domingo, 22 de diciembre de 2024

Condiciones para el buen funcionamiento de un equipo de trabajo

spot_img

No es fácil trabajar en equipo en esta sociedad donde cada vez más impera el individualismo. Por eso la persona responsable de formarlo debe hacerlo a concienca y preparando debidamente a las personas que lo integren.

Para que sea eficiente, un equipo debe tener la capacidad de ver el panorama completo. En un equipo que funciona bien, cada miembro comprende el contexto del trabajo que se le ha asignado al grupo. Eso significa comprender la relevancia del trabajo que corresponde a cada uno y la forma en que impacta en la eficiencia del trabajo de los demás y en el esfuerzo del equipo. Con demasiada frecuencia, a la gente se le signa una parte del trabajo sin decirle como esa parte contribuye al resultado final que se busca, mucho menos cómo su esfuerzo personal va a impactar en la capacidad de los demás para hacer su respectivo trabajo. Ver con claridad el panorama completo fomenta la colaboración, aumenta el compromiso personal en el proyecto y mejora la calidad.

Un equipo eficaz tiene objetivos comunes. Los miembros del equipo tienen metas que se han fijado previamente y que son simples, medibles y claramente relevantes a las tareas que el equipo deberá realizar. Cada meta incluye métricas medibles ( a disposición de todos los integrantes del equipo), que se pueden usar para determinar la eficiencia del trupo. Comprender esas metas comunes y trabajar en pos de ellas es un factor fundamental para la eficacia del trabajo colectivo.

En un equipo eficiente todos sus miembros colaboran entre sí y trabajan como unidad. Todos están perfectamente conscientes de la interdependencia que existe entre ellos. Eso es lo que neutraliza cualquier tendencia a acusar al otro y estimula las oportunidades de aprendizaje. La acusación erosiona la tarea grupal.

Para alentar este tipo de colaboración e interdependencia, el líder del equipo debe dar el apoyo y estructura que necesitan los miembros. En primer lugar, su tarea consiste en escoger a las personas adecuadas. Los miembros del equipo deben elegirse teniendo en cuenta sus habilidades naturales para la tarea a realizar. No cualquiera puede hacer cualquier tarea.

Además, el equipo deberá tener los recursos y entrenamiento requerido para desarrollar las habilidades requeridas. Esto incluye, por ejemplo, capacitación cruzada, que da a los miembros mayor comprensión de cómo es la interdependencia entre todas las tareas, lo que aumenta la flexibilidad del equipo y acorta el tiempo de respuesta.

Hay que recordar que la disposición a participar en el equipo no garantiza el resultado deseado. Cuando una persona no tiene experiencia en trabajar de este modo, necesita asistencia para hacerlo bien.

Para que sea eficiente, un equipo debe tener la capacidad de ver el panorama completo. En un equipo que funciona bien, cada miembro comprende el contexto del trabajo que se le ha asignado al grupo. Eso significa comprender la relevancia del trabajo que corresponde a cada uno y la forma en que impacta en la eficiencia del trabajo de los demás y en el esfuerzo del equipo. Con demasiada frecuencia, a la gente se le signa una parte del trabajo sin decirle como esa parte contribuye al resultado final que se busca, mucho menos cómo su esfuerzo personal va a impactar en la capacidad de los demás para hacer su respectivo trabajo. Ver con claridad el panorama completo fomenta la colaboración, aumenta el compromiso personal en el proyecto y mejora la calidad.

Un equipo eficaz tiene objetivos comunes. Los miembros del equipo tienen metas que se han fijado previamente y que son simples, medibles y claramente relevantes a las tareas que el equipo deberá realizar. Cada meta incluye métricas medibles ( a disposición de todos los integrantes del equipo), que se pueden usar para determinar la eficiencia del trupo. Comprender esas metas comunes y trabajar en pos de ellas es un factor fundamental para la eficacia del trabajo colectivo.

En un equipo eficiente todos sus miembros colaboran entre sí y trabajan como unidad. Todos están perfectamente conscientes de la interdependencia que existe entre ellos. Eso es lo que neutraliza cualquier tendencia a acusar al otro y estimula las oportunidades de aprendizaje. La acusación erosiona la tarea grupal.

Para alentar este tipo de colaboración e interdependencia, el líder del equipo debe dar el apoyo y estructura que necesitan los miembros. En primer lugar, su tarea consiste en escoger a las personas adecuadas. Los miembros del equipo deben elegirse teniendo en cuenta sus habilidades naturales para la tarea a realizar. No cualquiera puede hacer cualquier tarea.

Además, el equipo deberá tener los recursos y entrenamiento requerido para desarrollar las habilidades requeridas. Esto incluye, por ejemplo, capacitación cruzada, que da a los miembros mayor comprensión de cómo es la interdependencia entre todas las tareas, lo que aumenta la flexibilidad del equipo y acorta el tiempo de respuesta.

Hay que recordar que la disposición a participar en el equipo no garantiza el resultado deseado. Cuando una persona no tiene experiencia en trabajar de este modo, necesita asistencia para hacerlo bien.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO