jueves, 26 de diciembre de 2024

El rol de los fundadores en la epidemia de fraudes contables

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En la ola de delitos empresariales figuran muchos fundadores: Kenneth Lay (Enron), Bernard Ebbers (WorldCom), John Rigas (Adelphia Communications) y Martha Stewards, (Martha Stewart Living Omnimedia). Maurice Schweitzer explica por qué.

Steve Madden, fundador de la fábrica de zapatos que lleva su nombre, fue
condenado y está entre rejas. También preso está Sam Waksal,
fundador de Imclone Systems, el grupo de biotecnología responsable de la
condena de Martha Stewart. Calisto Tanzi, fundador de la ahora quebrada compañía
láctea Parmalat en Parma, Italia, fue condenado y está en la cárcel
de San Vittore, Milán, aunque siguen las investigaciones por cargos todavía
no comprobados.

Ebbers, que espera sentencia por fraude contable, fundó WorldCom en 1983
como una compañía especializada en la venta de servicios telefónicos
a moteles. Su agresiva estrategia de adquisiciones incluyó la compra en
1998 de MCI.

Kenneth Lay, procesado por fraude, formó Enron en 1985 con la fusión
de Houston Natural Gas e InterNorth, una empresa de tendido de cañerías.
En 2001 Enron se había convertido en la séptima firma norteamericana
por ingresos pero a finales de ese año se amparó en concurso preventivo
de acreedores.

El fundador de Adelphia Communications, John Rigas, y dos de sus hijos acaban
de ser condenados a entre 15 y 20 años de prisión por fraude contable
y estafa por US$ 2.500 millones contra la propia empresa y sus accionistas minoritarios.

Dar el ejemplo

Por lo general, los fundadores tienen una conexión muy fuerte con sus empresas.
Si ellos – la autoridad máxima en la entidad – no dan muestras
de honestidad en cada uno de sus movimientos, el ejemplo de sus acciones se convierte
en modelo para los demás. Ahí es cuando las empresas se vuelven
vulnerables, opina Maurice Schweitzer, profesor especializado en gestión
de operaciones . “Lo que es fundamentalmente importante es que todos los
fundadores tengan un sólido compromiso con la ética en todos los
niveles”. Esto quiere decir, por ejemplo, presentar recibos de todos sus
viáticos y gastos de representación, no pedir a sus empleados que
les hagan gestiones personales, no usar fondos de la empresa para hacer fiestas
particulares, etc, etc, etc. Cosas como ésas envían señales
al personal sobre el tipo de conducta corporativa que se permite.

Como muchos fundadores de empresas han pasado los primeros años de su carrera
luchando a brazo partido para dar forma a su negocio, por lo general carecen de
la formación ética que ahora es parte fundamental en la educación
de los gerentes profesionales, explica Schweitzer. Las empresas deberían
contratar especialistas en ética corporativa para orientar a los empleados
que reciben señales contradictorias.

Los fundadores que crean una gran compañía de la nada suelen tener
un “desdibujado sentido de los límites”, dice Schweitzer. Como
las empresas nacientes por lo general requieren enormes inversiones de tiempo
y dinero, “ no hay distinción entre la vida personal del fundador
y la vida de la compañía”. A menudo ocurre que el (o la) fundador(a)
usa la compañía como vehículo para sus deseos personales”,
añade. Un fundador se siente dueño de todo (lo sea o no) y le molesta
cumplir con ciertos controles que son normales en cualquier lugar de trabajo.
Goza, casi siempre, de mucho más margen de libertad que cualquier otra
persona de la empresa. Eso es un privilegio y un riesgo.

Otra de las características de una empresa gobernada por su fundador es
que casi siempre tiene amigos o relaciones del patrón ubicados en puestos
importantes. Esa gente se vuelve muy influyente y logra cosas que otros ejecutivos
no lo lograrían.

Los fundadores tienen mucho poder a través de una gran participación
financiera en sus compañías . Stewart, por ejemplo, posee 61% de
Martha Stewart Living Omnimedia. Ése es un factor que desequilibra el poder
en las sesiones de directorio.

