jueves, 26 de diciembre de 2024

El deterioro cerebral se combate con entrenamiento

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Las investigaciones parecen indicar una buena noticia acerca del envejecimiento: los cerebros viejos han sido objeto de una acusación injusta. Es cierto que hay una desaceleración de la actividad, pero no lo es que sea absolutamente inevitable.

Sin embargo, los descubrimientos más pesimistas han resistido la prueba del tiempo. Es cierto que los cerebros envejecidos procesan la información más lentamente, probablemente a partir de la mitad de la vida. Y que en consecuencia, les lleva un poco más de tiempo tomar decisiones o elaborar juicios y asimilar información compleja.

También es cierto que son menos flexibles y que les lleva más tiempo cambiar de una tarea a otra. Como en las “multitareas” uno debe saltar constantemente de una tarea a la otra –por ejemplo, manejar, conversar y vigilar qué hacen los demás autos — la pérdida de agilidad significa que una persona de más de 50 años no resuelve las tareas simultáneas tan bien como un joven.

Pero a medida que se vuelven a evaluar esos viejos resultados, comienzan a cuestionarse hasta los resultados que ya se daban como axiomas. En primer lugar, no hay pérdida de neuronas. La doctora Marilyn Albert, de la Johns Hopkins School of Medicine, dice que antes se creía que la declinación cognitiva normal se producía a causa de pérdida de neuronas en el cerebro. Pero las nuevas técnicas demuestran que la mayoría de las regiones retienen sus neuronas (hasta las personas de 70 años producen nuevas) y no hay pérdida en el hipocampo, donde se forman los recuerdos, o en la corteza frontal, donde se alojan las funciones ejecutivas como planificación o formación de juicios.

Un problema con los estudios que comparan el cerebro viejo con el joven es que el viejo es diferente, no sólo porque ha vivido más años sino porque las vidas de sus dueños son diferentes. Los de más edad tienen, por lo general, menos experiencias nuevas, suelen ser menos activos físicamente, menos vida social y vivir en entornos menos complejos. Todo eso reduce la producción de neuronas nuevas y el mantenimiento del circuito neural.

La psicología dice hoy que el problema con la jubilación es que desaparecen muchas exigencias intelectuales y sociales. “La vida se vuelve rutina, y la rutina es una receta para la declinación cognitiva”, dice la psicóloga Denise Park, de la universidad de Illinois. Entonces, gran parte de la declinación que hasta ahora se atribuía al envejecimiento puede reflejar, no eso en sí, sino factores que la gente puede controlar.

En un estudio reciente realizado para comparar memoria de corto plazo, los científicos trabajaron con dos grupos de voluntarios, uno formado por gente entre 19 y 30 años y el otro, por personas entre 60 y 77. Ambos debían mirar fotos de caras y de paisajes. Al rato, a los voluntarios se les mostraban más fotos y debían decir si las habían visto antes.

Los cerebros más jóvenes, como grupo, tenían mejor recordación. Pero lo que reveló el estudio fue que la actividad cerebral era diferente. Puestos ante una cara, en los jóvenes había más actividad en el área “mirar caras” y poca actividad en la área” lugares”. Puestos ante un paisaje, el patrón de actividad alta o baja cambiaba. Los cerebros más viejos, en cambio, mostraron actividad en ambas regiones cuando trataban de recordar una cara o un paisaje. Según Adam Gazzaley, neurólogo que lideró el estudio de 2005 (publicado en Nature Neuroscience), eso sugiere que no filtran bien la información irrelevante. Pero la tercera parte de los voluntarios viejos recordó tanto como los jóvenes y mostró el mismo patrón de actividad cerebral.

Aparentemente, la incapacidad para inhibir información irrelevante y bloquear distracciones – que afecta negativamente el razonamiento y la memoria de corto plazo, no es tan inevitable como se creía.

Se puede lograr que el cerebro viejo funcione como joven

Una posibilidad es el entrenamiento. La atención y el foco son funciones que actúan de arriba hacia abajo: la corteza pre-frontal ordena a las regiones que miren y escuchen para prestar atención a lo importante e ignorar el resto. La actividad de arriba hacia abajo parece estar entre las funciones mentales que más se pueden entrenar.

Uno de los cambios más grandes que sufre el cerebro cuando envejece también podría ser reversible con entrenamiento. Los cerebros viejos usan la mitad derecha e izquierda de una región para algo que los cerebros jóvenes hacen con un solo lado. A veces, eso mejora el resultado, porque la activación de ambos lados de las regiones pre-frontales compensa los déficit en el hipocampo. En otros casos, daña el rendimiento, por ejemplo en tareas como la elaboración de juicios, concentración o toma de decisiones y multitareas.

Pero en un estudio publicado recientemente en la revista electrónica Neurobiology of Aging, se afirma que los cerebros viejos pueden ser entrenados para que trabajen como jóvenes. En el estudio de experimentación los científicos también pusieron dos grupos a trabajar, separando a los voluntarios por edad. El estudio consistió en ponerlos ante pantallas de computadora y pedirles que apretaran un botón cuando ciertas cosas aparecían. La tarea requería concentración y toma de decisiones. Al principio, los cerebros de los del grupo entre 55 y 80 años mostraron la característica activación bilateral y cometieron más errores. Pero luego de cinco horas de práctica y de indicaciones por parte de los investigadores comenzaron a mejorar y mostraron actividad unilateral, como los jóvenes. “Eso sugiere que los cerebros de los adultos mayores se mantienen relativamente flexibles y capaces de alterar circuitos cerebrales en respuesta a la capacitación”, dijo Kirck Erickson, director del experimento.

