El desinfle de la burbuja inmobiliaria residencial, la caída de expectativas en la construcción y la crisis de hipotecas usurarias (fenómeno que Benjamin Bernanke, jefe de la Reserva Federal, se empeña en minimizar) hicieron bajar la selección de indicadores compilada por una entidad del sector privado, la Conference board.
En vez de prolongar el 0,6% de alza registrado en marzo, cedió 0,5%. Frente a esto, se diluyen la leve reacción del empleo urbano y de la industria (aunque sólo en el área de Filadelfia).
En verdad, Bernanke se aferró a la menor cantidad de despidos marcada en abril para sostener que la crisis hipotecaria no perturbará a la economía. Probablemente, el presidente del emisor trate de justificar el mantenimiento de una tasa básica alta (5,25% anual), apoyada a su vez en las obsesiones inflacionarias de su equipo técnico.
Por su parte, analistas y gurúes bursátiles admiten que hay menor crecimiento, pero creen que la contracción de demanda laboral se reduce al sector inmobiliario, vale decir la construcción. En síntesis, las firmas de valores esperan que la contracción de indicadores reales sea efímera, con lo cual le dan la razón a Benrnake y se resignan a un tipo referencial caro (que empero no se traduce en un comparable rebote del dólar).
Los gurúes de Bloomberg’s auguraban hasta 0,3% de alza en la selección del CB. Otros analistas llegaban a +0,4%. En cuanto al plano laboral, lo que Wall Street define como “menos despidos” es, simplemente, un leve descenso de solicitudes de subsidios por primera vez: 293.000 en la semana anterior. Es la cifra más exigua desde enero, pero igual refleja aumento de desocupación.
El desinfle de la burbuja inmobiliaria residencial, la caída de expectativas en la construcción y la crisis de hipotecas usurarias (fenómeno que Benjamin Bernanke, jefe de la Reserva Federal, se empeña en minimizar) hicieron bajar la selección de indicadores compilada por una entidad del sector privado, la Conference board.
En vez de prolongar el 0,6% de alza registrado en marzo, cedió 0,5%. Frente a esto, se diluyen la leve reacción del empleo urbano y de la industria (aunque sólo en el área de Filadelfia).
En verdad, Bernanke se aferró a la menor cantidad de despidos marcada en abril para sostener que la crisis hipotecaria no perturbará a la economía. Probablemente, el presidente del emisor trate de justificar el mantenimiento de una tasa básica alta (5,25% anual), apoyada a su vez en las obsesiones inflacionarias de su equipo técnico.
Por su parte, analistas y gurúes bursátiles admiten que hay menor crecimiento, pero creen que la contracción de demanda laboral se reduce al sector inmobiliario, vale decir la construcción. En síntesis, las firmas de valores esperan que la contracción de indicadores reales sea efímera, con lo cual le dan la razón a Benrnake y se resignan a un tipo referencial caro (que empero no se traduce en un comparable rebote del dólar).
Los gurúes de Bloomberg’s auguraban hasta 0,3% de alza en la selección del CB. Otros analistas llegaban a +0,4%. En cuanto al plano laboral, lo que Wall Street define como “menos despidos” es, simplemente, un leve descenso de solicitudes de subsidios por primera vez: 293.000 en la semana anterior. Es la cifra más exigua desde enero, pero igual refleja aumento de desocupación.