El conocimiento, con todo lo que implica – la facultad de discernir, de comprender, de hacer que todos poseemos – es el recurso fundamental que nos permite funcionar con inteligencia. Con el tiempo, el conocimiento se puede transformar en otras manifestaciones: libros, tecnología, prácticas y tradiciones, en las organizaciones de todo tipo y en la sociedad en general. Estas transformaciones resultan en experiencia práctica acumulada que, cuando es usada apropiadamente, aumenta la eficiencia.
El conocimiento es uno de los principales factores – si no el único – que hace posible la conducta inteligente en las personas, organizaciones y sociedades.
Dada su importancia en casi todos los aspectos de la vida diaria y comercial, dos aspectos relacionados son vitales para la viabilidad y el éxito en cualquier nivel:
1. Activos de conocimiento – el conocimiento valioso para ser usado o explotado – debe ser alimentado, alentado, preservado y utilizado en la mayor medida posible tanto por los particulares como por las organizaciones.
2. Los procesos relacionados con el conocimiento – crear, construir, compilar, organizar, transformar, transferir, acumular, aplicar y defender el conocimiento – deben ser gerenciados, gestionados o manejados (según como se prefiera traducir el verbo inglés manage) explícita y cuidadosamente en todas las áreas afectadas.
Es decir, en las personas y en las organizaciones de todo tipo, el conocimiento debe ser manejado eficazmente para asegurar que se logren los objetivos básicos en el mayor grado posible. En este contexto, la gestión del conocimiento en las organizaciones debe ser considerada desde tres perspectivas con diferentes horizontes y propósitos (que además requieren una experiencia muy diferente) aunque en general descansan en las mismas premisas sobre el estatus del conocimiento de la organización. Estas perspectivas son:
1. Perspectiva comercial. Procura analizar por qué, dónde y hasta qué punto la organización debe invertir en o explotar el conocimiento. Qué estrategias, productos y servicios, alianzas, adquisiciones o desprendimientos deben ser considerados desde puntos de vista relacionados con el conocimiento.
2. Perspectiva gerencial. Procura determinar, organizar, dirigir y vigilar las actividades relacionadas con el conocimiento que son necesarias para lograr los objetivos y las estrategias deseados por la organización.
3. Perspectiva operativa. Procura concentrarse en aplicar la experiencia para conducir trabajo y tareas explícitamente relacionados con el conocimiento.
En realidad siempre hubo gestión del conocimiento, al menos en forma implícita. Sin embargo, una gestión activa y eficiente exige muchas perspectivas y técnicas nuevas y además afecta casi todas las facetas de una organización. Debemos desarrollar una nueva disciplina y preparar el cuadro de “profesionales de conocimiento”, que tengan una combinación de experiencia y habilidades hasta ahora nunca vista.
Karl M. Wiig
The Wiig Group – 5211 Vicksburg Drive – Arlington, Texas 76017
Phone: (817) 572-6254 – Fax: (817) 478-1048
71117.1427@Compuserve.com
El conocimiento, con todo lo que implica – la facultad de discernir, de comprender, de hacer que todos poseemos – es el recurso fundamental que nos permite funcionar con inteligencia. Con el tiempo, el conocimiento se puede transformar en otras manifestaciones: libros, tecnología, prácticas y tradiciones, en las organizaciones de todo tipo y en la sociedad en general. Estas transformaciones resultan en experiencia práctica acumulada que, cuando es usada apropiadamente, aumenta la eficiencia.
El conocimiento es uno de los principales factores – si no el único – que hace posible la conducta inteligente en las personas, organizaciones y sociedades.
Dada su importancia en casi todos los aspectos de la vida diaria y comercial, dos aspectos relacionados son vitales para la viabilidad y el éxito en cualquier nivel:
1. Activos de conocimiento – el conocimiento valioso para ser usado o explotado – debe ser alimentado, alentado, preservado y utilizado en la mayor medida posible tanto por los particulares como por las organizaciones.
2. Los procesos relacionados con el conocimiento – crear, construir, compilar, organizar, transformar, transferir, acumular, aplicar y defender el conocimiento – deben ser gerenciados, gestionados o manejados (según como se prefiera traducir el verbo inglés manage) explícita y cuidadosamente en todas las áreas afectadas.
Es decir, en las personas y en las organizaciones de todo tipo, el conocimiento debe ser manejado eficazmente para asegurar que se logren los objetivos básicos en el mayor grado posible. En este contexto, la gestión del conocimiento en las organizaciones debe ser considerada desde tres perspectivas con diferentes horizontes y propósitos (que además requieren una experiencia muy diferente) aunque en general descansan en las mismas premisas sobre el estatus del conocimiento de la organización. Estas perspectivas son:
1. Perspectiva comercial. Procura analizar por qué, dónde y hasta qué punto la organización debe invertir en o explotar el conocimiento. Qué estrategias, productos y servicios, alianzas, adquisiciones o desprendimientos deben ser considerados desde puntos de vista relacionados con el conocimiento.
2. Perspectiva gerencial. Procura determinar, organizar, dirigir y vigilar las actividades relacionadas con el conocimiento que son necesarias para lograr los objetivos y las estrategias deseados por la organización.
3. Perspectiva operativa. Procura concentrarse en aplicar la experiencia para conducir trabajo y tareas explícitamente relacionados con el conocimiento.
En realidad siempre hubo gestión del conocimiento, al menos en forma implícita. Sin embargo, una gestión activa y eficiente exige muchas perspectivas y técnicas nuevas y además afecta casi todas las facetas de una organización. Debemos desarrollar una nueva disciplina y preparar el cuadro de “profesionales de conocimiento”, que tengan una combinación de experiencia y habilidades hasta ahora nunca vista.
Karl M. Wiig
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