Se trata, ni más ni menos, del cuerpo conocido por “Basilea II”, en alusión al comité que funciona en el Banco de ajustes internacionales (BAI, “banco central de bancos centrales, que incluye Suiza). Un golpe como los acaecidos en las semanas recientes, pero más sorpresivo, “podría tensar o hasta dejar en suspenso el sistema financiero global. Aunque –señalan técnicos del BAI- muchos bancos privados se hayan adelantado en adoptar los nuevos cánones”.
A medida que una entidad tras otra revela quebrantos masivos asociados a inversiones riesgosas, economistas y analistas alrededor de mundo comparten la misma sospecha. A saber, que la reforma del acuerdo Basilea I, el mayor cambio de reglas operativas en casi veinticinco años, haya fracasado antes de su puesta oficial en práctica. “Nos preguntamos si Basilea II no responde ya a las realidades del mercado”, confiesa Luis Maglanoc (Unicredito).
“Durante años –agrega-, los bancos ha venido preparándose para instrumentar las reformas. Ahora, empero, parece que el nuevo código se ha retrasado respecto de las innovaciones generadas en los mercado estructurados de crédito”. Innovaciones es un eufemismo culposo por fondos de cobertura (derivativos), compras apalancadas, bonos privados chatarra y otras bondades de los tiempos modernos.
Por ejemplo, Basilea II permite menores reservas contra riesgos involuicrados en paquete de activos financieros. Entre ellos, títulos respaldados por hipotecas. Sucede que eso paquetes disimulan irregularidades y genera instrumentos de desempeño predictible. En teoría, los factores de riesgo se excluyen y subsisten sólo componentes de alta calidad. Pero esto suele ser un truco para obtener buenos puntajes de las agencia calificadoras. Como surge de una investigación abierta hace pocos días en Bruselas.
El colapso de las malas hipotecas y sus papeles asociados demuestra, por el contrario, que las normas Basilea II pueden ser apenas peces de colores. Igual que los paquetes de activos titulizados. “La basura no se hace oro sólo por venir bien presentada”, dice Maglianoc.
Se trata, ni más ni menos, del cuerpo conocido por “Basilea II”, en alusión al comité que funciona en el Banco de ajustes internacionales (BAI, “banco central de bancos centrales, que incluye Suiza). Un golpe como los acaecidos en las semanas recientes, pero más sorpresivo, “podría tensar o hasta dejar en suspenso el sistema financiero global. Aunque –señalan técnicos del BAI- muchos bancos privados se hayan adelantado en adoptar los nuevos cánones”.
A medida que una entidad tras otra revela quebrantos masivos asociados a inversiones riesgosas, economistas y analistas alrededor de mundo comparten la misma sospecha. A saber, que la reforma del acuerdo Basilea I, el mayor cambio de reglas operativas en casi veinticinco años, haya fracasado antes de su puesta oficial en práctica. “Nos preguntamos si Basilea II no responde ya a las realidades del mercado”, confiesa Luis Maglanoc (Unicredito).
“Durante años –agrega-, los bancos ha venido preparándose para instrumentar las reformas. Ahora, empero, parece que el nuevo código se ha retrasado respecto de las innovaciones generadas en los mercado estructurados de crédito”. Innovaciones es un eufemismo culposo por fondos de cobertura (derivativos), compras apalancadas, bonos privados chatarra y otras bondades de los tiempos modernos.
Por ejemplo, Basilea II permite menores reservas contra riesgos involuicrados en paquete de activos financieros. Entre ellos, títulos respaldados por hipotecas. Sucede que eso paquetes disimulan irregularidades y genera instrumentos de desempeño predictible. En teoría, los factores de riesgo se excluyen y subsisten sólo componentes de alta calidad. Pero esto suele ser un truco para obtener buenos puntajes de las agencia calificadoras. Como surge de una investigación abierta hace pocos días en Bruselas.
El colapso de las malas hipotecas y sus papeles asociados demuestra, por el contrario, que las normas Basilea II pueden ser apenas peces de colores. Igual que los paquetes de activos titulizados. “La basura no se hace oro sólo por venir bien presentada”, dice Maglianoc.