US$ 18.400 millones, récord regional logrado en 1998 por un DoCoMo, operador japonés de telefonía móvil.

En cuanto a capitalización bursátil, el BICC representa US$ 130.000 millones. La presentación del prospecto provisorio reunió casi doscientas bancas y fondos inversores en Hongkong, aunque la lista de invitados no llegaba a cien. La jira en el exterior tocó Europa occidental el viernes y alcanzará Estados Unidos quizás el martes. En verdad, varios analistas suponen que la mayor tajada quedará en manos norteamericanas.

Las señales son claras. Al cierre de la presentación inicial y tras dos días de puja, la demanda de acciones octuplicaba la oferta. El lunes, se reservará una pequeña parte a inversores minoristas y se aguarda concurrencia masiva. Generalmente, ante semejante demanda, banqueros y firmas intermediarias suben volumen y precio básico de una OPA, pero el BICC es un caso político, o sea anómalo. Desde el tormentoso lanzamiento de la OPA por Corporación nacional china de petróleo offshore (CNOOC en inglés), que fracasó en el primer intento, Beijing ha buscado mayor prolijidad de procedimientos.

Por supuesto, el mayor banco del país no es ajeno a la difícil situación que todavía atraviesa el sector financiero, agobiado por unos US$ 675.000 millones en carteras incobrables. Algunas fuentes elevan esa suma –a su vez, un cálculo privado- a cerca de US$ 750.000 millones. Sólo en 2005, la tesorería china inyectó US$15.000 millones para cubrir esos pasivos y, creen fuentes londinenses, este año el monto será casi el doble.

Al contrario de otras entidades, el BICC no afronta grandes dificultades jurídicas; pero escándalos no le han faltado. En febrero de 2005, el gerente de sucursal en Hunan fue condenado a veinte años de cárcel por aceptar sobornos. Dos meses después, su colega de Guangdong fue puesto a la sombra (doce años) por el mismo delito. Por otra parte, el volumen mismo del BICC lo expone a maniobras de pequeños prestamistas, pues su elenco de funcionarios a cargo de créditos es joven y carece de experiencia en esos enjuagues.

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