En conclusión, los cerebros envejecen, pero se ha demostrado que tienen capacidad para regenerarse y responder al entrenamiento.

Condensación de un artículo publicado en
Science Journal

Sin embargo, los descubrimientos más pesimistas han resistido la prueba del tiempo. Es cierto que los cerebros envejecidos procesan la información más lentamente, probablemente a partir de la mitad de la vida. Y que en consecuencia, les lleva un poco más de tiempo tomar decisiones o elaborar juicios y asimilar información compleja.

También es cierto que son menos flexibles y que les lleva más tiempo cambiar de una tarea a otra. Como en las “multitareas” uno debe saltar constantemente de una tarea a la otra –por ejemplo, manejar, conversar y vigilar qué hacen los demás autos — la pérdida de agilidad significa que una persona de más de 50 años no resuelve las tareas simultáneas tan bien como un joven.

Pero a medida que se vuelven a evaluar esos viejos resultados, comienzan a cuestionarse hasta los resultados que ya se daban como axiomas. En primer lugar, no hay pérdida de neuronas. La doctora Marilyn Albert, de la Johns Hopkins School of Medicine, dice que antes se creía que la declinación cognitiva normal se producía a causa de pérdida de neuronas en el cerebro. Pero las nuevas técnicas demuestran que la mayoría de las regiones retienen sus neuronas (hasta las personas de 70 años producen nuevas) y no hay pérdida en el hipocampo, donde se forman los recuerdos, o en la corteza frontal, donde se alojan las funciones ejecutivas como planificación o formación de juicios.

Un problema con los estudios que comparan el cerebro viejo con el joven es que el viejo es diferente, no sólo porque ha vivido más años sino porque las vidas de sus dueños son diferentes. Los de más edad tienen, por lo general, menos experiencias nuevas, suelen ser menos activos físicamente, menos vida social y vivir en entornos menos complejos. Todo eso reduce la producción de neuronas nuevas y el mantenimiento del circuito neural.

La psicología dice hoy que el problema con la jubilación es que desaparecen muchas exigencias intelectuales y sociales. “La vida se vuelve rutina, y la rutina es una receta para la declinación cognitiva”, dice la psicóloga Denise Park, de la universidad de Illinois. Entonces, gran parte de la declinación que hasta ahora se atribuía al envejecimiento puede reflejar, no eso en sí, sino factores que la gente puede controlar.

En un estudio reciente realizado para comparar memoria de corto plazo, los científicos trabajaron con dos grupos de voluntarios, uno formado por gente entre 19 y 30 años y el otro, por personas entre 60 y 77. Ambos debían mirar fotos de caras y de paisajes. Al rato, a los voluntarios se les mostraban más fotos y debían decir si las habían visto antes.

Los cerebros más jóvenes, como grupo, tenían mejor recordación. Pero lo que reveló el estudio fue que la actividad cerebral era diferente. Puestos ante una cara, en los jóvenes había más actividad en el área “mirar caras” y poca actividad en la área” lugares”. Puestos ante un paisaje, el patrón de actividad alta o baja cambiaba. Los cerebros más viejos, en cambio, mostraron actividad en ambas regiones cuando trataban de recordar una cara o un paisaje. Según Adam Gazzaley, neurólogo que lideró el estudio de 2005 (publicado en Nature Neuroscience), eso sugiere que no filtran bien la información irrelevante. Pero la tercera parte de los voluntarios viejos recordó tanto como los jóvenes y mostró el mismo patrón de actividad cerebral.

Aparentemente, la incapacidad para inhibir información irrelevante y bloquear distracciones – que afecta negativamente el razonamiento y la memoria de corto plazo, no es tan inevitable como se creía.

Se puede lograr que el cerebro viejo funcione como joven

Una posibilidad es el entrenamiento. La atención y el foco son funciones que actúan de arriba hacia abajo: la corteza pre-frontal ordena a las regiones que miren y escuchen para prestar atención a lo importante e ignorar el resto. La actividad de arriba hacia abajo parece estar entre las funciones mentales que más se pueden entrenar.

Uno de los cambios más grandes que sufre el cerebro cuando envejece también podría ser reversible con entrenamiento. Los cerebros viejos usan la mitad derecha e izquierda de una región para algo que los cerebros jóvenes hacen con un solo lado. A veces, eso mejora el resultado, porque la activación de ambos lados de las regiones pre-frontales compensa los déficit en el hipocampo. En otros casos, daña el rendimiento, por ejemplo en tareas como la elaboración de juicios, concentración o toma de decisiones y multitareas.

Pero en un estudio publicado recientemente en la revista electrónica Neurobiology of Aging, se afirma que los cerebros viejos pueden ser entrenados para que trabajen como jóvenes. En el estudio de experimentación los científicos también pusieron dos grupos a trabajar, separando a los voluntarios por edad. El estudio consistió en ponerlos ante pantallas de computadora y pedirles que apretaran un botón cuando ciertas cosas aparecían. La tarea requería concentración y toma de decisiones. Al principio, los cerebros de los del grupo entre 55 y 80 años mostraron la característica activación bilateral y cometieron más errores. Pero luego de cinco horas de práctica y de indicaciones por parte de los investigadores comenzaron a mejorar y mostraron actividad unilateral, como los jóvenes. “Eso sugiere que los cerebros de los adultos mayores se mantienen relativamente flexibles y capaces de alterar circuitos cerebrales en respuesta a la capacitación”, dijo Kirck Erickson, director del experimento.

En conclusión, los cerebros envejecen, pero se ha demostrado que tienen capacidad para regenerarse y responder al entrenamiento.

Condensación de un artículo publicado en
Science Journal

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