Esas novedades enfriaron el entusiasmo en la apertura del jueves y abrieron mal el viernes. El alza inicial fue, entonces, provocado por un hecho especulativo, no realmente económico: una nueva ola de fusiones y adquisiciones. Entre ellas, compras apalancadas, la peligrosa moda del momento.
Cerrnado la semana, el descenso del Dow Jones industrial (-1,1% en dos jornadas) era liderado por firmas como la aluminera Alcoa o Caterpillar, fabricante de equipos pesados. Pero también había señales negativas en el Nasdaq compuesto (-1,11%), una de cuyas empresas (United Technologies) perdía bastante terreno. En lo tocante al Standard&Poor’s 500, bajaba 1,11% sumando jueves y viernes.
¿Qué pasaba? Simple: el jueves en Nueva York, la Reserva Federal de Filadelfia difundió una estadística alarmante. Su índice sobre actividad empresaria en la zona había bajado –para este mes- más de lo supuesto y estaba en -4,3. Vale decir, el piso desde 2003. El contraste con la confianza en Alemania –al máximo desde 1990- no podía ser más agudo.
Los valores negativos trasuntan contracción de negocios. Al parecer, los mismo estaba sucediendo en Chicago, Detroit y Cleveland. Para los operadores bursátiles, hay un costado favorable: esta clase de números puede obligar a la RF a cambiar de política monetaria, olvidar sus obsesiones inflacionarias y empezar a bajar tasas básicas en la primera reunión de 2007.
Esas novedades enfriaron el entusiasmo en la apertura del jueves y abrieron mal el viernes. El alza inicial fue, entonces, provocado por un hecho especulativo, no realmente económico: una nueva ola de fusiones y adquisiciones. Entre ellas, compras apalancadas, la peligrosa moda del momento.
Cerrnado la semana, el descenso del Dow Jones industrial (-1,1% en dos jornadas) era liderado por firmas como la aluminera Alcoa o Caterpillar, fabricante de equipos pesados. Pero también había señales negativas en el Nasdaq compuesto (-1,11%), una de cuyas empresas (United Technologies) perdía bastante terreno. En lo tocante al Standard&Poor’s 500, bajaba 1,11% sumando jueves y viernes.
¿Qué pasaba? Simple: el jueves en Nueva York, la Reserva Federal de Filadelfia difundió una estadística alarmante. Su índice sobre actividad empresaria en la zona había bajado –para este mes- más de lo supuesto y estaba en -4,3. Vale decir, el piso desde 2003. El contraste con la confianza en Alemania –al máximo desde 1990- no podía ser más agudo.
Los valores negativos trasuntan contracción de negocios. Al parecer, los mismo estaba sucediendo en Chicago, Detroit y Cleveland. Para los operadores bursátiles, hay un costado favorable: esta clase de números puede obligar a la RF a cambiar de política monetaria, olvidar sus obsesiones inflacionarias y empezar a bajar tasas básicas en la primera reunión de 2007.