domingo, 22 de diciembre de 2024

Piratería: ¿pasará con el video lo mismo que con la música?

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En un reciente análisis sobre el robo de videos, Luis Ubiñas, director de la oficina Los angeles de la consultora mcKinsey, dice que el problema tendría solución si todos los sectores afectados cooperaran entre sí.

Las empresas de medios, razona Ubiñas, deberían dar a los proveedores
de banda ancha una porción de sus ingresos para que éstos, a cambio,
las ayuden vigilando a los piratas. Los fabricantes de PC deberían fomentar
los servicios de video-on-demand incorporando a los nuevos equipos tecnología
para protección de derechos de autor. Los tres grandes jugadores: empresas
de medios, proveedores de banda ancha y fabricantes de PC están atascados
en sus esfuerzos por desarrollar servicios de video-on-demand. Los dueños
de los derechos de autor se preocupan porque los piratas les robarán su
contenido si no se instalan previamente sistemas de protección.

La compañías de banda ancha y fabricantes de computadoras temen
que si juegan el papel de vigilantes los consumidores les rechacen sus productos
y servicios. Y mientras todos dudan, piensan y recelan, los servicios en línea
no autorizados comparten millones de archivos de música y video. Resultado:
todos pierden, nadie gana un centavo.

La historia parece repetirse cada vez que aparece un nuevo medio de distribución.
pasó en los ´70, con el nacimiento de la televisión por cable, cuando
los sectores involucrados no se ponían de acuerdo sobre cómo defenderse
de los robos y cómo repartirse las ganancias. Pero tuvo un final feliz
cuando las partes involucradas desarrollaron conjuntamente normas de encriptado
y acordaron un modelo de reparto de ganancias.

A treinta años de aquello, otros tres negocios se encuentran atascados
en su intento de distribuir video digital a través de conexiones de banda
ancha. Pero esta vez hay urgencia, porque la distribución ilegal ya está
poniendo a disposición del público películas que de otro
modo darían ganancias a las distribuidoras oficiales. El video es en 2004
lo que fue la
música
en 1998.

Podría pensarse que esta vez la solución al problema será
más fácil porque las tres industrias comparten el mismo sueño:
todas quieren ofrecer video-on-demand cobrando por el servicio. Hay enormes colecciones
de material multimedia (películas, shows de televisión, dibujos
animados, etc) para ofrecer a los suscriptores de banda ancha. Cada industria
se quedaría con una parte de lo recaudado.

Los estudios, empresas de producción y cadenas de televisión que
crean contenido quieren protección contra robo antes de ofrecer programas
y películas en un ambiente digital abierto. Además, algunos están
pensando si no les convendría crear sus propios servicios de distribución
para no tener que compartir ganancias con los proveedores de banda ancha.

Las telcos y las empresas de cable que brindan banda ancha a sus suscriptores
no quieren jugar el papel de policías para los estudios y cadenas de TV.
Resultado: son pocos los estudios que ofrecen contenido.
Mientras tanto, los fabricantes de computadoras personales no se deciden a abogar
por video-on-demand porque a ellos les preocupa que los usuarios no quieran tener
máquinas con medidas de seguridad incorporadas.

Es preciso que las tres partes salgan de la inmovilidad., recomienda el ensayista.
Los proveedores de contenido deberían dar el primer paso ofreciendo películas
y programas en formato on-demand y sellando acuerdos con los proveedores de banda
ancha. Estos últimos podrían compartir las ganancias o cobrar o
una especie de tarifa de peaje. Los proveedores de banda ancha, a su vez, deberían
ayudar a hacer cumplir las leyes de propiedad intelectual de las cadenas y clausurar
los centros de piratería. Eso las beneficiaría porque al reducir
la bajada ilegal de material, reducirían también el uso de ancho
de banda.

En cuanto a los fabricantes de hardware, pueden mejorar su posición aceptando
fabricar aparatos menos amigables al robo. Si bien no están obligados legalmente
a incorporar protección de derechos de autor a las PC, reproductores de
MP3 y demás equipos, si lo hacen estarían enviando una fuerte señal
a los proveedores de contenido alentándolos a desarrollar servicios que,
a su vez, venderían más hardware.
Pero son los proveedores de contenido los que deben iniciar este partido porque
son sus películas y sus programas los que en definitiva hacen deseables
los servicios de video.

