Promesas publicitarias, verdad y riesgo

Han salido a la venta nuevos alimentos para bebés que se promueven con un argumento de venta destinado a llamar verdaderamente la atención: mejoran el cociente intelectual y la visión de los infantes.

2 junio, 2003

Entre sus fabricantes figuran los grandes laboratorios Abbot Laboratories, Bristol-Myers
Squibb y Wyeth, cuyas autoridades afirman que los aditivos se han convertido en
el gran instrumento para competir en un mercado de US$ 3.000 millones como es
el de Estados Unidos. El terreno es especialmente delicado pues desde hace años
las autoridades sanitarias han hecho fuerte campaña entre las madres para
que prefieran la leche materna a las fórmulas
artificiales
.

El problema, como siempre ocurre en estos casos, es que si los aditivos no
hacen lo que sus fabricantes dicen que pueden hacer, los padres estarán
gastando un promedio de US$ 200 al año en la compra del producto. Pero
más importante todavía, la Food and Drug Administration (FDA;
el organismo que vigila la seguridad de los productos que van al mercado), que
el año pasado permitió la incorporación de los aditivos
luego de un estudio de cinco años, no acepta el argumento que publicitan
los fabricantes , según el cual los aditivos aportan grandes beneficios
a la salud. El organismo de control prefiere decir que los resultados de los
estudios son "una mezcla". Por ahora, ha encargado un estudio independiente
cuyos resultados recién se darán a conocer en septiembre de este
año.

Mientras tanto, las intensas campañas publicitarias y lo atractivo de
las promesas convencen a los padres, que están optando por comprar el
producto.

La fórmula infantil — que aunque contiene una mezcla de más
de 24 vitaminas y minerales y es considerada alimento y no medicamento – se
publicita con promesas tales como el bebé "desarrollará la
mente de un científico" si es alimentado con el producto. Los hospitales
reciben muestras gratis, que son regaladas a los padres que acaban de dar a
luz a sus hijos. Éste es un procedimiento que preocupa profundamente
a las autoridades sanitarias, sobre todo cuando los productos aún no
han pasado todas las pruebas de seguridad.

La F.D.A. dice que no ha recibido hasta ahora ninguna queja por parte de consumidores
sobre los nuevos aditivos en las fórmulas y que los ha agregado a la
lista de ingredientes "generalmente considerados como seguros", pero
no incluye ningún comentario sobre su eficacia. Ha solicitado a sus fabricantes,
sin embargo, que realicen una "rigurosa vigilancia post-mercado porque
no hay antecedentes de su uso en Estados Unidos". Los aditivos se vienen
usando en fórmulas vendidas en países extranjeros desde 1996.

Ross Products, la subsidiaria de Abbott que fabrica las marcas Isomil y Similac,
y Mead Johnson Nutritionals, la subsidiaria de Bristol-Myers que fabrica Enfamil,
son los laboratorios más grandes que están en este negocio. Ambos
han realizado docenas de pruebas clínicas que demuestran los beneficios
a corto plazo entre bebés alimentados con las fórmulas mejoradas
con aditivos. Uno de los estudios más largos controló bebés
desde su nacimiento hasta los 39 meses y descubrió que el cociente intelectual
(I.Q.) de los alimentados con la fórmula mejorada era equivalente al
de los bebés alimentados a leche materna, considerada por la medicina
como el mejor alimento posible para recién nacidos. No hubo, sin embargo,
comparación con bebés alimentados con el producto artificial no
mejorado con los aditivos (ácidos grasos).

La F.D.A. ha pedido todos los estudios realizados y aclara que si ocurriera
algún problema, va a usar toda su autoridad para pedir el retiro total
de los productos del mercado Pero como la fórmula está regulada
como alimento y no como droga, no controla lo que los fabricantes dicen que
puede hacer el producto.

"No está comprobado que esos ingredientes aporten un beneficio
adicional" , dijo al New York Times el pediatra Cheston M. Berlin
Jr., miembro del panel del Instituto de Medicina de Pasadena. Y sobre la publicidad
orientada a los padres dijo: "yo no me animaría a decir que la propaganda
de los productos induce a error, pero sí que son presentados de manera
tal que si no hacen lo que dicen que hacen, no les están haciendo ningún
favor a los bebés".

En una edición reciente de la revista American Baby, por ejemplo,
hay tres avisos a toda página promocionando las fórmulas mejoradas.
El aviso de cada producto sugiere que el desarrollo del cerebro del bebé
mejora con los aditivos. La letra chica de un producto – Similac Advance – sí
dice que la fórmula Similac sin los aditivos también ayuda al
desarrollo de cerebro y ojos.

