viernes, 27 de diciembre de 2024

Dragón ávido: Beijing juega fuerte en la geopolítica petrolera

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Con 1.300 millones de almas, China es el segundo consumidor mundial de hidrocarburos, tras EE.UU. Su sostenida industrialización determina un PBI interno que crece de 9 a 11% anual y necesidades de combustibles que habrán subido 150% en 2020.

<p>El consumo aumenta a raz&oacute;n de 7,5% anual, siete veces m&aacute;s r&aacute;pido que el de Estados Unidos, impulsado por una vasta transici&oacute;n de la bicicleta urbana a los transportes masivos y los autom&oacute;viles. Por consiguiente, hacia 2010 por el gigante oriental circular&aacute;n noventa veces m&aacute;s veh&iacute;culos que en 1991 y, hacia 2020, tendr&aacute; m&aacute;s coches que las dos primeras econom&iacute;as mundiales (Uni&oacute;n Europea, EE.UU.), tomadas por separado.</p>
<p>Otro factor que promueve la venta de automotores son los combustibles en extremo baratos. Los precios chinos est&aacute;n entre los m&aacute;s bajos de pa&iacute;ses importadores. Representan un tercio de los niveles minoristas prevalentes en la Eurozona y Jap&oacute;n, que aplican fuertes grav&aacute;menes para que se consuma menos.</p>
<p>Las posibilidades chinas de autosuficiencia se frustran porque las reservas conocidas son exiguas en relaci&oacute;n con la demanda y no podr&aacute;n aguantar m&aacute;s de unos veinte a&ntilde;os. Exactamente lo que les ocurre a varios grandes exportadores tradicionales. Si bien en los a&ntilde;os 70 y 80 Beijing era exportador neto, para 1993 era importador neto. La Agencia Internacional de Energ&iacute;a y Combustibles cree que, hacia 2030, las importaciones chinas igualar&aacute;n las norteamericanas de 2008.</p>
<p>Esa creciente dependencia induce a los chinos a interesarse en lugares como Kazajst&aacute;n, Rusia, Venezuela, Sud&aacute;n, &Aacute;frica occidental, Saudiarabia, Canad&aacute; o, aun antes de los hallazgos actuales, Brasil. No obstante, 58% de sus compras todav&iacute;a provienen del golfo P&eacute;rsico. Esto es una pesadilla para el Pent&aacute;gono, el gobierno federal saliente y sus aliados ultraconservadores, inclusive en el congreso. Aunque los chinos quisieran mantener buen clima con Estados Unidos, Beijing cree que Washington insistir&aacute; en controlar el petr&oacute;leo del golfo y sus alrededores. Como lo hac&iacute;a Gran Breta&ntilde;a hasta la II guerra mundial. Por ende, esta pol&iacute;tica constituye &ndash;no sin fundamentos- una amenaza para China.</p>
<p>La tendencia a v&iacute;nculos estrat&eacute;gicos con pa&iacute;ses que EE.UU. considera hostiles provoca sobreactuaciones a este lado del Pac&iacute;fico. En particular, el vicepresidente Richard Cheney &ndash;cerebro geopol&iacute;tico de Bush- ve con inquietud la venta de armamento y el apoyo el &ldquo;empleo dual&rdquo; (civil, b&eacute;lico) de tecnolog&iacute;a nuclear por parte de Iran u otros socios de Beijing.</p>
<p>En verdad, China es el m&aacute;ximo importador de hidrocarburos iran&iacute;es y ha cerrado acuerdos por unos US$ 120.000 millones. Precisamente mientras Washington sigue intentando, en vano, imponer a la UE t&aacute;cticas m&aacute;s duras contra el programa at&oacute;mico persa (sus metas militares parecen tan fantasiosas como el arsenal qu&iacute;mico-nuclear de Saddam Hus&eacute;in, usado como excusa para invadir Irak). En realidad, lo que desvela a Cheney son las ventas de cruceros ofensivos chinos a Tehr&aacute;n, presuntamente para amenazar el tr&aacute;fico petrolero o los barcos de guerra en el golfo. Por supuesto, ese peligro se esfumar&aacute; con la retirada de Bagdad.</p>

<p>Fuera de Levante, las necesidades petroleras chinas podrían afectar lo que los militares estadounidenses creen sus intereses globales de seguridad. Esta recidiva imperial abarca todos los mares que dan a China, Indochina y el archipiélago malayo. Otro motivo de preocupación estratégica es el acceso a los hidrocarburos rusos, aunque éstos los controle Gazprom, el mayor monopolio estatal del género. Como es evidente, la dirigencia moscovita ya no toma en serio las veleidades del Pentágono ni de la Otán. Mucho menos, las idea de Washington sobre sus acuerdos petroleros con China, Japón, etc.</p>
<p>En el hemisferio occidental, China ha suscripto pactos con Brasil, Argentina, Ecuador (ninguno de ellos muy allegado a Geroge W.Bush y su equipo) y Perú. Pero su interés clave reside en Venezuela, cuarto exportador de crudos a EE.UU. y una obsesión del Pentágono (acaba de reinventar la IV flota para patrullar Sudamérica y el Caribe). Washington se muestra preocupado, esencialmente, por una serie de acuerdos chinovenezolanos para explorar, explotar y refinar hidrocarburos.</p>
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