Boeing anunció en un comunicado que introducirá un nuevo método en la fabricación
de sus aviones. El procedimiento permitirá mantener una leve corriente de aire
más amplia, del tipo conocido como flujo laminar, sobre la superficie de carga
o compartimiento de pasajeros de su modelo de avión 787-Dreamliner, una aeronave
súper-eficiente en cuyo desarrollo trabaja un equipo internacional de compañías
aeroespaciales líderes. El flujo o corriente laminar es un tipo de movimiento
de los fluidos cuando éstos están perfectamente ordenados, estratificados, de
manera que se mueven en láminas paralelas.
Mantener dicho fluido sobre esa parte del avión puede reducir el rozamiento
de la nave con el viento y, por tanto, reducir también el consumo de combustible.
La zona de carga del 787 tiene una superficie fina, ajustadamente controlada,
que mantiene dicho flujo laminar a mayor distancia de ella que los diseños estándar.
Mantener así el flujo laminar reduce el rozamiento de la nave en vuelo porque
este flujo produce mucha menos fricción en la superficie que los flujos turbulentos.
Para conseguir mantenerlo resulta necesaria una superficie continua y fina,
que no tenga irregularidades en la pintura, las cuales suelen ser producidas
por los cambios de color de los esmaltes o de los detalles pintados que se añaden
a los aviones.
Por tanto, deben desarrollarse modelos monocromos. Boeing ha elegido el color
gris para el 787 porque complementa la apariencia metálica de la zona de carga
o de pasajeros. Según los cálculos de los ingenieros de Boeing, las capas de
pintura, comunes en los aviones para identificar las aerolíneas, incrementan
el consumo de combustible en 113.562 litros por año y avión, por lo que un cambio
así, teniendo en cuenta el precio actual de los carburantes, contribuirá positivamente
a las economías de las aerolíneas.
El modelo 787-Dreamliner es la última apuesta de Boeing. Se espera que sea
comercializado en 2008, y presenta numerosos avances tecnológicos, aparte del
de la pintura. Fuselaje y alas elaborados con materiales compuestos, motores
de tecnología superavanzada, peso reducido entre 13.600 y 18.150 kilos gracias
a la fabricación de fuselajes de una sola pieza, un gasto de combustible reducido
un 20% con respecto a modelos de la misma gama y un mantenimiento un 30% más
barato, son algunas de sus ventajas.
Treinta y ocho aerolíneas han realizado ya 471 pedidos de este modelo a Boeing,
que espera fabricar 3.500 unidades en 20 años (2004-2023), llegando a abarcar
más de la mitad del mercado. Se cree que nuevas generaciones de aviones monocolores
reemplazarán a mediano plazo a los actuales Boeing 737NG e incluso a los Airbus
320.
Boeing anunció en un comunicado que introducirá un nuevo método en la fabricación
de sus aviones. El procedimiento permitirá mantener una leve corriente de aire
más amplia, del tipo conocido como flujo laminar, sobre la superficie de carga
o compartimiento de pasajeros de su modelo de avión 787-Dreamliner, una aeronave
súper-eficiente en cuyo desarrollo trabaja un equipo internacional de compañías
aeroespaciales líderes. El flujo o corriente laminar es un tipo de movimiento
de los fluidos cuando éstos están perfectamente ordenados, estratificados, de
manera que se mueven en láminas paralelas.
Mantener dicho fluido sobre esa parte del avión puede reducir el rozamiento
de la nave con el viento y, por tanto, reducir también el consumo de combustible.
La zona de carga del 787 tiene una superficie fina, ajustadamente controlada,
que mantiene dicho flujo laminar a mayor distancia de ella que los diseños estándar.
Mantener así el flujo laminar reduce el rozamiento de la nave en vuelo porque
este flujo produce mucha menos fricción en la superficie que los flujos turbulentos.
Para conseguir mantenerlo resulta necesaria una superficie continua y fina,
que no tenga irregularidades en la pintura, las cuales suelen ser producidas
por los cambios de color de los esmaltes o de los detalles pintados que se añaden
a los aviones.
Por tanto, deben desarrollarse modelos monocromos. Boeing ha elegido el color
gris para el 787 porque complementa la apariencia metálica de la zona de carga
o de pasajeros. Según los cálculos de los ingenieros de Boeing, las capas de
pintura, comunes en los aviones para identificar las aerolíneas, incrementan
el consumo de combustible en 113.562 litros por año y avión, por lo que un cambio
así, teniendo en cuenta el precio actual de los carburantes, contribuirá positivamente
a las economías de las aerolíneas.
El modelo 787-Dreamliner es la última apuesta de Boeing. Se espera que sea
comercializado en 2008, y presenta numerosos avances tecnológicos, aparte del
de la pintura. Fuselaje y alas elaborados con materiales compuestos, motores
de tecnología superavanzada, peso reducido entre 13.600 y 18.150 kilos gracias
a la fabricación de fuselajes de una sola pieza, un gasto de combustible reducido
un 20% con respecto a modelos de la misma gama y un mantenimiento un 30% más
barato, son algunas de sus ventajas.
Treinta y ocho aerolíneas han realizado ya 471 pedidos de este modelo a Boeing,
que espera fabricar 3.500 unidades en 20 años (2004-2023), llegando a abarcar
más de la mitad del mercado. Se cree que nuevas generaciones de aviones monocolores
reemplazarán a mediano plazo a los actuales Boeing 737NG e incluso a los Airbus
320.