Al cabo del tercer trimestre, pues, el dólar representaba 63,8% de reservas internacionales. A fin de junio, todavía significaba 65%. Paralelamente, el euro avanzó en igual lapso de 25,5 a 26,4%. El FMI difunde estos números desde la introducción del euro, en 1999.
Sin duda, los bancos centrales optan por diversificar tenencias debido al amplio deterior del dólar. El 26 de noviembre, esta divisa marcó un mínimo de € 0,671, es decir US$ 1,49 por euro. Pero, desde agosto, inversores e intermediarios estaban liquidando posiciones en títulos dolarizados, a raíz de la crisis cifrada en malas hipotecas y, mas tarde, la de liquidez global.
Por el contrario, la huida a segmentos seguros beneficia a los bonos de la deuda pública nortreamericana. Especialmente, porque sus máximos tenedores –Japón, China, Surcorea, Taiwán- se aferran a esos papeles y, con ello, evitan un desplome del mercado.
No obstante, crece un fenómeno opuesto: China, Rusia y exportadores petroleros con fuertes superávit comerciales han establecido fondos de inversión soberanos, con los cuales se lanzan a activos occidentales. La contrapartida es que, en varios casos (Venezuela, emiratos del Golfo, Irán, Rusia), surgen presiones para abandonar el dólar como moneda de reserva o referencia tarifaria para hidrocarburos.
De acuerdo con el FMI, el total de reservas internacionales creció de US$ 5,72 billones a fin de junio a 6,04 billones al terminar septiembre. Pero las estadísticas sobre reparto suman apenas US$ 3,83 billones, pues varios bancos centrales se niegan a revelar la estructura de sus tenencias.
El resto de las divisas pesa poco. Al 30 de septiembre, las reservas en libras esterlinas representaba apenas 4,7% del total y, en yenes, no pasaban de 2,7%. En su caso, ceden por un exceso de intervención cambiaria del Banco del Japón para impedir que el dólar en Tokio. Tomando el lapso desde que el FMI pubica estadísticas –arranca en 1999-, el uso del dólar viene disminuyendo desde 71,1 a 63,8%.
Al cabo del tercer trimestre, pues, el dólar representaba 63,8% de reservas internacionales. A fin de junio, todavía significaba 65%. Paralelamente, el euro avanzó en igual lapso de 25,5 a 26,4%. El FMI difunde estos números desde la introducción del euro, en 1999.
Sin duda, los bancos centrales optan por diversificar tenencias debido al amplio deterior del dólar. El 26 de noviembre, esta divisa marcó un mínimo de € 0,671, es decir US$ 1,49 por euro. Pero, desde agosto, inversores e intermediarios estaban liquidando posiciones en títulos dolarizados, a raíz de la crisis cifrada en malas hipotecas y, mas tarde, la de liquidez global.
Por el contrario, la huida a segmentos seguros beneficia a los bonos de la deuda pública nortreamericana. Especialmente, porque sus máximos tenedores –Japón, China, Surcorea, Taiwán- se aferran a esos papeles y, con ello, evitan un desplome del mercado.
No obstante, crece un fenómeno opuesto: China, Rusia y exportadores petroleros con fuertes superávit comerciales han establecido fondos de inversión soberanos, con los cuales se lanzan a activos occidentales. La contrapartida es que, en varios casos (Venezuela, emiratos del Golfo, Irán, Rusia), surgen presiones para abandonar el dólar como moneda de reserva o referencia tarifaria para hidrocarburos.
De acuerdo con el FMI, el total de reservas internacionales creció de US$ 5,72 billones a fin de junio a 6,04 billones al terminar septiembre. Pero las estadísticas sobre reparto suman apenas US$ 3,83 billones, pues varios bancos centrales se niegan a revelar la estructura de sus tenencias.
El resto de las divisas pesa poco. Al 30 de septiembre, las reservas en libras esterlinas representaba apenas 4,7% del total y, en yenes, no pasaban de 2,7%. En su caso, ceden por un exceso de intervención cambiaria del Banco del Japón para impedir que el dólar en Tokio. Tomando el lapso desde que el FMI pubica estadísticas –arranca en 1999-, el uso del dólar viene disminuyendo desde 71,1 a 63,8%.