Entre sus fabricantes figuran los grandes laboratorios Abbot Laboratories, Bristol-Myers
Squibb y Wyeth, cuyas autoridades afirman que los aditivos se han convertido en
el gran instrumento para competir en un mercado de US$ 3.000 millones como es
el de Estados Unidos. El terreno es especialmente delicado pues desde hace años
las autoridades sanitarias han hecho fuerte campaña entre las madres para
que prefieran la leche materna a las fórmulas
artificiales
.

El problema, como siempre ocurre en estos casos, es que si los aditivos no
hacen lo que sus fabricantes dicen que pueden hacer, los padres estarán
gastando un promedio de US$ 200 al año en la compra del producto. Pero
más importante todavía, la Food and Drug Administration (FDA;
el organismo que vigila la seguridad de los productos que van al mercado), que
el año pasado permitió la incorporación de los aditivos
luego de un estudio de cinco años, no acepta el argumento que publicitan
los fabricantes , según el cual los aditivos aportan grandes beneficios
a la salud. El organismo de control prefiere decir que los resultados de los
estudios son "una mezcla". Por ahora, ha encargado un estudio independiente
cuyos resultados recién se darán a conocer en septiembre de este
año.

Mientras tanto, las intensas campañas publicitarias y lo atractivo de
las promesas convencen a los padres, que están optando por comprar el
producto.

La fórmula infantil — que aunque contiene una mezcla de más
de 24 vitaminas y minerales y es considerada alimento y no medicamento – se
publicita con promesas tales como el bebé "desarrollará la
mente de un científico" si es alimentado con el producto. Los hospitales
reciben muestras gratis, que son regaladas a los padres que acaban de dar a
luz a sus hijos. Éste es un procedimiento que preocupa profundamente
a las autoridades sanitarias, sobre todo cuando los productos aún no
han pasado todas las pruebas de seguridad.

La F.D.A. dice que no ha recibido hasta ahora ninguna queja por parte de consumidores
sobre los nuevos aditivos en las fórmulas y que los ha agregado a la
lista de ingredientes "generalmente considerados como seguros", pero
no incluye ningún comentario sobre su eficacia. Ha solicitado a sus fabricantes,
sin embargo, que realicen una "rigurosa vigilancia post-mercado porque
no hay antecedentes de su uso en Estados Unidos". Los aditivos se vienen
usando en fórmulas vendidas en países extranjeros desde 1996.

Ross Products, la subsidiaria de Abbott que fabrica las marcas Isomil y Similac,
y Mead Johnson Nutritionals, la subsidiaria de Bristol-Myers que fabrica Enfamil,
son los laboratorios más grandes que están en este negocio. Ambos
han realizado docenas de pruebas clínicas que demuestran los beneficios
a corto plazo entre bebés alimentados con las fórmulas mejoradas
con aditivos. Uno de los estudios más largos controló bebés
desde su nacimiento hasta los 39 meses y descubrió que el cociente intelectual
(I.Q.) de los alimentados con la fórmula mejorada era equivalente al
de los bebés alimentados a leche materna, considerada por la medicina
como el mejor alimento posible para recién nacidos. No hubo, sin embargo,
comparación con bebés alimentados con el producto artificial no
mejorado con los aditivos (ácidos grasos).

La F.D.A. ha pedido todos los estudios realizados y aclara que si ocurriera
algún problema, va a usar toda su autoridad para pedir el retiro total
de los productos del mercado Pero como la fórmula está regulada
como alimento y no como droga, no controla lo que los fabricantes dicen que
puede hacer el producto.

"No está comprobado que esos ingredientes aporten un beneficio
adicional" , dijo al New York Times el pediatra Cheston M. Berlin
Jr., miembro del panel del Instituto de Medicina de Pasadena. Y sobre la publicidad
orientada a los padres dijo: "yo no me animaría a decir que la propaganda
de los productos induce a error, pero sí que son presentados de manera
tal que si no hacen lo que dicen que hacen, no les están haciendo ningún
favor a los bebés".

En una edición reciente de la revista American Baby, por ejemplo,
hay tres avisos a toda página promocionando las fórmulas mejoradas.
El aviso de cada producto sugiere que el desarrollo del cerebro del bebé
mejora con los aditivos. La letra chica de un producto – Similac Advance – sí
dice que la fórmula Similac sin los aditivos también ayuda al
desarrollo de cerebro y ojos.

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