Las empresas de medios, razona Ubiñas, deberían dar a los proveedores
de banda ancha una porción de sus ingresos para que éstos, a cambio,
las ayuden vigilando a los piratas. Los fabricantes de PC deberían fomentar
los servicios de video-on-demand incorporando a los nuevos equipos tecnología
para protección de derechos de autor. Los tres grandes jugadores: empresas
de medios, proveedores de banda ancha y fabricantes de PC están atascados
en sus esfuerzos por desarrollar servicios de video-on-demand. Los dueños
de los derechos de autor se preocupan porque los piratas les robarán su
contenido si no se instalan previamente sistemas de protección.

La compañías de banda ancha y fabricantes de computadoras temen
que si juegan el papel de vigilantes los consumidores les rechacen sus productos
y servicios. Y mientras todos dudan, piensan y recelan, los servicios en línea
no autorizados comparten millones de archivos de música y video. Resultado:
todos pierden, nadie gana un centavo.

La historia parece repetirse cada vez que aparece un nuevo medio de distribución.
pasó en los ´70, con el nacimiento de la televisión por cable, cuando
los sectores involucrados no se ponían de acuerdo sobre cómo defenderse
de los robos y cómo repartirse las ganancias. Pero tuvo un final feliz
cuando las partes involucradas desarrollaron conjuntamente normas de encriptado
y acordaron un modelo de reparto de ganancias.

A treinta años de aquello, otros tres negocios se encuentran atascados
en su intento de distribuir video digital a través de conexiones de banda
ancha. Pero esta vez hay urgencia, porque la distribución ilegal ya está
poniendo a disposición del público películas que de otro
modo darían ganancias a las distribuidoras oficiales. El video es en 2004
lo que fue la
música
en 1998.

Podría pensarse que esta vez la solución al problema será
más fácil porque las tres industrias comparten el mismo sueño:
todas quieren ofrecer video-on-demand cobrando por el servicio. Hay enormes colecciones
de material multimedia (películas, shows de televisión, dibujos
animados, etc) para ofrecer a los suscriptores de banda ancha. Cada industria
se quedaría con una parte de lo recaudado.

Los estudios, empresas de producción y cadenas de televisión que
crean contenido quieren protección contra robo antes de ofrecer programas
y películas en un ambiente digital abierto. Además, algunos están
pensando si no les convendría crear sus propios servicios de distribución
para no tener que compartir ganancias con los proveedores de banda ancha.

Las telcos y las empresas de cable que brindan banda ancha a sus suscriptores
no quieren jugar el papel de policías para los estudios y cadenas de TV.
Resultado: son pocos los estudios que ofrecen contenido.
Mientras tanto, los fabricantes de computadoras personales no se deciden a abogar
por video-on-demand porque a ellos les preocupa que los usuarios no quieran tener
máquinas con medidas de seguridad incorporadas.

Es preciso que las tres partes salgan de la inmovilidad., recomienda el ensayista.
Los proveedores de contenido deberían dar el primer paso ofreciendo películas
y programas en formato on-demand y sellando acuerdos con los proveedores de banda
ancha. Estos últimos podrían compartir las ganancias o cobrar o
una especie de tarifa de peaje. Los proveedores de banda ancha, a su vez, deberían
ayudar a hacer cumplir las leyes de propiedad intelectual de las cadenas y clausurar
los centros de piratería. Eso las beneficiaría porque al reducir
la bajada ilegal de material, reducirían también el uso de ancho
de banda.

En cuanto a los fabricantes de hardware, pueden mejorar su posición aceptando
fabricar aparatos menos amigables al robo. Si bien no están obligados legalmente
a incorporar protección de derechos de autor a las PC, reproductores de
MP3 y demás equipos, si lo hacen estarían enviando una fuerte señal
a los proveedores de contenido alentándolos a desarrollar servicios que,
a su vez, venderían más hardware.
Pero son los proveedores de contenido los que deben iniciar este partido porque
son sus películas y sus programas los que en definitiva hacen deseables
los servicios de video.

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