Por eso es fundamental que los directorios que deben supervisar ejecutivos fundadores
sean doblemente vigilantes e independientes con comisiones separadas para regular
remuneraciones y auditar actividades.


Steve Madden, fundador de la fábrica de zapatos que lleva su nombre, fue
condenado y está entre rejas. También preso está Sam Waksal,
fundador de Imclone Systems, el grupo de biotecnología responsable de la
condena de Martha Stewart. Calisto Tanzi, fundador de la ahora quebrada compañía
láctea Parmalat en Parma, Italia, fue condenado y está en la cárcel
de San Vittore, Milán, aunque siguen las investigaciones por cargos todavía
no comprobados.

Ebbers, que espera sentencia por fraude contable, fundó WorldCom en 1983
como una compañía especializada en la venta de servicios telefónicos
a moteles. Su agresiva estrategia de adquisiciones incluyó la compra en
1998 de MCI.

Kenneth Lay, procesado por fraude, formó Enron en 1985 con la fusión
de Houston Natural Gas e InterNorth, una empresa de tendido de cañerías.
En 2001 Enron se había convertido en la séptima firma norteamericana
por ingresos pero a finales de ese año se amparó en concurso preventivo
de acreedores.

El fundador de Adelphia Communications, John Rigas, y dos de sus hijos acaban
de ser condenados a entre 15 y 20 años de prisión por fraude contable
y estafa por US$ 2.500 millones contra la propia empresa y sus accionistas minoritarios.

Dar el ejemplo

Por lo general, los fundadores tienen una conexión muy fuerte con sus empresas.
Si ellos – la autoridad máxima en la entidad – no dan muestras
de honestidad en cada uno de sus movimientos, el ejemplo de sus acciones se convierte
en modelo para los demás. Ahí es cuando las empresas se vuelven
vulnerables, opina Maurice Schweitzer, profesor especializado en gestión
de operaciones . “Lo que es fundamentalmente importante es que todos los
fundadores tengan un sólido compromiso con la ética en todos los
niveles”. Esto quiere decir, por ejemplo, presentar recibos de todos sus
viáticos y gastos de representación, no pedir a sus empleados que
les hagan gestiones personales, no usar fondos de la empresa para hacer fiestas
particulares, etc, etc, etc. Cosas como ésas envían señales
al personal sobre el tipo de conducta corporativa que se permite.

Como muchos fundadores de empresas han pasado los primeros años de su carrera
luchando a brazo partido para dar forma a su negocio, por lo general carecen de
la formación ética que ahora es parte fundamental en la educación
de los gerentes profesionales, explica Schweitzer. Las empresas deberían
contratar especialistas en ética corporativa para orientar a los empleados
que reciben señales contradictorias.

Los fundadores que crean una gran compañía de la nada suelen tener
un “desdibujado sentido de los límites”, dice Schweitzer. Como
las empresas nacientes por lo general requieren enormes inversiones de tiempo
y dinero, “ no hay distinción entre la vida personal del fundador
y la vida de la compañía”. A menudo ocurre que el (o la) fundador(a)
usa la compañía como vehículo para sus deseos personales”,
añade. Un fundador se siente dueño de todo (lo sea o no) y le molesta
cumplir con ciertos controles que son normales en cualquier lugar de trabajo.
Goza, casi siempre, de mucho más margen de libertad que cualquier otra
persona de la empresa. Eso es un privilegio y un riesgo.

Otra de las características de una empresa gobernada por su fundador es
que casi siempre tiene amigos o relaciones del patrón ubicados en puestos
importantes. Esa gente se vuelve muy influyente y logra cosas que otros ejecutivos
no lo lograrían.

Los fundadores tienen mucho poder a través de una gran participación
financiera en sus compañías . Stewart, por ejemplo, posee 61% de
Martha Stewart Living Omnimedia. Ése es un factor que desequilibra el poder
en las sesiones de directorio.

Por eso es fundamental que los directorios que deben supervisar ejecutivos fundadores
sean doblemente vigilantes e independientes con comisiones separadas para regular
remuneraciones y auditar actividades.

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