Según los especialistas, quienes no incorporen el área a su organización se arriesgan a desaparecer a mediano plazo.
Si bien los empresarios saben que el éxito de los negocios ya no depende de la suerte ni del resultado de mercados regulados o comportamientos monopólicos, al inicio del nuevo milenio muchas empresas no prevén en su plan estratégico políticas de recursos humanos. Eliminan, de esa forma, la posibilidad de planificar la capacitación de sus trabajadores y el desarrollo de un plan de carrera dentro de la compañía.
En una economía medianamente estable, precisamente uno de los factores que frena las oportunidades de crecimiento empresario es la carencia de un área de recursos humanos y de políticas coherentes con los objetivos de la empresa.
Actualmente, incorporar un departamento de recursos humanos requiere una inversión mínima de US$ 5.000, cifra que varía según el tamaño y las características de la empresa, de las funciones que se desarrollarán internamente o se tercerizarán y de la forma en que se toman las decisiones.
Pese a que la cifra puede representar un gasto importante para muchas pymes, el retorno del capital es significativo, ya que se incrementa la productividad, el rendimiento y la motivación de los empleados, lo que se traduce también en beneficios para la imagen institucional de la empresa.
Sin embargo, algunas compañías siguen considerando a esta área como un gasto, antes que una inversión.
Aparentemente, esta noción es un resabio del pensamiento de los años ´80, cuando las empresas lograban rentabilidad sólo con un experto gerente financiero que realizaba buenas operaciones trabajando a puertas cerradas.
La realidad indica hoy que la rentabilidad y la permanencia en el mercado son resultados del cumplimiento global de los objetivos de la empresa. Y uno de ellos es la eficiencia del factor trabajo.
Las políticas aisladas en materia de recursos humanos son las principales enemigas del concepto que asocia la necesidad de esta área con una inversión.
Para el mercado local, un factor de cambio determinante en la cultura organizacional de los recursos humanos es, sin duda, la llegada de empresas de capitales extranjeros, muchas de las cuales trabajan desde hace décadas con el concepto de capital humano y lo integran a los resultados de su ecuación económica básica.
Para las pymes, donde los recursos son escasos y las funciones no están suficientemente delimitadas por tratarse, en muchos casos, de empresas familiares, lograr implementar el departamento no es tarea fácil ni sencilla.
Si bien es cierto que muchas pymes incursionaron en este terreno, lo han hecho aisladamente, lo que termina generando un problema presupuestario antes que un salto cualitativo en la productividad y eficiencia de la empresa.
Según los especialistas, quienes no incorporen el área a su organización se arriesgan a desaparecer a mediano plazo.
Si bien los empresarios saben que el éxito de los negocios ya no depende de la suerte ni del resultado de mercados regulados o comportamientos monopólicos, al inicio del nuevo milenio muchas empresas no prevén en su plan estratégico políticas de recursos humanos. Eliminan, de esa forma, la posibilidad de planificar la capacitación de sus trabajadores y el desarrollo de un plan de carrera dentro de la compañía.
En una economía medianamente estable, precisamente uno de los factores que frena las oportunidades de crecimiento empresario es la carencia de un área de recursos humanos y de políticas coherentes con los objetivos de la empresa.
Actualmente, incorporar un departamento de recursos humanos requiere una inversión mínima de US$ 5.000, cifra que varía según el tamaño y las características de la empresa, de las funciones que se desarrollarán internamente o se tercerizarán y de la forma en que se toman las decisiones.
Pese a que la cifra puede representar un gasto importante para muchas pymes, el retorno del capital es significativo, ya que se incrementa la productividad, el rendimiento y la motivación de los empleados, lo que se traduce también en beneficios para la imagen institucional de la empresa.
Sin embargo, algunas compañías siguen considerando a esta área como un gasto, antes que una inversión.
Aparentemente, esta noción es un resabio del pensamiento de los años ´80, cuando las empresas lograban rentabilidad sólo con un experto gerente financiero que realizaba buenas operaciones trabajando a puertas cerradas.
La realidad indica hoy que la rentabilidad y la permanencia en el mercado son resultados del cumplimiento global de los objetivos de la empresa. Y uno de ellos es la eficiencia del factor trabajo.
Las políticas aisladas en materia de recursos humanos son las principales enemigas del concepto que asocia la necesidad de esta área con una inversión.
Para el mercado local, un factor de cambio determinante en la cultura organizacional de los recursos humanos es, sin duda, la llegada de empresas de capitales extranjeros, muchas de las cuales trabajan desde hace décadas con el concepto de capital humano y lo integran a los resultados de su ecuación económica básica.
Para las pymes, donde los recursos son escasos y las funciones no están suficientemente delimitadas por tratarse, en muchos casos, de empresas familiares, lograr implementar el departamento no es tarea fácil ni sencilla.
Si bien es cierto que muchas pymes incursionaron en este terreno, lo han hecho aisladamente, lo que termina generando un problema presupuestario antes que un salto cualitativo en la productividad y eficiencia de la empresa.