La que se fue a Sevilla perdió su silla

Las mujeres ejecutivas que se retiran del mundo empresarial cuando desean dedicarse más a su familia luego chocan con muchos obstáculos al intentar volver a trabajar, según encuesta de Wharton. Aquí, consejos para las entrevistas.

30 agosto, 2005

Para superar los obstáculos, las mujeres deberían pensar en las dificultades futuras y prepararse para su retorno a la fuerza laboral en el mismo momento en que se van dice en un trabajo Mónica McGrath, profesora adjunta de management en Wharton. La autora se pregunta allí por qué tiene que ser tan difícil para una profesional talentosa – como era el caso de las personas estudiadas – volver a conseguir trabajo cuando los hijos han crecido y ella tiene alrededor de 50 años.

El estudio, titulado “Back in the Game. Returning to Business after a Hiatus: Experiences and Recommendations for Women, Employers, and Universities.” Reveló que mientras 36% de las mujeres que habían dejado de trabajar se cuestionaban ahora la decisión, 70% seguían positivas sobre la decisión. Cuando se les pidió que describieran cómo les fue en la búsqueda de empleo después de decidir volver a trabajar, la mitad dijo que sintieron frustración y 18% describió la experiencia como deprimente. Las mujeres estaban “indignadas de tener que justificar el tiempo que se tomaron y ahora volver como si nunca hubieran obtenido un MBA”, explica McGrath.

A finales de 2005 y principios de 2005, el equipo de investigadoras liderado por McGrath entrevistó a 130 ejecutivas que habían dejado de trabajar durante por lo menos dos años y ya habían retornado o estaban intentándolo. De las que respondieron, 83% tenía más de 35 años y un MBA (magíster en administración de empresas). Sesenta por ciento había dejado el empleo en los últimos cinco años y 18%, dentro de los últimos 10 años. En el momento de la encuesta, 60% de las encuestadas había reingresado a la fuerza laboral y 32% estaba buscando empleo activamente.

La mayoría (64%) había planeado dejar de trabajar por unos cinco años: el resto, (48%) sólo proyectó un intervalo de dos años. Las encuestadas indicaron que deseaban volver a trabajar por el desafío intelectual y el estímulo de estar nuevamente en la fuerza de trabajo. También volvían por necesidad económica. Citando comentarios de las encuestadas McGrath dice que las mujeres no quieren retirarse todavía porque “es demasiado tiempo para jugar al golf”.

Uno de los obstáculos más citados es que a las agencias de reclutamiento les preocupa el tema remuneración: a una MBA experimentada hay que pagarle más que a los jóvenes que se acaban de obtener su MBA y van a salir a toda carrera.

La mejor manera de combatir el problema es manteniéndose al día con las habilidades y seguir haciendo alguna cosa en el mundo del trabajo mientras se ausentan del empleo a tiempo completo. Por ejemplo, las mujeres deberán mantener activas las matrículas profesionales, hacer cursos de especialización continuamente y mantener una red informal de contactos profesionales para poder más tarde hacer una fácil transición de regreso. Mejor, las que proyectan volver al trabajo a tiempo completo deberían realizar proyectos individuales o buscar trabajos cortos de consultoría para mantenerse en contacto con la comunidad de negocios.

Mantenerse al día con Excel es un ejemplo más de cómo las mujeres pueden mejorar sus chances de volver al trabajo, sugiere McGrath. Muchas de las que contestaron la encuesta habían trabajado en el negocio financiero y aprendido a hacer hojas de cálculo en la escuela de negocios. Pero cada dos años la tecnología cambia. Es absolutamente inaceptable decir “yo no sé hacer eso”. Otra gran frustración, para las encuestadas, había sido escuchar que estaban capacitadas en demasía para trabajos que ellas estaban dispuestas a aceptar para volver a la vida laboral. Una hasta dijo que estaba pensando en sacar su MBA de su currículum.

McGrath, que además de profesora de management es coach de las ejecutivas encuestadas, les aconseja ser honestas y no mostrarse culposas por el tiempo que se tomaron sino volver pronto al tema del presente. La mejor manera de que una mujer presente su caso es en forma proactiva y no disculpándose por haberse dedicado a su familia. “Deberá enmarcar su situación en términos empresariales y adoptando un tono que resume fortaleza.”

Los resultados de la encuesta indican que las mujeres que intentaban volver a trabajar se lanzaron con plena confianza. Luego, al tropezar con los obstáculos, comenzaron las dudas y eso sólo empeoró la situación. “Cuando encuentran resistencia, se sorprenden. No están preparadas para eso y pierden la confianza. Hay diferencia entre ir a una entrevista desde una situación de poder y confianza a ir sintiendo la necesidad de dar explicaciones”.

Para la mayoría de las que contestaron la encuesta, la mejor manera de volver al trabajo fue a través de las empresas pequeñas. De las que volvieron a empleos de tiempo completo, 59% entraron a empresas más pequeñas que las aquellas donde habían trabajado antes de dejar. Sólo 20% entraron a empresas más grandes y 21% fueron aceptadas en empresas más o menos del mismo tamaño de las anteriores.

De todas las que se volvieron a insertar en la vida del trabajo, 45% son cuentapropistas. “Nuestra hipótesis es que la migración hacia empresas chicas y a sus propias empresas es una manera de tener control sobre el horario de trabajo y, tal vez, una forma de mostrar a los demás que tienen las competencias para hacer la tarea”, dice McGrath.

