UE: una droga contra la anemia anda en problemas

Las autoridades en materia farmacológica de la Unión Europa analizan la posibilidad de prohibir el Eprex. Al parecer, esta droga contra la anemia de Johnson & Johnson tiene ciertos efectos colaterales extraños, severos y de amplio alcance.

6 enero, 2003

Los estudios están a cargo de un equipo de trabajo específico, por cuenta de la Comisión Europea, y se refieren al uso del compuesto en pacientes con problemas renales crónicos, bastante numerosos en Europa occidental. Su veda le significaría al grupo farmoquímico varios cientos de millones en pérdida de ventas. Por el contrario, Roche y Amgen se verían beneficiados, pues sus respectivos equivalentes no tienen esas contraindicaciones. No sorprende, entonces, que las investigaciones se originasen en un planteo de la instancia reguladora francesa contra el Eprex, durante una reciente reunión en Londres.

En ese momento, no hubo decisiones claras. Pero un vocero informal del equipo monitor indicó que los restantes catorce miembros de la UE considerarían la propuesta de París, quizá durante la semana entrante. La idea es alcanzar un consenso. Daniel Brasseur, presidente del comité médico permanente que asesora a la CE, también espera novedades después de Reyes.

Por su parte, Johnson & Johnson tampoco descartaba que la moción francesa prosperase en corto plazo, pero no quiso hacer comentarios. La firma cree, no obstante, que –antes de llegar a la veda lisa y llana- sería posible inducir a los profesionales a que modificasen el modo de administrar la droga a pacientes con transtornos renales. Una de las claves, sostiene el laboratorio, reside en mantener el Eprex bien refrigerado hasta último momento.

El compuesto no se vende en Estados Unidos, pero en la UE se lo vincula con 160 casos de aplasia, o sea deficiente desarrollo en células generadoras de glóbulos rojos. A su vez, este efecto torna al enfermo en dependiente de periódicas transfusiones y desvirtúa las terapias con Eprex. Además, hay un segundo motivo de inquietud: si bien esta especialidad está en el mercado desde 1993, sus efectos colaterales recién aparecen desde 1999, lo cual hace sospechar que derivan de cambios en su composición o dosificación.

Sugestivamente, J&J distribuye en EE.UU. otra versión del compuesto (Procrit), que aparece asociada a muy pocos casos de aplasia. Igual ocurre con el Epogen de la firma Amgen. Sea como fuere, el Eprex seguiría en otros mercados –Europa oriental y sudoriental, Asia, Latinoamérica-, aun si se prohibiese en la UE.

Los estudios están a cargo de un equipo de trabajo específico, por cuenta de la Comisión Europea, y se refieren al uso del compuesto en pacientes con problemas renales crónicos, bastante numerosos en Europa occidental. Su veda le significaría al grupo farmoquímico varios cientos de millones en pérdida de ventas. Por el contrario, Roche y Amgen se verían beneficiados, pues sus respectivos equivalentes no tienen esas contraindicaciones. No sorprende, entonces, que las investigaciones se originasen en un planteo de la instancia reguladora francesa contra el Eprex, durante una reciente reunión en Londres.

En ese momento, no hubo decisiones claras. Pero un vocero informal del equipo monitor indicó que los restantes catorce miembros de la UE considerarían la propuesta de París, quizá durante la semana entrante. La idea es alcanzar un consenso. Daniel Brasseur, presidente del comité médico permanente que asesora a la CE, también espera novedades después de Reyes.

Por su parte, Johnson & Johnson tampoco descartaba que la moción francesa prosperase en corto plazo, pero no quiso hacer comentarios. La firma cree, no obstante, que –antes de llegar a la veda lisa y llana- sería posible inducir a los profesionales a que modificasen el modo de administrar la droga a pacientes con transtornos renales. Una de las claves, sostiene el laboratorio, reside en mantener el Eprex bien refrigerado hasta último momento.

El compuesto no se vende en Estados Unidos, pero en la UE se lo vincula con 160 casos de aplasia, o sea deficiente desarrollo en células generadoras de glóbulos rojos. A su vez, este efecto torna al enfermo en dependiente de periódicas transfusiones y desvirtúa las terapias con Eprex. Además, hay un segundo motivo de inquietud: si bien esta especialidad está en el mercado desde 1993, sus efectos colaterales recién aparecen desde 1999, lo cual hace sospechar que derivan de cambios en su composición o dosificación.

Sugestivamente, J&J distribuye en EE.UU. otra versión del compuesto (Procrit), que aparece asociada a muy pocos casos de aplasia. Igual ocurre con el Epogen de la firma Amgen. Sea como fuere, el Eprex seguiría en otros mercados –Europa oriental y sudoriental, Asia, Latinoamérica-, aun si se prohibiese en la UE.

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