viernes, 29 de noviembre de 2024

Argentina: riesgo inferior al brasileño y récords en construcción

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Según JP Morgan Chase, el viernes el riesgo crediticio argentino cedió un momento a 6,69% anual, 181 puntos sobre la tasa de bonos norteamericanos a diez años (4,88%). Por su parte, la construcción se expandió 15,2% en 2006, pero se enfría.

Como es común, al cierre de la semana ese diferencial rebotó a 185 puntos, es decir el nivel brasileño. No por casualidad, la inmobiliaria IRSA aprovechó para colocar bonos por US$ 150 millones a diez años y tasa fija (8,5%) en el mercado local, Estados Unidos, Europa occidental y Asia oriental.

Al margen de juegos dialécticos entre analistas y gurúes –en general, los que solían declarar inviable el canje de deuda privada, años atrás-, este nuevo retroceso en la prima de riesgo significa una cosa: Argentina es vista como deudora más fiable que Brasil. Aunque su presidente pronuncie en Davos discursos a medida de esa audiencia.

Sin embargo, la diferencia es mínima: 1,85 contra 1,86% de sobretasa. Por supuesto, varios medios conservadores de la región salieron a señalar que el “estancamiento” del puntaje brasileño refleja disconformidad en los mercados –o, al menos, en la banca Morgan- con el programa keynesiano de Luiz Inácio da Silva. Más sincero que sus colegas rioplatenses, el analista financiero Carlos Carvalho (universidad católica de San Pablo) sostuvo que el puntaje argentino “confirma lo equivocados que estaban quienes sostenían, en 2002, que la moratoria unilateral llevaría al infierno”.

En lo tocante a construcción, el récord de actividad se alcanzó en 2006 pese al desaceleramiento notado desde agosto. Ese factor y la apresurada emisión de duda hecha ahora por un agente inmobiliario apuntan a algo que el sector trata de soslayar: parte del crecimiento puede relacionarse con una “miniburbuja” evidente en la erección desordenada de rascacielos. Pero también hay un síntoma más positivo: el auge de hoteles cuatro y cinco estrellas.

La evolución del indicador que compila el Instituto de estadística y censos subraya el doble sesgo del año pasado. De enero a julio, los guarismos mensuales fueron subiendo de 17,8% (con un piso de 16,5% en marzo) a 28% en julio. Después, se contrajeron a 16,6% en agosto, 12,3% en septiembre, 5,7% en octubre, 8,7% en noviembre y un retroceso de 1,5% en diciembre. Esta baja encendió luces rojas, aunque varias fuentes privadas tratasen de disimularlo mencionando un “efecto Caballito”, pero la suspensión de permisos en Capital federal data recién de noviembre.

Como es común, al cierre de la semana ese diferencial rebotó a 185 puntos, es decir el nivel brasileño. No por casualidad, la inmobiliaria IRSA aprovechó para colocar bonos por US$ 150 millones a diez años y tasa fija (8,5%) en el mercado local, Estados Unidos, Europa occidental y Asia oriental.

Al margen de juegos dialécticos entre analistas y gurúes –en general, los que solían declarar inviable el canje de deuda privada, años atrás-, este nuevo retroceso en la prima de riesgo significa una cosa: Argentina es vista como deudora más fiable que Brasil. Aunque su presidente pronuncie en Davos discursos a medida de esa audiencia.

Sin embargo, la diferencia es mínima: 1,85 contra 1,86% de sobretasa. Por supuesto, varios medios conservadores de la región salieron a señalar que el “estancamiento” del puntaje brasileño refleja disconformidad en los mercados –o, al menos, en la banca Morgan- con el programa keynesiano de Luiz Inácio da Silva. Más sincero que sus colegas rioplatenses, el analista financiero Carlos Carvalho (universidad católica de San Pablo) sostuvo que el puntaje argentino “confirma lo equivocados que estaban quienes sostenían, en 2002, que la moratoria unilateral llevaría al infierno”.

En lo tocante a construcción, el récord de actividad se alcanzó en 2006 pese al desaceleramiento notado desde agosto. Ese factor y la apresurada emisión de duda hecha ahora por un agente inmobiliario apuntan a algo que el sector trata de soslayar: parte del crecimiento puede relacionarse con una “miniburbuja” evidente en la erección desordenada de rascacielos. Pero también hay un síntoma más positivo: el auge de hoteles cuatro y cinco estrellas.

La evolución del indicador que compila el Instituto de estadística y censos subraya el doble sesgo del año pasado. De enero a julio, los guarismos mensuales fueron subiendo de 17,8% (con un piso de 16,5% en marzo) a 28% en julio. Después, se contrajeron a 16,6% en agosto, 12,3% en septiembre, 5,7% en octubre, 8,7% en noviembre y un retroceso de 1,5% en diciembre. Esta baja encendió luces rojas, aunque varias fuentes privadas tratasen de disimularlo mencionando un “efecto Caballito”, pero la suspensión de permisos en Capital federal data recién de noviembre.

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