Los empleadores que estén interesados en atraer a las mujeres que retornan a la fuerza laboral deberían ofrecer programas más flexibles y además preparar a sus reclutadores a reconocer el valor de las que regresan, así como también desarrollar iniciativas de mentoring para asistirlas.

Para superar los obstáculos, las mujeres deberían pensar en las dificultades futuras y prepararse para su retorno a la fuerza laboral en el mismo momento en que se van dice en un trabajo Mónica McGrath, profesora adjunta de management en Wharton. La autora se pregunta allí por qué tiene que ser tan difícil para una profesional talentosa – como era el caso de las personas estudiadas – volver a conseguir trabajo cuando los hijos han crecido y ella tiene alrededor de 50 años.

El estudio, titulado “Back in the Game. Returning to Business after a Hiatus: Experiences and Recommendations for Women, Employers, and Universities.” Reveló que mientras 36% de las mujeres que habían dejado de trabajar se cuestionaban ahora la decisión, 70% seguían positivas sobre la decisión. Cuando se les pidió que describieran cómo les fue en la búsqueda de empleo después de decidir volver a trabajar, la mitad dijo que sintieron frustración y 18% describió la experiencia como deprimente. Las mujeres estaban “indignadas de tener que justificar el tiempo que se tomaron y ahora volver como si nunca hubieran obtenido un MBA”, explica McGrath.

A finales de 2005 y principios de 2005, el equipo de investigadoras liderado por McGrath entrevistó a 130 ejecutivas que habían dejado de trabajar durante por lo menos dos años y ya habían retornado o estaban intentándolo. De las que respondieron, 83% tenía más de 35 años y un MBA (magíster en administración de empresas). Sesenta por ciento había dejado el empleo en los últimos cinco años y 18%, dentro de los últimos 10 años. En el momento de la encuesta, 60% de las encuestadas había reingresado a la fuerza laboral y 32% estaba buscando empleo activamente.

La mayoría (64%) había planeado dejar de trabajar por unos cinco años: el resto, (48%) sólo proyectó un intervalo de dos años. Las encuestadas indicaron que deseaban volver a trabajar por el desafío intelectual y el estímulo de estar nuevamente en la fuerza de trabajo. También volvían por necesidad económica. Citando comentarios de las encuestadas McGrath dice que las mujeres no quieren retirarse todavía porque “es demasiado tiempo para jugar al golf”.

Uno de los obstáculos más citados es que a las agencias de reclutamiento les preocupa el tema remuneración: a una MBA experimentada hay que pagarle más que a los jóvenes que se acaban de obtener su MBA y van a salir a toda carrera.

La mejor manera de combatir el problema es manteniéndose al día con las habilidades y seguir haciendo alguna cosa en el mundo del trabajo mientras se ausentan del empleo a tiempo completo. Por ejemplo, las mujeres deberán mantener activas las matrículas profesionales, hacer cursos de especialización continuamente y mantener una red informal de contactos profesionales para poder más tarde hacer una fácil transición de regreso. Mejor, las que proyectan volver al trabajo a tiempo completo deberían realizar proyectos individuales o buscar trabajos cortos de consultoría para mantenerse en contacto con la comunidad de negocios.

Mantenerse al día con Excel es un ejemplo más de cómo las mujeres pueden mejorar sus chances de volver al trabajo, sugiere McGrath. Muchas de las que contestaron la encuesta habían trabajado en el negocio financiero y aprendido a hacer hojas de cálculo en la escuela de negocios. Pero cada dos años la tecnología cambia. Es absolutamente inaceptable decir “yo no sé hacer eso”. Otra gran frustración, para las encuestadas, había sido escuchar que estaban capacitadas en demasía para trabajos que ellas estaban dispuestas a aceptar para volver a la vida laboral. Una hasta dijo que estaba pensando en sacar su MBA de su currículum.

McGrath, que además de profesora de management es coach de las ejecutivas encuestadas, les aconseja ser honestas y no mostrarse culposas por el tiempo que se tomaron sino volver pronto al tema del presente. La mejor manera de que una mujer presente su caso es en forma proactiva y no disculpándose por haberse dedicado a su familia. “Deberá enmarcar su situación en términos empresariales y adoptando un tono que resume fortaleza.”

Los resultados de la encuesta indican que las mujeres que intentaban volver a trabajar se lanzaron con plena confianza. Luego, al tropezar con los obstáculos, comenzaron las dudas y eso sólo empeoró la situación. “Cuando encuentran resistencia, se sorprenden. No están preparadas para eso y pierden la confianza. Hay diferencia entre ir a una entrevista desde una situación de poder y confianza a ir sintiendo la necesidad de dar explicaciones”.

Para la mayoría de las que contestaron la encuesta, la mejor manera de volver al trabajo fue a través de las empresas pequeñas. De las que volvieron a empleos de tiempo completo, 59% entraron a empresas más pequeñas que las aquellas donde habían trabajado antes de dejar. Sólo 20% entraron a empresas más grandes y 21% fueron aceptadas en empresas más o menos del mismo tamaño de las anteriores.

De todas las que se volvieron a insertar en la vida del trabajo, 45% son cuentapropistas. “Nuestra hipótesis es que la migración hacia empresas chicas y a sus propias empresas es una manera de tener control sobre el horario de trabajo y, tal vez, una forma de mostrar a los demás que tienen las competencias para hacer la tarea”, dice McGrath.

Los empleadores que estén interesados en atraer a las mujeres que retornan a la fuerza laboral deberían ofrecer programas más flexibles y además preparar a sus reclutadores a reconocer el valor de las que regresan, así como también desarrollar iniciativas de mentoring para asistirlas.

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